Periodismo Darwiniano
7592 millas náuticas
Prólogo
Hace algunas semanas el capitán leyó un libro de Darwin (bueno… al menos parte de el, sospecho que sólo el marco teórico) y despotricó contra el naturalista diciendo que era un copión, que no había investigado nada y todas sus ideas las había robado de profesores que habían estudiado antes que él. Desde entonces en el barco hablamos del chanta de Darwin y, progresivamente, eso se ha convertido en un adjetivo; así esta semana se habló del periodismo darviniano.
Prefacio
Cuando me preguntan que estudie solía contestar periodismo, usualmente me contrapreguntaban ¿te titulaste? Y al decir que di me comentaban: “ahhhh, eres periodista” y yo les decía que sólo tenía el título, pero que yo no era periodista, ya que ese oficio no era lo que me definía como persona y bla, bla, bla. Con el pasar de las semanas me dio lata repetir mi información y empecé a decir soy periodista. Bueno, después de pasar una semana con 10 periodistas a bordo volveré a dar la explicación larga.
Día 51 – séptimo viaje
Este viaje tiene la particularidad que han invitado a los canales de televisión. Supongo que para hacer esas notas de verano cuando ya son las 21.20 y no quedan más noticias y para rellenar ponen las destinos para las vacaciones. Pensé que por un lado iba a ser entretenido tener que lidiar con mis “colegas” (bien entre comillas), pero por otra parte iba ser jodido al tener que estar peleando con otras cuatro cámaras por las mismas tomas, pero para mi sorpresa sólo TVN trajo cámara. Sospecho que el resto pretende que yo le pase las imágenes, al menso eso es lo que los periodistas han sondeado. Ocluso el de Mega preguntó si había micrófono para así poder hacer una entrevista al capitán, ya que venía con el loco para acoplarlo al mic.
En la cueva del Milodón mi compañero estaba muy apestado. Los periodistas iban cada uno por su lado y nadie lo pescaba como guía. Le dije que se relajara que así eran los periodistas, está en su idiosincrasia y me acordé de una anécdota de una ayudantía haya por marzo de este año. Era viernes y cerca de las 6:30 de la tarde. Afuera hacía un lindo sol, por lo que me sorprendió tener quórum dado que daban ganas de ir a carretear a los pastos. Yo estaba embalándome cuando por las filas de atrás una alumna levanta la mano y empieza a hacer una acotación. Me fijo que tiene una lata roja en la mano. “Ahhh, está tomando Coca cola” – pensé. Ella siguió hablando y yo sigo escudriñando la lata hasta que me doy cuenta que tenía un borde dorado. Era una lata de Escudo. En todo caso, me dio gusto que tomarse una chela no fuese excusa para tomarse una chela. Bueno, mi compañero no tiene esa actitud.
El viento fue un factor en las Torres del Paine, que esta vez se vieron por un rato. Ufff, mucho, en un momento me pude echar de espalda con los brazos abiertos y el aire me sostenía. Una de las habilidades que he desarrollado en mi periplo magallánico es la capacidad para dormir en los buses. Abrí el libro de Hobsbawn, un par de páginas y volví a abrir los ojos sólo un poco antes de volver a tener señal de celular. El zarpe también costó mucho, ya que el viento hizo muy difícil desamarrar el bote.
Me acuerdo de un comic de Astérix que se inicia con unas viñetas en un campamento romano en donde los legionarios están con la barba crecida, tomando vino y apostando, cuando un centinela llega gritando: “¡El relevo, el relevo!” El centurión nuevo se encontraba espantado ante el relajo moral de las tropas y decía que su objetivo era conquistar la pequeña e invencible aldea gala. La siguiente viñeta dice en la parte superior “dos meses después” y se ve como las tropas adquirieron las mismas costumbres que las que las han venido a relevar. Bueno, en el barco ha pasado un poco lo mismo. Ya nadie está trabajando como lo hacía al principio. Mi compañero es menos amable con la gente, yo estoy automatizando la edición (durante el registro lucho para no hacerlo, pero la tentación es mucha), incluso la cocina ha bajado ostensiblemente la factura de la comida. Que sigue siendo excelente, dado las materias primas con que trabajan. Bueno, resulta que hoy llegó el jefe de Santiago (el tipo que me contrato) y el barco sufrió un pequeño remezón. En cierto modo todos andamos más derechos. Lo bueno es que me trajo mi ropa de trabajo, entre los que se cuentan unos botos muy pulentos y unas camisas polo azul marino. Lo cual es excelente, ya que no puedo usar esas en vez de mis camisas pasteles y verme un tanto menos ñoño. Lo otro bueno de que me trajeran estas cosas es que si invirtieron su resto de plata en mi es poco probable que me echen antes del final de la temporada. Lo otro que fue bueno es que me comentó que había conversado con al tripulación y todos habían hablado bien de mi y que el jefe estaba contento conmigo… ¡excelente saberlo!.
Dado que el capitán está con los periodistas no cabemos en la mesa y nos fuimos a la mesa de oficiales con mi compañero y Marcelo. Ellos nos hueveban: primera vez que hay minas ricas (una periodista y la doctorcita) y los echan de la mesa…
Día 52
Lo que pasó hoy fue increíble. Por favor si alguien tiene contacto con mi señora madre no le comente ni una línea de lo escrito aquí. El día comenzó al llegar al glaciar Amalia, estaba haciendo unas tomas locas cuando “El Gran Hermano” (el sistema de comunicación interno del barco es bastante orweliano) dijo: “Esteban presentarse al puente, Esteban presentarse al puente”. Partí para allá y mi compañero me pasa la cámara de fotos para que haga las fotos a la gente que se venden, ya que el iba a bajar con otra a grabar tomas para los canales. Obviamente me piqué; primero porque yo Queroa hacer esa pega y no oficiarlas de “fotógrafo de bautizo”; segundo porque nunca antes se había bajado en el Amalia. La capa de hielo era densa y el bote de la prensa apenas se movía. En momentos se quedaba pegado. Visto desde cualquier punto de vista era un sinsentido bajar ahí en el bote, pero el capitán quería quebrarse con los periodistas y también yo hubiese preferido estar en el bote que en el barco. Se demoró 20 minutos en recorrer 300 metros. Nosotros seguimos el paseo habitual y al rato el capitán los llamó para que volvieran. La barrera de hielo estaba aún más espesa. Avanzaba algunos metros y se quedaba pegado. Era una vista alucinante: todo blanco y un punto naranjo. Yo tenía cada vez más ganas de ser parte de ese punto. Llegó un momento en que fue evidente que el bote no podía avanzar más, así que el capitán acercó el barco a la orilla para tirarle un cabo y arrastrarlo hacia la popa. Esa operación se hizo sin problemas y los periodistas volvieron a salvo. Sin embargo, el barco no se movía. Miro a los marinos y están corriendo de un lado a otro con cara de urgidos. ¿que pasa? Le pregunto a uno. “Estamos varados”. Varados… varados… ¿entiendo bien el término varado? Metido en la tierra… si, eso era, cual ballena errante en una playa. El capitán acercó mucho el barco a la orilla y quedó atrapado, al igual que Shakelton estábamos en medio del hielo sin poder movernos. “No le digas nada a los pasajeros” fue la orden generalizada.
Yo encontré la situación muy graciosa, o mejor dicho, no me lo creía. ¿cómo podíamos haber varado? Temí que entrara agua al barco, pero por suerte no pasó. Nadie entendía por qué no nos movíamos, pero nadie sospechó la causa. Esto si que es lindo – pensaba un crucero top varado en la Patagonia con periodistas de todos los canales a bordo.
Mientras el barco estaba atrapado y los pasajeros empezaban a preguntar ¿qué onda? empezó a nevar. Ahí empecé a analizar la situación; estábamos a 12 horas de un posible rescate, lo que es para nada dramático, a menos que al bote le hubiera entrado agua y tuviéramos que irnos en las balsas. En ese caso nos cagaríamos de frío. El asunto es que era bastante improbable que muriera y la indemnización habría permitido negociar un sueldo hasta fin de temporada y un pasaje de vuelta a Santiago. Nunca me asusté; al contrario lo veía como una posibilidad.
Se podía sentir como el motor insistía en el marcha atrás, pero no pasaba nada. 45 minutos después nos empezamos a mover. Según me contaron después, salimos sólo a que gracias a Dios, Alá, Buda y el dios hindú con hartos brazos hicieron subir la marea. Sino probablemente todavía estaría en fiordo Asia frente al Glaciar Amalia.
Día 53
Me tienen chatos los periodistas. Me da vergüenza reconocer que soy periodista viendo como trabajan mis colegas de televisión. En la mañana bajamos en el Glaciar Pio XI y en el bote donde usualmente sólo estoy con mi compañero estaba toda la prensa. Aún cuando solo TVN tenía cámara se subieron como 10. Estaba peleando por conseguir una toma limpia cuando todo el resto se sacaba fotos y hueveaba. En eso el tipo del trece sacó un micrófono lo conectó a la cámara de mi compañero y trató de grabar un enlace… uffff, se demoró como 10 tomas y habrán sido como mucho 5 líneas. Me sorprende lo poco que saben de audiovisual y la displicencia que tienen. Asumen que los planos van a estar bien hechos y que está entrando el sonido. De verdad, mis cursos de ayudados están bastante más preparados para hacer notas que estos pelmazos… al menos sospecho que tienen algo de sentido común. Como los tipos iban hueveando e iban en el bote para otro lado, me tiraron en el bote con los pasajeros lo que hizo difícil el asunto, porque además de nuevo tenía que sacar las fotos de bautizo.
Ayer los tipos de Mega me habían preguntado cuando era un buen momento para hacer la entrevista. Le dije que hoy después del paseo porque si el día estaba bonito podíamos hacerlo con el glaciar de fondo. Ellos son una mujer y un viejo, pero rancios, rancios de eso que hablan del periodismo de la escuela antigua y son unos verdaderos darvinianos. Estábamos en el puente y se me acercan y me dicen ¿cuándo podemos hacer la entrevista? Bueno, hablen con el capitán y la hacemos. Se produjo un silencio y me miraban fijo con cara de ¿tenemos que hablar nosotros con él? “Miren, ustedes produzcan la entrevista y me avisan para venir a grabarla yo voy a estar por ahí haciendo tomas.” Ahhh, bueno – contestaron. Shhhh, los hueones barsas, querían poco menos que yo les hiciera la entrevista… que hagan su pega, o al menos algo de su pega. Aunque yo tenía una pregunta muy buena para el capi, pero dado que señoritas leen esta publicación la voy a omitir.
Al llegar el jefe de Santiago todo el sistema se trastocó. Pide que hagamos fotos, que hagamos tomas y eso nos tiene atrasados. Aparte se mete en nuestra oficina a huevear con el laptop. No es que nos diga que hagamos la pega, sino que echa la talla y se pone a ver fotos cuando tratamos de laburar. El ambiente está tenso, quiero que se termine pronto este crucero.
En Puerto Edén mi compañero salió con los periodistas para sacarle cuñas a los kaweskar. Yo de nuevo iba como camarógrafo / fotógrafo de bautizo. Después de un rato me puse a echar la talla con unos cabros chicos que estaban jugando con una perrita. ¿por qué grabas todas las semanas? Me preguntó uno de ellos. Por que me pagan contesté y me dijo “buena respuesta”. Cuando volví en el bote me dio tanta pena, tanta pena haber dicho eso y tanta pena que fuera verdad. Es la primera vez que siento que grabo y hago videos por esa razón. No es que no haya ganado plata antes, pero buscaba otras cosas y el pago era lo secundario. Ahora las otras cosas son las secundarias.
Después de mostrar mi video bajé a la editora a prepararle material de archivo para los canales. Estoy cansado… no quiero más guerra, quiero llegar a tierra pronto. Después los periodistas y la doctora se quedaron haciendo karaoke. Subí un rato después de compilar parte del archivo, ero no tenía ganas de tratar de pasarlo bien o jotearme a alguien. Simplemente me fui a dormir después de un par de canciones. No era mi fiesta.
Día 54
Esta es la primera vez que escribo desde la oficina. Son las 1:05, le estoy pasando el archivo al 13 y a Mega. En la mañana fuimos al Calvo el jefe de Santiago dejó subir a toda la prensa a la proa. Fue una joda grabar dado que estaban preocupados de sacarse fotos y al momento de hacer enlaces se echaban tallas entre ellos… patético. Al final me las arreglé pa’ hacer algo.
La doctora de este viaje es bastante atractiva, voluptuosa. Si bien no es de mi completo gusto no me opondría a que me examinara completamente. De hecho, ayer uno de los camareros tenía mala la rodilla y al llegar ella le dijo: ¿me saco los pantalones?; pero ella dijo “no súbetelos hasta la rodilla no más”. El asunto es que los 2 meses embarcados están causando estragos en la tripulación. Marcelo y mi compañero se dedicaron a analizar los sostenes con los que andaba la doctora durante el karaoke. Marcelo preguntó que enfermedad se podía tener para cuando la doctora lo examinara pegarle unos agarrones locos y culpar a la incapacidad para controlar las extremidades. “Enfermo de caliente” – contestamos casi al unísono.
Después de editar vino la exhibición del video, cuando bajo veo que está mi compañero grabando la entrevista de Mega al capitán. Al rato la cámara que está usando se queda sin batería. Ahí se enteran que estaban grabando en otra cinta a la que me habían pasado. Instalamos la otra cámara y el “periodista” se me acerca y dice “¿se verá bien con esta luz?” a lo que yo apestado le hago el gesto a que miré en la pantalla. Ahhh… parece que no está muy buena la luz, contestaba el periodista jurásico que iluminaba al capitán con una ampolleta. Al final dejó la entrevista para mañana. Arriba fui a conversar con el tipo del 13 para ver que archivo necesitaba, ya que habíamos quedado de verlo en la noche. Me lo encuentro piscola en mano hueveando de lo lindo. Le digo que revisemos el material y me dice: “Me fumo un cigarro y voy”. Yo persiguiéndolo para que haga su pega. Me da vergüenza ser periodista, al menos con estos colegas. Es que no pueden ser tan chantas y, sin embargo, lo son. Los tipos de Mega me habían pedido que les hiciera una grabación nocturna desde el puente de mando. Sin embargo, al subir me di cuenta que navegan completamente oscuro, sin ninguna luz en la cabina, ya que es la forma de poder ver los contornos de los canales y los detalles. Me quedé un buen rato pegado, ya que no se podía grabar, es impresionante como el iris se empieza a acostumbrar y al rato podías ver detalles en el negro. Marcelo tenía turno y para no quedarse dormido tenía puesto sound a todo chancho. Era increíble, los 10 minutos ahí me arreglaron el día.
Día 55
2:12 am. Estoy en la editora. Hace rato que terminé de hacer el DVD, ahora estoy haciéndole la pega a los periodistas que bailan de lo lindo en el comedor. De repente miró por la ventana hacia allá y los veo entero enfiestados. La mañana fue nula porque llovía y no bajamos al glaciar. Deambulé por ahí hasta que me tomo con los de Mega que quieren hacer la entrevista al capitán. Fue horrible, pornográfico… en serio, en mi experiencia audiovisual es la primera vez que grabo un video porno, ya que fue una succionada de pene de 20 minutos. Son tan pasteles los de Mega que uno de las preguntas fue ¿Qué mensaje le da a la juventud? Dios mío, que vergüenza ser periodista. Después vino Chilevisión, fue parecido nada más incisivo. Lo divertido es que al capitán le dio el laguismo y empezó a hablarle a los políticos y apuntarles con el dedo a la cámara. Me costó aguantarme la risa.
El problema de no salir en la mañana es que como el capitán quería cartelearse de todas maneras con la prensa dijo que bajáramos en la mañana. La lluvia no había amainado entonces tuve que pelear contra las gotas en el lente… pero bueno, estaba de lo más bonito. Ahora si que los horarios estaban trastocados, siempre bajamos en la mañana y la tarde me queda libre para editar, hoy eso no era así y, además, me faltaban unos largos renders. En medio de la edición llega el loco del 13 a decirme que quería la entrevista que le había hecho al capitán para ver como sonaba. Para nuestra sorpresa no sonaba. Nada de nada. No entró el audio… increíble, un hueón que se dice profesional que le pasa eso. Así partió a hacer la entrevista de nuevo. Además, pasándole las cintas después me fije que en una entrevista que hizo a un kaweskar tiene el micrófono re lejos del entrevistado y apenas se escucha, pero el conversaba con el micrófono apuntando a cualquier parte con una displicencia pasmosa. Ya con mi compañero estábamos apestadísimos, sólo esperábamos que terminara el crucero.
De ahí a disfrazarme y la cena formal, después a seleccionar el archivo a los canales. Lo divertido es que nadie se preocupó de que material le puse, por lo que hice una discriminación. Al del mega que era el más chanta y el canal que menos me gusta le tire puros planos generales, nada filete. Al 13 le puse unas tomas lindas de Puerto Edén y el resto normal. A Chilevisión no le puse nada especial, pero a TVN, que era donde el tipo más trabajo, le tiré el filete. El día que el fiordo Calvo estaba con sol, además es el noticiario que más se ve. Porque en el momento que más apestado estaba hice la siguiente reflexión: pensé en una persona viendo las noticias apestada del mundo, cargando con sus dramas que de repente ve unas imágenes lindas y por un par de minutos verán suspendidos sus dramas existenciales maravillados por los paisajes. Si yo ayude que eso le pasara a algunas personas, me siento completamente recompensado.
Epílogo
Se supone que la nota del 13 sale el viernes o el lunes, Chilevisión en diciembre.
Prólogo
Hace algunas semanas el capitán leyó un libro de Darwin (bueno… al menos parte de el, sospecho que sólo el marco teórico) y despotricó contra el naturalista diciendo que era un copión, que no había investigado nada y todas sus ideas las había robado de profesores que habían estudiado antes que él. Desde entonces en el barco hablamos del chanta de Darwin y, progresivamente, eso se ha convertido en un adjetivo; así esta semana se habló del periodismo darviniano.
Prefacio
Cuando me preguntan que estudie solía contestar periodismo, usualmente me contrapreguntaban ¿te titulaste? Y al decir que di me comentaban: “ahhhh, eres periodista” y yo les decía que sólo tenía el título, pero que yo no era periodista, ya que ese oficio no era lo que me definía como persona y bla, bla, bla. Con el pasar de las semanas me dio lata repetir mi información y empecé a decir soy periodista. Bueno, después de pasar una semana con 10 periodistas a bordo volveré a dar la explicación larga.
Día 51 – séptimo viaje
Este viaje tiene la particularidad que han invitado a los canales de televisión. Supongo que para hacer esas notas de verano cuando ya son las 21.20 y no quedan más noticias y para rellenar ponen las destinos para las vacaciones. Pensé que por un lado iba a ser entretenido tener que lidiar con mis “colegas” (bien entre comillas), pero por otra parte iba ser jodido al tener que estar peleando con otras cuatro cámaras por las mismas tomas, pero para mi sorpresa sólo TVN trajo cámara. Sospecho que el resto pretende que yo le pase las imágenes, al menso eso es lo que los periodistas han sondeado. Ocluso el de Mega preguntó si había micrófono para así poder hacer una entrevista al capitán, ya que venía con el loco para acoplarlo al mic.
En la cueva del Milodón mi compañero estaba muy apestado. Los periodistas iban cada uno por su lado y nadie lo pescaba como guía. Le dije que se relajara que así eran los periodistas, está en su idiosincrasia y me acordé de una anécdota de una ayudantía haya por marzo de este año. Era viernes y cerca de las 6:30 de la tarde. Afuera hacía un lindo sol, por lo que me sorprendió tener quórum dado que daban ganas de ir a carretear a los pastos. Yo estaba embalándome cuando por las filas de atrás una alumna levanta la mano y empieza a hacer una acotación. Me fijo que tiene una lata roja en la mano. “Ahhh, está tomando Coca cola” – pensé. Ella siguió hablando y yo sigo escudriñando la lata hasta que me doy cuenta que tenía un borde dorado. Era una lata de Escudo. En todo caso, me dio gusto que tomarse una chela no fuese excusa para tomarse una chela. Bueno, mi compañero no tiene esa actitud.
El viento fue un factor en las Torres del Paine, que esta vez se vieron por un rato. Ufff, mucho, en un momento me pude echar de espalda con los brazos abiertos y el aire me sostenía. Una de las habilidades que he desarrollado en mi periplo magallánico es la capacidad para dormir en los buses. Abrí el libro de Hobsbawn, un par de páginas y volví a abrir los ojos sólo un poco antes de volver a tener señal de celular. El zarpe también costó mucho, ya que el viento hizo muy difícil desamarrar el bote.
Me acuerdo de un comic de Astérix que se inicia con unas viñetas en un campamento romano en donde los legionarios están con la barba crecida, tomando vino y apostando, cuando un centinela llega gritando: “¡El relevo, el relevo!” El centurión nuevo se encontraba espantado ante el relajo moral de las tropas y decía que su objetivo era conquistar la pequeña e invencible aldea gala. La siguiente viñeta dice en la parte superior “dos meses después” y se ve como las tropas adquirieron las mismas costumbres que las que las han venido a relevar. Bueno, en el barco ha pasado un poco lo mismo. Ya nadie está trabajando como lo hacía al principio. Mi compañero es menos amable con la gente, yo estoy automatizando la edición (durante el registro lucho para no hacerlo, pero la tentación es mucha), incluso la cocina ha bajado ostensiblemente la factura de la comida. Que sigue siendo excelente, dado las materias primas con que trabajan. Bueno, resulta que hoy llegó el jefe de Santiago (el tipo que me contrato) y el barco sufrió un pequeño remezón. En cierto modo todos andamos más derechos. Lo bueno es que me trajo mi ropa de trabajo, entre los que se cuentan unos botos muy pulentos y unas camisas polo azul marino. Lo cual es excelente, ya que no puedo usar esas en vez de mis camisas pasteles y verme un tanto menos ñoño. Lo otro bueno de que me trajeran estas cosas es que si invirtieron su resto de plata en mi es poco probable que me echen antes del final de la temporada. Lo otro que fue bueno es que me comentó que había conversado con al tripulación y todos habían hablado bien de mi y que el jefe estaba contento conmigo… ¡excelente saberlo!.
Dado que el capitán está con los periodistas no cabemos en la mesa y nos fuimos a la mesa de oficiales con mi compañero y Marcelo. Ellos nos hueveban: primera vez que hay minas ricas (una periodista y la doctorcita) y los echan de la mesa…
Día 52
Lo que pasó hoy fue increíble. Por favor si alguien tiene contacto con mi señora madre no le comente ni una línea de lo escrito aquí. El día comenzó al llegar al glaciar Amalia, estaba haciendo unas tomas locas cuando “El Gran Hermano” (el sistema de comunicación interno del barco es bastante orweliano) dijo: “Esteban presentarse al puente, Esteban presentarse al puente”. Partí para allá y mi compañero me pasa la cámara de fotos para que haga las fotos a la gente que se venden, ya que el iba a bajar con otra a grabar tomas para los canales. Obviamente me piqué; primero porque yo Queroa hacer esa pega y no oficiarlas de “fotógrafo de bautizo”; segundo porque nunca antes se había bajado en el Amalia. La capa de hielo era densa y el bote de la prensa apenas se movía. En momentos se quedaba pegado. Visto desde cualquier punto de vista era un sinsentido bajar ahí en el bote, pero el capitán quería quebrarse con los periodistas y también yo hubiese preferido estar en el bote que en el barco. Se demoró 20 minutos en recorrer 300 metros. Nosotros seguimos el paseo habitual y al rato el capitán los llamó para que volvieran. La barrera de hielo estaba aún más espesa. Avanzaba algunos metros y se quedaba pegado. Era una vista alucinante: todo blanco y un punto naranjo. Yo tenía cada vez más ganas de ser parte de ese punto. Llegó un momento en que fue evidente que el bote no podía avanzar más, así que el capitán acercó el barco a la orilla para tirarle un cabo y arrastrarlo hacia la popa. Esa operación se hizo sin problemas y los periodistas volvieron a salvo. Sin embargo, el barco no se movía. Miro a los marinos y están corriendo de un lado a otro con cara de urgidos. ¿que pasa? Le pregunto a uno. “Estamos varados”. Varados… varados… ¿entiendo bien el término varado? Metido en la tierra… si, eso era, cual ballena errante en una playa. El capitán acercó mucho el barco a la orilla y quedó atrapado, al igual que Shakelton estábamos en medio del hielo sin poder movernos. “No le digas nada a los pasajeros” fue la orden generalizada.
Yo encontré la situación muy graciosa, o mejor dicho, no me lo creía. ¿cómo podíamos haber varado? Temí que entrara agua al barco, pero por suerte no pasó. Nadie entendía por qué no nos movíamos, pero nadie sospechó la causa. Esto si que es lindo – pensaba un crucero top varado en la Patagonia con periodistas de todos los canales a bordo.
Mientras el barco estaba atrapado y los pasajeros empezaban a preguntar ¿qué onda? empezó a nevar. Ahí empecé a analizar la situación; estábamos a 12 horas de un posible rescate, lo que es para nada dramático, a menos que al bote le hubiera entrado agua y tuviéramos que irnos en las balsas. En ese caso nos cagaríamos de frío. El asunto es que era bastante improbable que muriera y la indemnización habría permitido negociar un sueldo hasta fin de temporada y un pasaje de vuelta a Santiago. Nunca me asusté; al contrario lo veía como una posibilidad.
Se podía sentir como el motor insistía en el marcha atrás, pero no pasaba nada. 45 minutos después nos empezamos a mover. Según me contaron después, salimos sólo a que gracias a Dios, Alá, Buda y el dios hindú con hartos brazos hicieron subir la marea. Sino probablemente todavía estaría en fiordo Asia frente al Glaciar Amalia.
Día 53
Me tienen chatos los periodistas. Me da vergüenza reconocer que soy periodista viendo como trabajan mis colegas de televisión. En la mañana bajamos en el Glaciar Pio XI y en el bote donde usualmente sólo estoy con mi compañero estaba toda la prensa. Aún cuando solo TVN tenía cámara se subieron como 10. Estaba peleando por conseguir una toma limpia cuando todo el resto se sacaba fotos y hueveaba. En eso el tipo del trece sacó un micrófono lo conectó a la cámara de mi compañero y trató de grabar un enlace… uffff, se demoró como 10 tomas y habrán sido como mucho 5 líneas. Me sorprende lo poco que saben de audiovisual y la displicencia que tienen. Asumen que los planos van a estar bien hechos y que está entrando el sonido. De verdad, mis cursos de ayudados están bastante más preparados para hacer notas que estos pelmazos… al menos sospecho que tienen algo de sentido común. Como los tipos iban hueveando e iban en el bote para otro lado, me tiraron en el bote con los pasajeros lo que hizo difícil el asunto, porque además de nuevo tenía que sacar las fotos de bautizo.
Ayer los tipos de Mega me habían preguntado cuando era un buen momento para hacer la entrevista. Le dije que hoy después del paseo porque si el día estaba bonito podíamos hacerlo con el glaciar de fondo. Ellos son una mujer y un viejo, pero rancios, rancios de eso que hablan del periodismo de la escuela antigua y son unos verdaderos darvinianos. Estábamos en el puente y se me acercan y me dicen ¿cuándo podemos hacer la entrevista? Bueno, hablen con el capitán y la hacemos. Se produjo un silencio y me miraban fijo con cara de ¿tenemos que hablar nosotros con él? “Miren, ustedes produzcan la entrevista y me avisan para venir a grabarla yo voy a estar por ahí haciendo tomas.” Ahhh, bueno – contestaron. Shhhh, los hueones barsas, querían poco menos que yo les hiciera la entrevista… que hagan su pega, o al menos algo de su pega. Aunque yo tenía una pregunta muy buena para el capi, pero dado que señoritas leen esta publicación la voy a omitir.
Al llegar el jefe de Santiago todo el sistema se trastocó. Pide que hagamos fotos, que hagamos tomas y eso nos tiene atrasados. Aparte se mete en nuestra oficina a huevear con el laptop. No es que nos diga que hagamos la pega, sino que echa la talla y se pone a ver fotos cuando tratamos de laburar. El ambiente está tenso, quiero que se termine pronto este crucero.
En Puerto Edén mi compañero salió con los periodistas para sacarle cuñas a los kaweskar. Yo de nuevo iba como camarógrafo / fotógrafo de bautizo. Después de un rato me puse a echar la talla con unos cabros chicos que estaban jugando con una perrita. ¿por qué grabas todas las semanas? Me preguntó uno de ellos. Por que me pagan contesté y me dijo “buena respuesta”. Cuando volví en el bote me dio tanta pena, tanta pena haber dicho eso y tanta pena que fuera verdad. Es la primera vez que siento que grabo y hago videos por esa razón. No es que no haya ganado plata antes, pero buscaba otras cosas y el pago era lo secundario. Ahora las otras cosas son las secundarias.
Después de mostrar mi video bajé a la editora a prepararle material de archivo para los canales. Estoy cansado… no quiero más guerra, quiero llegar a tierra pronto. Después los periodistas y la doctora se quedaron haciendo karaoke. Subí un rato después de compilar parte del archivo, ero no tenía ganas de tratar de pasarlo bien o jotearme a alguien. Simplemente me fui a dormir después de un par de canciones. No era mi fiesta.
Día 54
Esta es la primera vez que escribo desde la oficina. Son las 1:05, le estoy pasando el archivo al 13 y a Mega. En la mañana fuimos al Calvo el jefe de Santiago dejó subir a toda la prensa a la proa. Fue una joda grabar dado que estaban preocupados de sacarse fotos y al momento de hacer enlaces se echaban tallas entre ellos… patético. Al final me las arreglé pa’ hacer algo.
La doctora de este viaje es bastante atractiva, voluptuosa. Si bien no es de mi completo gusto no me opondría a que me examinara completamente. De hecho, ayer uno de los camareros tenía mala la rodilla y al llegar ella le dijo: ¿me saco los pantalones?; pero ella dijo “no súbetelos hasta la rodilla no más”. El asunto es que los 2 meses embarcados están causando estragos en la tripulación. Marcelo y mi compañero se dedicaron a analizar los sostenes con los que andaba la doctora durante el karaoke. Marcelo preguntó que enfermedad se podía tener para cuando la doctora lo examinara pegarle unos agarrones locos y culpar a la incapacidad para controlar las extremidades. “Enfermo de caliente” – contestamos casi al unísono.
Después de editar vino la exhibición del video, cuando bajo veo que está mi compañero grabando la entrevista de Mega al capitán. Al rato la cámara que está usando se queda sin batería. Ahí se enteran que estaban grabando en otra cinta a la que me habían pasado. Instalamos la otra cámara y el “periodista” se me acerca y dice “¿se verá bien con esta luz?” a lo que yo apestado le hago el gesto a que miré en la pantalla. Ahhh… parece que no está muy buena la luz, contestaba el periodista jurásico que iluminaba al capitán con una ampolleta. Al final dejó la entrevista para mañana. Arriba fui a conversar con el tipo del 13 para ver que archivo necesitaba, ya que habíamos quedado de verlo en la noche. Me lo encuentro piscola en mano hueveando de lo lindo. Le digo que revisemos el material y me dice: “Me fumo un cigarro y voy”. Yo persiguiéndolo para que haga su pega. Me da vergüenza ser periodista, al menos con estos colegas. Es que no pueden ser tan chantas y, sin embargo, lo son. Los tipos de Mega me habían pedido que les hiciera una grabación nocturna desde el puente de mando. Sin embargo, al subir me di cuenta que navegan completamente oscuro, sin ninguna luz en la cabina, ya que es la forma de poder ver los contornos de los canales y los detalles. Me quedé un buen rato pegado, ya que no se podía grabar, es impresionante como el iris se empieza a acostumbrar y al rato podías ver detalles en el negro. Marcelo tenía turno y para no quedarse dormido tenía puesto sound a todo chancho. Era increíble, los 10 minutos ahí me arreglaron el día.
Día 55
2:12 am. Estoy en la editora. Hace rato que terminé de hacer el DVD, ahora estoy haciéndole la pega a los periodistas que bailan de lo lindo en el comedor. De repente miró por la ventana hacia allá y los veo entero enfiestados. La mañana fue nula porque llovía y no bajamos al glaciar. Deambulé por ahí hasta que me tomo con los de Mega que quieren hacer la entrevista al capitán. Fue horrible, pornográfico… en serio, en mi experiencia audiovisual es la primera vez que grabo un video porno, ya que fue una succionada de pene de 20 minutos. Son tan pasteles los de Mega que uno de las preguntas fue ¿Qué mensaje le da a la juventud? Dios mío, que vergüenza ser periodista. Después vino Chilevisión, fue parecido nada más incisivo. Lo divertido es que al capitán le dio el laguismo y empezó a hablarle a los políticos y apuntarles con el dedo a la cámara. Me costó aguantarme la risa.
El problema de no salir en la mañana es que como el capitán quería cartelearse de todas maneras con la prensa dijo que bajáramos en la mañana. La lluvia no había amainado entonces tuve que pelear contra las gotas en el lente… pero bueno, estaba de lo más bonito. Ahora si que los horarios estaban trastocados, siempre bajamos en la mañana y la tarde me queda libre para editar, hoy eso no era así y, además, me faltaban unos largos renders. En medio de la edición llega el loco del 13 a decirme que quería la entrevista que le había hecho al capitán para ver como sonaba. Para nuestra sorpresa no sonaba. Nada de nada. No entró el audio… increíble, un hueón que se dice profesional que le pasa eso. Así partió a hacer la entrevista de nuevo. Además, pasándole las cintas después me fije que en una entrevista que hizo a un kaweskar tiene el micrófono re lejos del entrevistado y apenas se escucha, pero el conversaba con el micrófono apuntando a cualquier parte con una displicencia pasmosa. Ya con mi compañero estábamos apestadísimos, sólo esperábamos que terminara el crucero.
De ahí a disfrazarme y la cena formal, después a seleccionar el archivo a los canales. Lo divertido es que nadie se preocupó de que material le puse, por lo que hice una discriminación. Al del mega que era el más chanta y el canal que menos me gusta le tire puros planos generales, nada filete. Al 13 le puse unas tomas lindas de Puerto Edén y el resto normal. A Chilevisión no le puse nada especial, pero a TVN, que era donde el tipo más trabajo, le tiré el filete. El día que el fiordo Calvo estaba con sol, además es el noticiario que más se ve. Porque en el momento que más apestado estaba hice la siguiente reflexión: pensé en una persona viendo las noticias apestada del mundo, cargando con sus dramas que de repente ve unas imágenes lindas y por un par de minutos verán suspendidos sus dramas existenciales maravillados por los paisajes. Si yo ayude que eso le pasara a algunas personas, me siento completamente recompensado.
Epílogo
Se supone que la nota del 13 sale el viernes o el lunes, Chilevisión en diciembre.
2 Comments:
Joven, no sufra tanto, si no somos todos iguales.
Tanto que alegas y cuando te pedí que me afirmaras el micrófono en mi cabina ni te quejaste...
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