Milicos
Día 17 - 4132 millas náuticas
Ayer me curé por primera vez desde que estoy en tierras magallánicas. Hubo un asado de camadarería que organizó el capitán para la tripulación, funcionarios, empleados e invitados. Rápidamente fui hacia los pisco sours y me puse a conversar con los camareros. Ellos son lso cabros más jóvenes del barco y quiero hacerme amigos de ellos, ya que con la gente que se junta mi compañero (y por lo tanto yo me junto con ellos) son re' buena onda, pero empiezan a ranciar pronto. Justo en la tarde yo estaba haciendo nada en la oficina y entró la señora del capitán pidiendo que le tradujera el manual de la aspiradora que recién habían comprado en Punta Arenas a los cabros. A medida que daba una instrucción la vieja me interrumpía y los puteaba. Pero de un modo muy terrible. Daba toda la impresión que para ellos no eran seres humanos sino que sirvientes. Yo sólo miraba con odio a la vieja y trataba de empatizar con los pobres cabros. Tampoco dije nada... después de todo también estoy aquí por la plata.
Me puse a conversar con los cabros y cuando me preguntaron que hacía antes y les conté que era periodista como que me empezaron a mirar hacia arriba. Me dio mucha lata. Me preguntaban cosas de la carrera mirándome como que yo había hecho algo que ellos jamás soñaron con realizar. No supe como reaccionar... tratando de decirles de algún modo no verbal... cabros, eso no es nada... No aprendí nada realmente importante en clases. Preguntándoles por la pega decían que era difícil tener a los dueños de la empresa como jefes. Me decía, por último tu hacís tu pega y nadie te huevea... y después de la puteada de la que fui testigo me di cuenta que me huevean muy poco.
En el asado pusieron un par de botellas de vino y me serví abundantemente. Cuando se vaciaron aparecieron más y así sucesivamente. Al terminar la cena vi que iban saliendo los cabros y salí para ver si iban a Natales a carretear. Me dijeron que no, que se iban a las cabinas. Ahí me di cuenta que estaba muy arriba de la pelota y preferí quedarme dormido. Cosa que hice inmediatamente.
Cuando no hay pasajeros el barco funciona a medias. Partiendo porque no hay calefacción y a veces no hay agua caliente. Bueno... ayer había pasado eso y no me bañé. Dos días sin bañarme sería mucho. Rogué para que saliera agua caliente, pero nada. Hubo que aperrar no más. Una cosa es bañarse con agua fría en el verano, pero otra muy distinta es hacerla en Puerto Natales. Fue un acto valiente. El resto de la mañana no hice mucho (tuve que hacer como que trabajaba) elegí las mejores tomas para guardarlas y ordené mi carpeta con música. No sé si se ha notado en mis escritos, pero ando muy mamón. Cuando habló con alguien en Santiago o me llegan mails emotivos se me humedecen los ojos. Debe ser la distancia. El asunto es que hay una canción de Ozzy Osbourne que se llama Mamma I'm coming home, que es una balada muy mamona. Bueno... tuve que pararla porque pensé: "I'm not coming home, yet".
De repente me llamaron de la oficina para preguntarme datos. Entre ellos a que AFP estaba afiliado... a ninguna!!!! Así que el lunes tendré que resolver eso. Encuentro tan extraño eso... mi jubilación sería en 40 años más y sinceramente no sé si quiero llegar a esa edad.
En la tarde salí a Puerto Natales. En realidad vagué. Caminé saqué fotos y cuando llegué al centro me di cuenta que estaba lleno de milicos que estaban en su día de franco. Ellos también vagaban buscando hacer algo y llenaban los cybercafés tratando de contactarse con su gente. Me sentí como uno de ellos. Era uno de ellos.
Después de comprar unas cosas y vitrinear buscando un polerón de polar (¿¿¿oy muy cagado o 18 lucas es mucho por esa prenda???) volví al barco dormí algo así como una siesta y vi el Viaje de Chihiro. ES espectacular, no alcancé a terminarla, pero me pareció alucinante. Me sentí un poco identificada con la niñita que tiene que aprender a vivir en un mundo desconocido a la que le cambian el nombre porque si le quitaban el nombre se apropiaban de su persona. La niña tenía miedo de no volver a su mundo. En realidad yo no tengo ese miedo. Yo tengo el miedo de volver y que mi mundo ya no exista.
Después de eso salí y me encontré con un grupo de compañeros esperando taxi. Iban a ver un partido a Natales y después iban a carretear a un lugar que se llama los Canallas. Uno de ellos me recomendó. Lleva condones, es tirar y abrazarse. Mmmm, me pareció interesante su consejo. Obviamente los llevo porque cuando me venía tuve una reflexión muy importante. Voy a juntar plata para armar una productora, no para pagar una pensión alimenticia.
Ayer me curé por primera vez desde que estoy en tierras magallánicas. Hubo un asado de camadarería que organizó el capitán para la tripulación, funcionarios, empleados e invitados. Rápidamente fui hacia los pisco sours y me puse a conversar con los camareros. Ellos son lso cabros más jóvenes del barco y quiero hacerme amigos de ellos, ya que con la gente que se junta mi compañero (y por lo tanto yo me junto con ellos) son re' buena onda, pero empiezan a ranciar pronto. Justo en la tarde yo estaba haciendo nada en la oficina y entró la señora del capitán pidiendo que le tradujera el manual de la aspiradora que recién habían comprado en Punta Arenas a los cabros. A medida que daba una instrucción la vieja me interrumpía y los puteaba. Pero de un modo muy terrible. Daba toda la impresión que para ellos no eran seres humanos sino que sirvientes. Yo sólo miraba con odio a la vieja y trataba de empatizar con los pobres cabros. Tampoco dije nada... después de todo también estoy aquí por la plata.
Me puse a conversar con los cabros y cuando me preguntaron que hacía antes y les conté que era periodista como que me empezaron a mirar hacia arriba. Me dio mucha lata. Me preguntaban cosas de la carrera mirándome como que yo había hecho algo que ellos jamás soñaron con realizar. No supe como reaccionar... tratando de decirles de algún modo no verbal... cabros, eso no es nada... No aprendí nada realmente importante en clases. Preguntándoles por la pega decían que era difícil tener a los dueños de la empresa como jefes. Me decía, por último tu hacís tu pega y nadie te huevea... y después de la puteada de la que fui testigo me di cuenta que me huevean muy poco.
En el asado pusieron un par de botellas de vino y me serví abundantemente. Cuando se vaciaron aparecieron más y así sucesivamente. Al terminar la cena vi que iban saliendo los cabros y salí para ver si iban a Natales a carretear. Me dijeron que no, que se iban a las cabinas. Ahí me di cuenta que estaba muy arriba de la pelota y preferí quedarme dormido. Cosa que hice inmediatamente.
Cuando no hay pasajeros el barco funciona a medias. Partiendo porque no hay calefacción y a veces no hay agua caliente. Bueno... ayer había pasado eso y no me bañé. Dos días sin bañarme sería mucho. Rogué para que saliera agua caliente, pero nada. Hubo que aperrar no más. Una cosa es bañarse con agua fría en el verano, pero otra muy distinta es hacerla en Puerto Natales. Fue un acto valiente. El resto de la mañana no hice mucho (tuve que hacer como que trabajaba) elegí las mejores tomas para guardarlas y ordené mi carpeta con música. No sé si se ha notado en mis escritos, pero ando muy mamón. Cuando habló con alguien en Santiago o me llegan mails emotivos se me humedecen los ojos. Debe ser la distancia. El asunto es que hay una canción de Ozzy Osbourne que se llama Mamma I'm coming home, que es una balada muy mamona. Bueno... tuve que pararla porque pensé: "I'm not coming home, yet".
De repente me llamaron de la oficina para preguntarme datos. Entre ellos a que AFP estaba afiliado... a ninguna!!!! Así que el lunes tendré que resolver eso. Encuentro tan extraño eso... mi jubilación sería en 40 años más y sinceramente no sé si quiero llegar a esa edad.
En la tarde salí a Puerto Natales. En realidad vagué. Caminé saqué fotos y cuando llegué al centro me di cuenta que estaba lleno de milicos que estaban en su día de franco. Ellos también vagaban buscando hacer algo y llenaban los cybercafés tratando de contactarse con su gente. Me sentí como uno de ellos. Era uno de ellos.
Después de comprar unas cosas y vitrinear buscando un polerón de polar (¿¿¿oy muy cagado o 18 lucas es mucho por esa prenda???) volví al barco dormí algo así como una siesta y vi el Viaje de Chihiro. ES espectacular, no alcancé a terminarla, pero me pareció alucinante. Me sentí un poco identificada con la niñita que tiene que aprender a vivir en un mundo desconocido a la que le cambian el nombre porque si le quitaban el nombre se apropiaban de su persona. La niña tenía miedo de no volver a su mundo. En realidad yo no tengo ese miedo. Yo tengo el miedo de volver y que mi mundo ya no exista.
Después de eso salí y me encontré con un grupo de compañeros esperando taxi. Iban a ver un partido a Natales y después iban a carretear a un lugar que se llama los Canallas. Uno de ellos me recomendó. Lleva condones, es tirar y abrazarse. Mmmm, me pareció interesante su consejo. Obviamente los llevo porque cuando me venía tuve una reflexión muy importante. Voy a juntar plata para armar una productora, no para pagar una pensión alimenticia.
2 Comments:
El Viaje de Chihiro me encanta, es un muy bella película, y me dio harto en qué pensar eso del nombre...
No creo que el mundo al que regreses más adelante no exista, sólo quizás habrá cambiado, pero tú tb habrás cambiado. Quizás pase algo distinto, te encuentres con que el mundo que dejaste está igual, pero que como tú has cambiado no lo puedes ver con los mismos ojos. Y está bien. Tpdas las experiencias que vivimos nos hacen crecer, sólo que quizás a ti te toque un poco más rápido esta vez. Aunque no lo creas, no es tan terrible.
Ah, y creo que 18 lucas iguale s harto para un polerón... =P
Abrazos
sabía que era mucha plata... jajjaja, gracias!
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