Esteban Gómez, el desertor
Décimo viaje
10098 millas nauticas
Día 71
En la mañana me arranque a la ciudad y fui al correo a mandar un paquete a la gran ciudad, para mi sorpresa me dijeron que había algo para mi (ya me conocen). No era un sobre, sino que una caja. Mi hermano había hablado con los dirigentes de Puente Alto C.D. para que me copiaran los partidos que ellos graban para estudiarlos a DVD. Como el equipo de la Provincia Cordillera había jugado varios partidos de visita no me los tenían, así que tuvo que pasar más de un mes para poder disfrutar de la temporada 2007 de la Dimayor. Fue un verdadero alivio. Estos días están pasando muchas cosas en Santiago en las que yo quería estar y eso me tenía un tanto achacado, pero ver estos partidos fue un verdadero alivio. Primero me ví un VHS de un partido que dieron por UCV entre U de Conce y Ancud. Justo era en la isla, así que llegó Álvaro a sacar la vuelta (el es ancuditano o “comeluche” como se llama peyorativamente a los hinchas de ese equipo) y nos quedamos hablando de básquet un buen rato. Después ordené los dvds y puse el primer partido en orden cronológico. Puente Alto vs Católica. Ver el gimnasio Municipal de Puente Alto me hizo reencontrarme con muchos momentos de felicidad del año pasado. Verlo ese partido me resultaba familiar, perturbadoramente familiar. De repente veo que la cámara hace un paneo y veo un tipo con el pelo corto y un chaleco verde. Era yo. Ese fue el último partido que alcancé a ver de la temporada. Había tenido tarde de mall, me corté el pelo (lo cuál fue muy doloroso, pero se me fue quietando el dolor con el tiempo) y después tomé el metro para Puente. Así que revisé nuevamente los dvds y puse el primer partido en que no estuve. También contra la UC.
Hoy día dieron Rebotes en Fidocs. Era a las 17, pero lo corrieron a las 21. Me arranqué un rato del asado para preguntarle a la Carola como estaban las cosas antes de la función y después llamé para ver como nos había ido. Parece que bien… y yo tan lejos, tan lejos. Al hablar con mi hermano menor Gastón no atinó a darme la información más importante que necesitaba. Estaba este hueón… puta, ¿cómo se llama esté hueón? El dueño de la radio en la teleserie Tic Tac, el novio de Eva Félix, ese hueón estaba viendo tu documental.
De vuelta en el asado esta semana el capitán no tenía invitados, así que se quedó dando jugo con nosotros. Pidió un whiskey y empezó a hablar de su técnica para ganar plata en el casino y como siempre ganaba dos millones, 6 millones que había ido a Las Vegas y con lo que ganó se pagó el hotel y el viaje y que el sabía cuando había que jugar una máquina porque esa daba plata. En un momento de silencio yo abrí mi estúpida bocota y dije: “Capitán, ¿sólo juega tragamonedas?” Se quedó mirándome mientras revolvía con uno de sus cuatro dedos el segundo whiskey de 21 años de la noche. “Me gustaría jugar ruleta, es bonita, pero hay que estudiarla. Hay que saber que números salen más que otros, porque tiene que haber un método para ganar, pero para eso tendría que estudiarlo… ¡Tu! – me dijo. Vamos esta noche al casino, tu me estudias la ruleta y durante el viaje conversamos, la próxima semana me dices que es lo mejor y le juego 500 lucas. Así que vamos y anda anotando los números que salen para ver como hay que jugar y si perdemos… acá hay ocho metros de profundidad”. “Oh my god!” No sabía si reírme o llorar. Esto si que es ridículo. El dueño de la compañía para la que trabajo cree, y no sólo cree, está seguro, que es cosa de estudiar probabilidades para hacerse hueón al casino. Es más, cree que él cada vez que gana en las tragamonedas se está haciendo hueón al casino. Conocí a un ingeniero que había estudiado probabilidades para los juegos y me decía que estudiar los márgenes de ganancia y las probabilidades es muuuuy largo y complejo, pero que está probado que el Casino siempre gana… bueno, eso es obvio y el capitán pretende que yo, que con cueva se leer y escribir, le haga ganar plata. Cuando me hizo la propuesta y yo le pregunté ¿y cómo nos vamos si ganamos? – se quedó callado.
Obviamente partimos para el casino. También calzó a Marcelo, así que fuimos juntos. El capitán y la señora se perdieron en las tragamonedas y nos sentamos frente a una ruleta a anotar los números que salían. Era ridículo, pero había que hacerlo. Después de dos horas de estudio pude establecer que no hay patrones y que la selección de números es completamente aleatoria. Por supuesto que si me pregunta no le puedo dar esa respuesta. Le tendré que inventar, por ejemplo, que si juega entre el 1 y el 12 tienes más posibilidades de ganar… y si va a jugar la próxima semana, más me vale que así sea.
Día 72
Este video estoy motivado. Más que motivado, estoy motivadísimo ya que la comisión que gané con este video irá íntegramente a financiar un carrete… lamentablemente, para mi, un carrete que ocurrirá en Santiago. Como sea, estuve súper activo, tratando de agarrar harta vide natural, respetando el eje de acción, tratando de hacer tomas que me permitieran darle continuidad al asunto. Para mejor, tocó un día súper lindo en que las Torres del Paine se vieron claramente.
Editando entre en conflicto, mientras subía el material me preguntaba ¿por qué me motivó algo de afuera, porque, después de 10 viajes, no soy yo el que se motiva? Luego me puse a pensar ¿para qué es que quiero la plata? Lo cierto es que las razones que tuve cuando acepté la pega ya se me han hecho un tanto difusas. No tengo claro para qué estoy acá. Pienso en armar una productor, pienso en hacer un documental, pienso en irme a vivir solo, pero ¿eso es lo que quiero?, ¿por eso es que estoy sacrificando todas las cosas que están pasando en Santiago? No lo sé… Ciertamente no lo sé.
En la cena el capitán hizo su habitual presentación de la tripulación. Cuando llegó a mi dijo: “Y les presentó al camarógrafo del canal cero, cero, cero Esteban Gómez. ¿Ustedes saben quien era Esteban Gómez (largo silencio)?. Esteban Gómez era el piloto de una de las naves que venía con Hernando de Magallanes, pero luego de pasar el estrecho desertó y volvió a España. Linda, la hueá… tengo nombre de un desertor. Después de la cena tuve que llevarle unas películas al capitán al puente. “¿Así que lo de desertor viene de familia?” Se cagó de la risa – “voy a seguir la tradición y apenas llegué a Puerto Natales me voy a desembarcar”. Se río también, obviamente era una broma. ¿obviamente? Si, obviamente. Creo que entendí porque estoy acá, lo pensé harto en la noche mientras terminaba de editar. La plata es algo colateral y me va a dar oportunidades después, pero lo esencial es sacar mi posgrado en la vida y eso sólo lo conseguiré si aguanto hasta mayo.
Después me puse a ver el partido de Puente contra Católica… ¡que partido! ¡Que partido! Empataron a 65 en el tiempo regular. En el tiempo extra la UC iba ganando, pero Puente metió un par de triples tremendos. Iba ganando por dos y con la posesión de la pelota, pero la perdió quedando 4 segundos. Los cruzados la sacan a Mike Elliot este tira un zapallo que no toca aro, pero le queda al Shaq Díaz a centímetros del aro quien palmotea la pelota sobre la chicharra esta rebota en el aro y caprichosamente no quiere entrar. ¡Puente Alto gana! (ese partido se jugó el 23 de septiembre).
Día 73
Curiosamente el glaciar Amalia estuvo entretenido. Hubo un par de derrumbes y justo fue un bote a sacar hielo para los tragos, lo que dejó perplejo a los gringos. Además, pude agarrar harto audio ambiente, lo que hizo el montaje más entretenido. De hecho, siento que este video está quedando un poco distinto, como que tiene un toque que en algo, quizás evoca ciertas reminiscencias del documental.
En el almuerzo Marcelo se puso a hablar que tiene la idea del próximo verano pedirse unas semanas libres (los otros cargos tienen relevo, yo y mi compañero estamos cagados hasta mayo) en el verano, conseguirse una 4x4 y recorrer la Patagonia durante dos semanas. Una cosa loca, dijo. Mi compañero dijo que hace tiempo que tiene ganas de comprarse una moto. ¿una moto? Mmmm, se me prendió la ampolleta. Con mis ahorros podría hacer una serie documental para la tele. La idea sería la siguiente: con mis ahorros me compro una cámara chica y una moto y recorro Chile hasta que se acabe la plata en la cuenta (ese sería el hilo conductor). En el fondo es para justificar el dármelas de Che Guevara y creo que se puede hacer algo bien entretenido. Hay lugares increíbles a los que podría llegar y muchas aventuras que me esperarían por registrar.
El fomingo me demoré poco en editar. Estaba en la oficina por estar, cuando de repente suena el intercomunicador. Era Marcelo desde el puente: “El capitán necesita hablar contigo”. ¡Conchasumadre! ¿Qué cagá me mandé..? ¡Se viene el callampazo..! Revisé en mi cabeza y no se me ocurrió motivos por los que me podría huevear. Luego reflexioné… ¡Peor! Quiere que le entregue los datos de mi estudio en el casino. Subí al puente pensando en que mentira inventar, cuando llego el capi me pasa un libro y me dice: “Acá está la historia de Esteban Gomes”. Es un texto que narra el viaje de Hernando de Magallanes, cuando leo la parte en cursiva no puede dejar de sorprenderme. “La nao San Antonio no quiso aguardar a la Concepción, pues se proponía huir para volver a España, lo cual hizo su piloto Esteban Gomes por nombre, odiaba sin limies al capitán general, a causa de que, antes que se aparejase nuestra escuadra, había él acudido al emperador en busca que le diese algunas carabelas para descubrir tierras; pero con la aparición del capitán general su majestad no se las dio. La Concepción incapaz de seguirla al partir andaba aguardándola inocentemente de una a otra parte. Ignorando que la San Antonio aprovechando la noche había hecho marcha atrás y recatándose junto a sus compañeros, ganado la boca por desde antes entrara.” Curioso… muy curioso.
En la tarde el Antrim estuvo tranquilo, edité durante la fiesta. Una vez terminado puse Castro versus Puente Alto y llegó gente a verlo. Puente Alto sufrió una vergonzosa derrota en Chiloé. Una vez terminado le seguí dando vueltas a la idea de la moto ¿y qué tal si sigo la Dimayor en moto? Durante la temporada me muevo por el sur y veo los clásicos en Chiloé, Valdivia Osorno y de repente me pego el pique para Conce… no es mala idea, no es para nada mala idea.
Una vez terminada la fiesta tuvimos que hacer una serie de pruebas para conectar el computador al sistema de video, ya que hay demasiados pasajeros para proyectarlo en un solo bar. Me fui a dormir como a las dos de la mañana.
(nota mental: lo de la moto es mala idea)
Día 74
Me desperté y ví que estaba lloviendo. Eso es malo, muy malo. Salí a hacer unas tomas y aparte de los 5 grados un viento frío corría desde el glaciar que helaba los huesos. Como hay tantos pasajeros no alcanzaba a hacer un paseo en bote, por lo que se hicieron dos vueltas. Es decir, en vez de estar 1 hora y media cagado de frío, estuve tres horas. Dejé la parka corporativa y me puse la mía porque es más abrigada y nos fuimos a la aventura. Fuera de tener que limpiar las gotitas, el primer paseo estuvo bien y mis manos todavía estaban de color humano. Al acercarnos al barco el capitán salió del puente y gritó hacia el bote filmador: “¡Desertor!”. Cuando le conté a la Carola de mi asignación al casino el otro día dijo: “¡Que jugoso tu jefe!” y así es no más. Después que me pegara el grito tomé un desprendimiento grandote. Salió el segundo bote, nos quedamos atrás para esperar que pasara frente al barco y después le dije al contra que le pusiera wendy para alcanzarlo. A él no se le ocurre nada mejor que hacerme una bromita. Le pega la acelerada y después lo frena. Trastabillo hacia delante, luego me doy un impulso hacia atrás y cuando ya no puedo mantenerme en pie me tiro con las rodillas adelante y levanto la cámara. Se cagaron de la risa… la bromita, casi me manda al fondo del fiordo Eyre. Entonces se puso a llover aún más fuerte y nos fuimos a esperar un desprendimiento, pero no caía nunca. Estaba 10 minutos grabando y no pasaba nada. Mi compañero me pregunto si me dolían mucho los brazos. “No, con el frío que hace ya los tengo tiesos”. “Y mira como tengo este tieso”. Me cagó.
Después del almuerzo estaba como zombie, me pegué una siesta de 20 minutos, pero a los 13 me desperté de golpe, Había tenido un pesadilla. Estaba en el barco y de repente una pasajera gringa se cae y empieza a vomitar y no hay doctor. Fue perturbador, la realidad me cambio completamente, y ano sueño con Santiago, hace mucho tiempo que no sueño con Santiago.
Al llamar a la cena el capitán dijo que después se iba a mostrar el video de Esteban Gómez, el desertor y en la cena, cuando dijo que lo iban a dar en ambos bares pidió un aplauso para mi. Me lo gané, me lo gané. Después de 74 días me agarró cariño el viejo. Ver mi video proyectado fue un tedio, horrible. Luego le comenté a Pinda que si quieren torturarme me tienen que amarrar como Alex en la Naranja Mecánica y pasarme todos los videos de la temporada uno detrás de otro. Para el trasnoche tocó Ancud vs Puente Alto, otra vez mi equipo fue derrotado.
Día 75
Hoy lo pasé bien grabando, como hace semanas no me ocurría. El día nuevamente estaba lluvioso. Me quedé dormido y me compañero se ducho primero. No quería nada de nada, sólo dormir. Al salir me di cuenta que hacía frío, mucho frío. Sin embargo las tomas empezaron a salir bien. Me di cuenta que el fiordo Calvo también es muy hermoso con lluvia, se le agregan otros factores que no hay cuando está despejado. En un momento cuando pasábamos por la barrera de hielo bajé del puente del rompehielos a la proa. La proa es un triángulo de tres metros por como 4 metros de largo que es de metal, por lo que es bastante resbaloso con lluvia. Me puse a ver los seteos de la cámara en el visor cuando Marcelo le pega de lleno a un hielo. Doy un par de pasos para un lado, pero no tengo agarre, para el otro tampoco. ¡paf! Rodillas al suelo, dos manos sobre la cámara y esta vez si que me dolió la caída (de hecho, ahora tengo tremendo moretón). Es impresionante como he desarrollado el reflejo condicionado de proteger la cámara. Parece que no soy tan mamón como pienso. Cuando me reincorporo miro hacia el puente y veo que está mi compañero, Marcelo, Mario y el jefe de máquinas cagadísimos de la risa. Al rato subo con cara de resignado para que me hueveen y mi compañero me pregunta ¿te pegaste muy fuerte? El resto lo hueveo “te reíste como dos minutos y recién ahora le venís a preguntar como está.” Después fui a grabar a la gente y un grupo de españoles muy jugosos empezó a gritar “¡Ezteban, Ezteban!”.
En la tarde fuimos al glaciar el Brujo. Estuvo bonito, pero los mismos españoles me tenían chato pidiéndome los grabara. “Things you gotta do for money” me dijo mi compañero cuando notó mi cara de apestado. Una vieja española se me acerco y me pregunto “¿me haz cogido con el glaziar de fondo?”. No, claramente no lo había hecho. Tan desesperado no estoy y si lo hubiera hecho lo recordaría como una de las peores pesadillas de mi vida. Igual aplaudieron harto los coños durante la exhibición de la tarde… a ver si es que compran.
Día 76
Son curiosos los caminos de la vida, como las cosas pasan en el momento que lo hacen y no en otro que parece más lógico o que podría estar planeado. No sé si a ustedes, pero mi vida está llena de paradojas. Escribo esto vestido con un terno que prometí nunca usar iluminado por la pantalla del computador. Afuera suena “Sólo se vive una vez” y la gente baila y celebra. No es mi fiesta, la mía está a miles de kilómetros y es la fiesta que esperaba hace un par de años. Sin embargo, estoy tan, pero tan lejos. Se mezcla una alegra y satisfacción profunda con una nostalgia tremenda.
En la mañana hubo un temporal, por lo que no pudimos bajar al glaciar Bernal. Subí a cubierta a hacer unas tomas y bajé a la oficina por la escalera de servició. Alcancé a bajar un escalón, otro escalón y al tercero mis bototos resbalaron y trastabillé. Con la cámara en mano no era opción tomarme de la baranda, así que me eché pa’ atrás y me fui dando botes escala abajo hasta que llegué al piso. El contramaestre y el jefe de máquinas me miraron asustados. ¿estás bien?- preguntaron. No sabía. En el último escalón sentí como que todo dentro de mi se había movido. Al pararme me di cuenta que no había nada roto, pero que iba a tener un tremendo moretón mañana. “Y no soltó la cámara” – comentó uno. “Díganselo al capitán, a ver si me da un bono” – contesté. Caminé un poco y me sentí muy mareado. Me senté un par de minutos y escuché el llamado que el barco zarpaba: ¡a laburar!. Había tremendo viento y lluvia. Era difícil hacer tomas. Llegó un momento en el que no me sentí bien y me fui a sentar: “Si me pasó algo puede que me den unas semanas de licencia y esté en Santiago para Navidad.” – al pensar eso me empecé a sentir mucho mejor. O sea, todavía me duele el tremendo porrazo, pero no creo que sea más que eso.
Hoy era 29. En mi casa siempre comemos ñoquis los 29. Nada más que antes los hacía yo. Justó tocó el día de la comida italiana. Puse el billete debajo del plato y canté para mis adentro: “Oh ñoqui day, oh ñoqui day.” Pensé en la mesa de mi casa, gritándome con mis hermanos, echando la talla y ahora todo es tan distinto, tan distinto.
En la tarde me demoré poco en editar, pude dormir algo con lo que se me pasó el mareo. Al llegar a las islas Focus me entero que ENTEL tiene señal si es que subía a la cubierta. No tenía idea, así que llamé a mi casa y estaban en la mesa comiendo ñoquis. Hoy era la premiación de Fidocs, yo le tenía poca fe porque íbamos peleando contra documentales grosos. Le mandé un mensaje de texto a la Carola para que me contara qué onda. Bajé a la cena, empezó la fiesta y como a las 11 me arranco a cubierta. En eso veo que tengo 5 llamadas perdidas de la Carola . La llamé inmediatamente: “¡Gómez, sacamos premio!” No lo podía creer, el premio especial del jurado que viene a ser como el segundo lugar. La ministra de cultura nos entregó el premio, Cristian Leighton (uno de mis gurúes) nos felicitó. Yo saltaba ante cada arista de la noticia y miraba las tenues luces de Puerto Natales a 25 millas de distancia. “Mira lo que hicimos Carolita…” Le decía mientras derramaba los primeros lagrimones del viaje. Estaba feliz, había conseguido uno de mis sueños, sin embargo, no estaba ahí para disfrutarlo. Bajé a la oficina con una sonrisa inmensa. Me dio lata contarle a mi compañero, ya que no creí que entendiera que significaba para mi. Me vine acá y me puse a escribir. Mañana lo podré compartir con mi gente. Será por Internet, pero es bueno igual.
Día 77 epílogo
Me quedé tomando Chivas Reagal con algunos cabros, ellos hablaban de la vida en el mar. YO los escuchaba con la mente en otra parte. Cuando me fui me huevearon que estaba copeteado. “Es que estoy celebrando”- les dije. Jamás se enteraron por qué.
Epílogo 2
El capitán jamás mencionó nada sobre la ruleta en el viaje.
10098 millas nauticas
Día 71
En la mañana me arranque a la ciudad y fui al correo a mandar un paquete a la gran ciudad, para mi sorpresa me dijeron que había algo para mi (ya me conocen). No era un sobre, sino que una caja. Mi hermano había hablado con los dirigentes de Puente Alto C.D. para que me copiaran los partidos que ellos graban para estudiarlos a DVD. Como el equipo de la Provincia Cordillera había jugado varios partidos de visita no me los tenían, así que tuvo que pasar más de un mes para poder disfrutar de la temporada 2007 de la Dimayor. Fue un verdadero alivio. Estos días están pasando muchas cosas en Santiago en las que yo quería estar y eso me tenía un tanto achacado, pero ver estos partidos fue un verdadero alivio. Primero me ví un VHS de un partido que dieron por UCV entre U de Conce y Ancud. Justo era en la isla, así que llegó Álvaro a sacar la vuelta (el es ancuditano o “comeluche” como se llama peyorativamente a los hinchas de ese equipo) y nos quedamos hablando de básquet un buen rato. Después ordené los dvds y puse el primer partido en orden cronológico. Puente Alto vs Católica. Ver el gimnasio Municipal de Puente Alto me hizo reencontrarme con muchos momentos de felicidad del año pasado. Verlo ese partido me resultaba familiar, perturbadoramente familiar. De repente veo que la cámara hace un paneo y veo un tipo con el pelo corto y un chaleco verde. Era yo. Ese fue el último partido que alcancé a ver de la temporada. Había tenido tarde de mall, me corté el pelo (lo cuál fue muy doloroso, pero se me fue quietando el dolor con el tiempo) y después tomé el metro para Puente. Así que revisé nuevamente los dvds y puse el primer partido en que no estuve. También contra la UC.
Hoy día dieron Rebotes en Fidocs. Era a las 17, pero lo corrieron a las 21. Me arranqué un rato del asado para preguntarle a la Carola como estaban las cosas antes de la función y después llamé para ver como nos había ido. Parece que bien… y yo tan lejos, tan lejos. Al hablar con mi hermano menor Gastón no atinó a darme la información más importante que necesitaba. Estaba este hueón… puta, ¿cómo se llama esté hueón? El dueño de la radio en la teleserie Tic Tac, el novio de Eva Félix, ese hueón estaba viendo tu documental.
De vuelta en el asado esta semana el capitán no tenía invitados, así que se quedó dando jugo con nosotros. Pidió un whiskey y empezó a hablar de su técnica para ganar plata en el casino y como siempre ganaba dos millones, 6 millones que había ido a Las Vegas y con lo que ganó se pagó el hotel y el viaje y que el sabía cuando había que jugar una máquina porque esa daba plata. En un momento de silencio yo abrí mi estúpida bocota y dije: “Capitán, ¿sólo juega tragamonedas?” Se quedó mirándome mientras revolvía con uno de sus cuatro dedos el segundo whiskey de 21 años de la noche. “Me gustaría jugar ruleta, es bonita, pero hay que estudiarla. Hay que saber que números salen más que otros, porque tiene que haber un método para ganar, pero para eso tendría que estudiarlo… ¡Tu! – me dijo. Vamos esta noche al casino, tu me estudias la ruleta y durante el viaje conversamos, la próxima semana me dices que es lo mejor y le juego 500 lucas. Así que vamos y anda anotando los números que salen para ver como hay que jugar y si perdemos… acá hay ocho metros de profundidad”. “Oh my god!” No sabía si reírme o llorar. Esto si que es ridículo. El dueño de la compañía para la que trabajo cree, y no sólo cree, está seguro, que es cosa de estudiar probabilidades para hacerse hueón al casino. Es más, cree que él cada vez que gana en las tragamonedas se está haciendo hueón al casino. Conocí a un ingeniero que había estudiado probabilidades para los juegos y me decía que estudiar los márgenes de ganancia y las probabilidades es muuuuy largo y complejo, pero que está probado que el Casino siempre gana… bueno, eso es obvio y el capitán pretende que yo, que con cueva se leer y escribir, le haga ganar plata. Cuando me hizo la propuesta y yo le pregunté ¿y cómo nos vamos si ganamos? – se quedó callado.
Obviamente partimos para el casino. También calzó a Marcelo, así que fuimos juntos. El capitán y la señora se perdieron en las tragamonedas y nos sentamos frente a una ruleta a anotar los números que salían. Era ridículo, pero había que hacerlo. Después de dos horas de estudio pude establecer que no hay patrones y que la selección de números es completamente aleatoria. Por supuesto que si me pregunta no le puedo dar esa respuesta. Le tendré que inventar, por ejemplo, que si juega entre el 1 y el 12 tienes más posibilidades de ganar… y si va a jugar la próxima semana, más me vale que así sea.
Día 72
Este video estoy motivado. Más que motivado, estoy motivadísimo ya que la comisión que gané con este video irá íntegramente a financiar un carrete… lamentablemente, para mi, un carrete que ocurrirá en Santiago. Como sea, estuve súper activo, tratando de agarrar harta vide natural, respetando el eje de acción, tratando de hacer tomas que me permitieran darle continuidad al asunto. Para mejor, tocó un día súper lindo en que las Torres del Paine se vieron claramente.
Editando entre en conflicto, mientras subía el material me preguntaba ¿por qué me motivó algo de afuera, porque, después de 10 viajes, no soy yo el que se motiva? Luego me puse a pensar ¿para qué es que quiero la plata? Lo cierto es que las razones que tuve cuando acepté la pega ya se me han hecho un tanto difusas. No tengo claro para qué estoy acá. Pienso en armar una productor, pienso en hacer un documental, pienso en irme a vivir solo, pero ¿eso es lo que quiero?, ¿por eso es que estoy sacrificando todas las cosas que están pasando en Santiago? No lo sé… Ciertamente no lo sé.
En la cena el capitán hizo su habitual presentación de la tripulación. Cuando llegó a mi dijo: “Y les presentó al camarógrafo del canal cero, cero, cero Esteban Gómez. ¿Ustedes saben quien era Esteban Gómez (largo silencio)?. Esteban Gómez era el piloto de una de las naves que venía con Hernando de Magallanes, pero luego de pasar el estrecho desertó y volvió a España. Linda, la hueá… tengo nombre de un desertor. Después de la cena tuve que llevarle unas películas al capitán al puente. “¿Así que lo de desertor viene de familia?” Se cagó de la risa – “voy a seguir la tradición y apenas llegué a Puerto Natales me voy a desembarcar”. Se río también, obviamente era una broma. ¿obviamente? Si, obviamente. Creo que entendí porque estoy acá, lo pensé harto en la noche mientras terminaba de editar. La plata es algo colateral y me va a dar oportunidades después, pero lo esencial es sacar mi posgrado en la vida y eso sólo lo conseguiré si aguanto hasta mayo.
Después me puse a ver el partido de Puente contra Católica… ¡que partido! ¡Que partido! Empataron a 65 en el tiempo regular. En el tiempo extra la UC iba ganando, pero Puente metió un par de triples tremendos. Iba ganando por dos y con la posesión de la pelota, pero la perdió quedando 4 segundos. Los cruzados la sacan a Mike Elliot este tira un zapallo que no toca aro, pero le queda al Shaq Díaz a centímetros del aro quien palmotea la pelota sobre la chicharra esta rebota en el aro y caprichosamente no quiere entrar. ¡Puente Alto gana! (ese partido se jugó el 23 de septiembre).
Día 73
Curiosamente el glaciar Amalia estuvo entretenido. Hubo un par de derrumbes y justo fue un bote a sacar hielo para los tragos, lo que dejó perplejo a los gringos. Además, pude agarrar harto audio ambiente, lo que hizo el montaje más entretenido. De hecho, siento que este video está quedando un poco distinto, como que tiene un toque que en algo, quizás evoca ciertas reminiscencias del documental.
En el almuerzo Marcelo se puso a hablar que tiene la idea del próximo verano pedirse unas semanas libres (los otros cargos tienen relevo, yo y mi compañero estamos cagados hasta mayo) en el verano, conseguirse una 4x4 y recorrer la Patagonia durante dos semanas. Una cosa loca, dijo. Mi compañero dijo que hace tiempo que tiene ganas de comprarse una moto. ¿una moto? Mmmm, se me prendió la ampolleta. Con mis ahorros podría hacer una serie documental para la tele. La idea sería la siguiente: con mis ahorros me compro una cámara chica y una moto y recorro Chile hasta que se acabe la plata en la cuenta (ese sería el hilo conductor). En el fondo es para justificar el dármelas de Che Guevara y creo que se puede hacer algo bien entretenido. Hay lugares increíbles a los que podría llegar y muchas aventuras que me esperarían por registrar.
El fomingo me demoré poco en editar. Estaba en la oficina por estar, cuando de repente suena el intercomunicador. Era Marcelo desde el puente: “El capitán necesita hablar contigo”. ¡Conchasumadre! ¿Qué cagá me mandé..? ¡Se viene el callampazo..! Revisé en mi cabeza y no se me ocurrió motivos por los que me podría huevear. Luego reflexioné… ¡Peor! Quiere que le entregue los datos de mi estudio en el casino. Subí al puente pensando en que mentira inventar, cuando llego el capi me pasa un libro y me dice: “Acá está la historia de Esteban Gomes”. Es un texto que narra el viaje de Hernando de Magallanes, cuando leo la parte en cursiva no puede dejar de sorprenderme. “La nao San Antonio no quiso aguardar a la Concepción, pues se proponía huir para volver a España, lo cual hizo su piloto Esteban Gomes por nombre, odiaba sin limies al capitán general, a causa de que, antes que se aparejase nuestra escuadra, había él acudido al emperador en busca que le diese algunas carabelas para descubrir tierras; pero con la aparición del capitán general su majestad no se las dio. La Concepción incapaz de seguirla al partir andaba aguardándola inocentemente de una a otra parte. Ignorando que la San Antonio aprovechando la noche había hecho marcha atrás y recatándose junto a sus compañeros, ganado la boca por desde antes entrara.” Curioso… muy curioso.
En la tarde el Antrim estuvo tranquilo, edité durante la fiesta. Una vez terminado puse Castro versus Puente Alto y llegó gente a verlo. Puente Alto sufrió una vergonzosa derrota en Chiloé. Una vez terminado le seguí dando vueltas a la idea de la moto ¿y qué tal si sigo la Dimayor en moto? Durante la temporada me muevo por el sur y veo los clásicos en Chiloé, Valdivia Osorno y de repente me pego el pique para Conce… no es mala idea, no es para nada mala idea.
Una vez terminada la fiesta tuvimos que hacer una serie de pruebas para conectar el computador al sistema de video, ya que hay demasiados pasajeros para proyectarlo en un solo bar. Me fui a dormir como a las dos de la mañana.
(nota mental: lo de la moto es mala idea)
Día 74
Me desperté y ví que estaba lloviendo. Eso es malo, muy malo. Salí a hacer unas tomas y aparte de los 5 grados un viento frío corría desde el glaciar que helaba los huesos. Como hay tantos pasajeros no alcanzaba a hacer un paseo en bote, por lo que se hicieron dos vueltas. Es decir, en vez de estar 1 hora y media cagado de frío, estuve tres horas. Dejé la parka corporativa y me puse la mía porque es más abrigada y nos fuimos a la aventura. Fuera de tener que limpiar las gotitas, el primer paseo estuvo bien y mis manos todavía estaban de color humano. Al acercarnos al barco el capitán salió del puente y gritó hacia el bote filmador: “¡Desertor!”. Cuando le conté a la Carola de mi asignación al casino el otro día dijo: “¡Que jugoso tu jefe!” y así es no más. Después que me pegara el grito tomé un desprendimiento grandote. Salió el segundo bote, nos quedamos atrás para esperar que pasara frente al barco y después le dije al contra que le pusiera wendy para alcanzarlo. A él no se le ocurre nada mejor que hacerme una bromita. Le pega la acelerada y después lo frena. Trastabillo hacia delante, luego me doy un impulso hacia atrás y cuando ya no puedo mantenerme en pie me tiro con las rodillas adelante y levanto la cámara. Se cagaron de la risa… la bromita, casi me manda al fondo del fiordo Eyre. Entonces se puso a llover aún más fuerte y nos fuimos a esperar un desprendimiento, pero no caía nunca. Estaba 10 minutos grabando y no pasaba nada. Mi compañero me pregunto si me dolían mucho los brazos. “No, con el frío que hace ya los tengo tiesos”. “Y mira como tengo este tieso”. Me cagó.
Después del almuerzo estaba como zombie, me pegué una siesta de 20 minutos, pero a los 13 me desperté de golpe, Había tenido un pesadilla. Estaba en el barco y de repente una pasajera gringa se cae y empieza a vomitar y no hay doctor. Fue perturbador, la realidad me cambio completamente, y ano sueño con Santiago, hace mucho tiempo que no sueño con Santiago.
Al llamar a la cena el capitán dijo que después se iba a mostrar el video de Esteban Gómez, el desertor y en la cena, cuando dijo que lo iban a dar en ambos bares pidió un aplauso para mi. Me lo gané, me lo gané. Después de 74 días me agarró cariño el viejo. Ver mi video proyectado fue un tedio, horrible. Luego le comenté a Pinda que si quieren torturarme me tienen que amarrar como Alex en la Naranja Mecánica y pasarme todos los videos de la temporada uno detrás de otro. Para el trasnoche tocó Ancud vs Puente Alto, otra vez mi equipo fue derrotado.
Día 75
Hoy lo pasé bien grabando, como hace semanas no me ocurría. El día nuevamente estaba lluvioso. Me quedé dormido y me compañero se ducho primero. No quería nada de nada, sólo dormir. Al salir me di cuenta que hacía frío, mucho frío. Sin embargo las tomas empezaron a salir bien. Me di cuenta que el fiordo Calvo también es muy hermoso con lluvia, se le agregan otros factores que no hay cuando está despejado. En un momento cuando pasábamos por la barrera de hielo bajé del puente del rompehielos a la proa. La proa es un triángulo de tres metros por como 4 metros de largo que es de metal, por lo que es bastante resbaloso con lluvia. Me puse a ver los seteos de la cámara en el visor cuando Marcelo le pega de lleno a un hielo. Doy un par de pasos para un lado, pero no tengo agarre, para el otro tampoco. ¡paf! Rodillas al suelo, dos manos sobre la cámara y esta vez si que me dolió la caída (de hecho, ahora tengo tremendo moretón). Es impresionante como he desarrollado el reflejo condicionado de proteger la cámara. Parece que no soy tan mamón como pienso. Cuando me reincorporo miro hacia el puente y veo que está mi compañero, Marcelo, Mario y el jefe de máquinas cagadísimos de la risa. Al rato subo con cara de resignado para que me hueveen y mi compañero me pregunta ¿te pegaste muy fuerte? El resto lo hueveo “te reíste como dos minutos y recién ahora le venís a preguntar como está.” Después fui a grabar a la gente y un grupo de españoles muy jugosos empezó a gritar “¡Ezteban, Ezteban!”.
En la tarde fuimos al glaciar el Brujo. Estuvo bonito, pero los mismos españoles me tenían chato pidiéndome los grabara. “Things you gotta do for money” me dijo mi compañero cuando notó mi cara de apestado. Una vieja española se me acerco y me pregunto “¿me haz cogido con el glaziar de fondo?”. No, claramente no lo había hecho. Tan desesperado no estoy y si lo hubiera hecho lo recordaría como una de las peores pesadillas de mi vida. Igual aplaudieron harto los coños durante la exhibición de la tarde… a ver si es que compran.
Día 76
Son curiosos los caminos de la vida, como las cosas pasan en el momento que lo hacen y no en otro que parece más lógico o que podría estar planeado. No sé si a ustedes, pero mi vida está llena de paradojas. Escribo esto vestido con un terno que prometí nunca usar iluminado por la pantalla del computador. Afuera suena “Sólo se vive una vez” y la gente baila y celebra. No es mi fiesta, la mía está a miles de kilómetros y es la fiesta que esperaba hace un par de años. Sin embargo, estoy tan, pero tan lejos. Se mezcla una alegra y satisfacción profunda con una nostalgia tremenda.
En la mañana hubo un temporal, por lo que no pudimos bajar al glaciar Bernal. Subí a cubierta a hacer unas tomas y bajé a la oficina por la escalera de servició. Alcancé a bajar un escalón, otro escalón y al tercero mis bototos resbalaron y trastabillé. Con la cámara en mano no era opción tomarme de la baranda, así que me eché pa’ atrás y me fui dando botes escala abajo hasta que llegué al piso. El contramaestre y el jefe de máquinas me miraron asustados. ¿estás bien?- preguntaron. No sabía. En el último escalón sentí como que todo dentro de mi se había movido. Al pararme me di cuenta que no había nada roto, pero que iba a tener un tremendo moretón mañana. “Y no soltó la cámara” – comentó uno. “Díganselo al capitán, a ver si me da un bono” – contesté. Caminé un poco y me sentí muy mareado. Me senté un par de minutos y escuché el llamado que el barco zarpaba: ¡a laburar!. Había tremendo viento y lluvia. Era difícil hacer tomas. Llegó un momento en el que no me sentí bien y me fui a sentar: “Si me pasó algo puede que me den unas semanas de licencia y esté en Santiago para Navidad.” – al pensar eso me empecé a sentir mucho mejor. O sea, todavía me duele el tremendo porrazo, pero no creo que sea más que eso.
Hoy era 29. En mi casa siempre comemos ñoquis los 29. Nada más que antes los hacía yo. Justó tocó el día de la comida italiana. Puse el billete debajo del plato y canté para mis adentro: “Oh ñoqui day, oh ñoqui day.” Pensé en la mesa de mi casa, gritándome con mis hermanos, echando la talla y ahora todo es tan distinto, tan distinto.
En la tarde me demoré poco en editar, pude dormir algo con lo que se me pasó el mareo. Al llegar a las islas Focus me entero que ENTEL tiene señal si es que subía a la cubierta. No tenía idea, así que llamé a mi casa y estaban en la mesa comiendo ñoquis. Hoy era la premiación de Fidocs, yo le tenía poca fe porque íbamos peleando contra documentales grosos. Le mandé un mensaje de texto a la Carola para que me contara qué onda. Bajé a la cena, empezó la fiesta y como a las 11 me arranco a cubierta. En eso veo que tengo 5 llamadas perdidas de la Carola . La llamé inmediatamente: “¡Gómez, sacamos premio!” No lo podía creer, el premio especial del jurado que viene a ser como el segundo lugar. La ministra de cultura nos entregó el premio, Cristian Leighton (uno de mis gurúes) nos felicitó. Yo saltaba ante cada arista de la noticia y miraba las tenues luces de Puerto Natales a 25 millas de distancia. “Mira lo que hicimos Carolita…” Le decía mientras derramaba los primeros lagrimones del viaje. Estaba feliz, había conseguido uno de mis sueños, sin embargo, no estaba ahí para disfrutarlo. Bajé a la oficina con una sonrisa inmensa. Me dio lata contarle a mi compañero, ya que no creí que entendiera que significaba para mi. Me vine acá y me puse a escribir. Mañana lo podré compartir con mi gente. Será por Internet, pero es bueno igual.
Día 77 epílogo
Me quedé tomando Chivas Reagal con algunos cabros, ellos hablaban de la vida en el mar. YO los escuchaba con la mente en otra parte. Cuando me fui me huevearon que estaba copeteado. “Es que estoy celebrando”- les dije. Jamás se enteraron por qué.
Epílogo 2
El capitán jamás mencionó nada sobre la ruleta en el viaje.
2 Comments:
FELICIDADES!!!!!!!!!!!!!
MUCHAS FELICIDADES JOVEN!!!!!
La dura, felicitaciones!!!
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