Boleto de ida
Día 1 - 2800 millas nauticas
Normalmente cuando al gente viaja en avión tiene pasajes de ida y vuelta. Supone que uno volverá. En este caso no fue así... a mi sólo me compraron el pasaje de ida y tiene mucho que ver con el caracter de mi viaje. Mi despedida karaokeada se alargó tanto así que llegué a mi casa a las 5 y no tenía sentido dormir así que webee un poco y me duché. Tomé todas las cosas y subí al auto con mi mamá, Seb y Benjamín. En medio de la costanera norte digo... mmm, creo que se me queda algo: ¡KEVIN! Todos se cagaron de la risa. Al rato llegamos al aeropuerto y mientras hago la fila me doy cuenta que si me falta algo... se me quedó el traje formal que me insistieron tenía que llevar. ¡Mierda! Pero mi vieja dijoq ue me lo mandaba por Chileexpress y como yo sab{ia que ten{ian servicio overnight no me urgí de más. Estuve un rato ante la puerta de entrada mientras mi mamá me abrazaba. Hace mucho tiempo que no la abrazaba. Nunca la hab{ia abrazado as{i y me dio pena, mucha pena. Después de un par de minutos dije... mejor me voy, mientras lloraba. Crucé la puerta y al par de pasos sentí una sensación de tristeza infinita, desolación. Por primera vez en mi vida sentí que estaba solo. Es lo que quería, lo busqué, pero sentirlo me asustó mucho. Bueno... parece que eso es crecer. Solo dependía de mi. Al subirme el avi{on me dio un poco de susto (le tengo terror a los aviones) pero mientras el vuelo subía no me molestó, de hecho me entretuvo. Parece que yo no me parece inconcebible que los aviones no se caigan como me pasaba hace un par de años.
Cuando el avión bajaba me emocioné. La desesperanza del desierto congelado me cautivo. Era tal como lo imaginaba, pero real. Ve{ia agua, agua, más agua. El avión se bamboleaba de lado a lado, mis o{idos estaban a punto de reventar hasta que en una sensación orgásmica tocó tierra. Todo empezaba. Salí rápido del aeropuerto a sentir el aire magallánico. Un viento tremendo que acarreaba algo de lluvia que me hizo sentir completamente vivo. Empecé a llamar gente y una amiga me dijo: "oye... siento el viento" y le puse el auricular al aire para que este hablara. Al rato me llam{o mi mamá con malas noticias. El traje solo podía llegar a Pto. Natales hasta el otro miércoles. y yo me zarpo el sábado. ¡maldición! El bus me´pasó a buscar mientras dilucidaba los escenarios de como solucionar el problema. Podía irme a Pta Arenas y comprar el traje o llegar y decirle al capitán de mi problema. Pero ambos denotaban el fallo, ya que iba a reconocer mi pelotudez. Me la jugué por la tercera opci{on. Ver si pod{ia conseguir algo en Pto Natales mismo. Mal que mal tiene 20.000 habitantes, habrá alghuna tienda de ropa formal. Dormité algo en el trayecto. Me recordó Atacama. Aun cuando tan lejanas, sentí una fuerza parecida en cuanto a al inmensidad. Los colores son distintos, pero la sensación de pequeñez ante la nada fue la misma. Cuando llegué a Puerto Natales se desató un temporal. A mi me gusta el frío y creo sr bastante resistente, pero me di cuenta que esto era en serio. Caminé un par de cuadras y me topé con una tienda. Era algo así como una paquetería pero que también vendían ropa. Me probé algo y, dado la emergencia, lo compré. No sé que le parecerá al capitán. Posteriormente me junté con mi compañero. Deja las cosas en nuestro camarote (que es muy chico, pero al menos tiene ventana... será extraño vivir hacinado por los próximos 8 meses... de ahí les mando fotos, pero lo bueno es que tiene ventana) y continue el adoctrinamiento en torno al funcionamiento del barco. Mañana conozco al capitán y llegan pasajeros. Aunque el zarpe será el sábado.
¡Nos vemos!
3 Comments:
Suerte compañero, y aguante con los cuadros y las placas dentales. Digo para que pase el frío.
Un abrazo
Emmanuel Ganora B.
este, genial que no se cayera tu avión.
jijiji. ahora digamos que parte la aventura.
ojalá puedas ver cielos hermosos por allá.
y que el viento y el frío como dices te golpeen la cara.
no todos pueden decir eso.
abrazos de algo más al norte nuevo patagón!
hey, y disfruta de la "inmensidad".
galleta que volvió del campo a la ciudá.
De repente si te devuelves la cosa se pone más interesante.
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