Thursday, December 07, 2006

Esperando el sol

11er viaje

10870 millas náuticas

Día 78

Hoy empezó la Teletón, quizás eso fue lo principal del día. Hace un par de años me reconcilié con ese magno evento. Si, en muchas dimensiones es un asco y mucha gente lucra de aquello, pero de todos modos se hace algo bueno. Por otro lado, es una de las pocas cosas que une al país. Es decir, que sin importar donde chucha estemos es transversal a casi todos los chilenos. Bueno, yo en un barco anclado a 3 kilómetros de Puerto Natales lo experimenté. Apenas terminó el asado de recepción de los pasajeros me fui al comedor de tripulantes a ver tele. Ahí estuvimos su buen rato echando la talla mientras veíamos al guatón Francisco. En un momento me viré pa’ la popa y llamé a Santiago. Durante la tarde había sido el estreno del documental de la Mari, a esa hora era el asado final del curso de tele. Estaban pasando tantas cosas en mi vida y no estaba tan lejos. Eso pasó varias veces por mi cabeza mientras erraba por el centro caminando más por la necesidad de hacerlo que porque necesitara hacer algo en Puerto Natales. Estaban todos carreteando por allá y me dio una mezcla de alegría y mucha pena. Mixed emotions…

Luego, como ya no había pasajeros merodeando me fui a bar de popa a seguir viendo la Teletón en el plasma. Estaba Álvaro, Aarón y Pablo. Ellos estaban esperando la vedetón, pero como iba a ser tipo cuatro de la mañana yo sólo esperaba hasta que me diera mucho sueño. Tipo 2:30 salió un caso de un marino que tenía un hijo impedido y le pasaron una cámara de video para que contara lo que sentía cuando se embarcaba. El decía: “Llevo cuatro días embarcado y ya se echa de menos la casa”. “Shhh, cuatro días, no más…” - dijimos al unísono. El marino llegaba a Arica y llamaba por teléfono a su hijo y este le decía: “quiero que estés acá papá”. Y Álvaro, con su acento chilote, dijo algo de lo que estoy completamente de acuerdo: “Te caga cuando te dicen eso”. Es lo peor. La otra hueá que me mata es cuando me dicen: “vuelve pronto.” Muchas veces me dan ganas de hacerlo, pero sé que no lo voy a hacer. Como a las 3:30 me dio sueño y me fui a calar a mi cabina.

Día 79

Partí al Paine. No tenía ganas de grabar. Apliqué el piloto automático. Lo único entretenido que pasó es que apareció un zorro en la cueva del Milodón. Hace varias semanas que había aparecido otro, pero este pasó mucho más cerca. Esta reflexión es completamente engreída, así que si todavía me tienen algo de estima sáltense unas cuantas líneas. Bueno, lo que pensaba es: ¿qué chucha estoy haciendo acá haciendo estos videos pelotudos? Acabo de ganar un premio que es importante dentro del medio chilensis. Ese festival es una especie de masters del documental. Llegaron 50 trabajos, probablemente todos los documentales que se han hecho en Chile en el año, de esos quedaron 7 seleccionados y de esos 7 quedamos segundos elegidos por un jurado donde había gente grossa. Cuando decía en hueveo que soy la joven promesa del audiovisual chileno, ahora pienso que no es tan en hueveo y que si hubiera estado en Santiago probablemente podría haber concretado esto en alguna pega, en contactos, en participar en proyectos y, en el fondo, en hacer lo que me gusta. Porque ni siquiera siento que me quedan bien estos videos, ya que no puedo romper la idea de que son pelotudos. Desde que trabajé en mi primer proyecto audiovisual (el 2003) siempre había buscado ese momento, el de ser de cierto modo “descubierto”. Ahora que lo tuve no estaba. ¿valió la pena haberse venido para acá? En resumen: siento que me estoy perdiendo acá.

En el camino de vuelta terminé de leer el libro de Magallanes. La aventura es maravillosa. Aquellos si que eran hombres. Una de las cosas curiosas es que dentro de los 500 hombres que iban en las 5 carabelas embarcaron a Antonio de Pigafetta cuya función era únicamente dejar registro del viaje y así escribió una bitácora día a día que permite saber que es lo que ocurrió en cada momento de la travesía. Motines, traiciones entre la tripulación, traiciones entre los indios, persecuciones por parte de los portugueses. Fue una verdadera epopeya que duró casi tres años. Ahí me dieron ganas de hacer un documental, pero después me puse a pensar que un documental es muy poco para contar la historia, tiene que ser una serie de 12 capítulos que haga nuevamente el viaje recreando que pasó en cada lugar. Es que me parece tan inconcebible para nuestros días toda la aventura (como que la tripulación estuvo 2 meses sin recalar perdidos en el océano pacífico y empezaron a comerciar los ratones, ya que era lo único que quedaba por comer) que es algo que tiene que ser hecho. Además, el haber vivido todo mi vida a una cuadra de Hernando de Magallanes me hace sentir que tengo un vínculo con el navegante portugués. Mientras dormitaba pensaba en el proyecto. Sería lindo, sólo que muy caro. Bueno, tampoco tiene que ser ahora… de hecho, el mejor momento sería para cuando se cumplan 500 años del viaje. Eso sería exactamente el 2019. Queda tiempo todavía.

De vuelta en el barco dejé subiendo las imágenes y me quedé viendo la Teletón. Cuando pasamos por el kirke (tipo 19:30) se fue la señal. El guatón Francisco lloraba que había poca plata, faltaban 5 mil millones ¿se habrá cumplido la meta? Lo sabré recién el jueves.

Para la cena quien designa las mesas se equivocó y puso gringos en la mesa del capitán, eso se trata de evitar, ya que el capi no le pega al inglés. Para mi es entretenido, porque así aprovecho de practicar la lengua de Shakespeare. Es curioso, pero mi personalidad cambia completamente en inglés. Cuando pienso en ese idioma actúo, de forma distinta. De hecho, me di cuenta, por ejemplo, gesticulo mucho más. Una pareja de gringos era de Chicago. Les dije “Ahhh, the windy city” (la ciudad de los vientos). Ella me preguntó si había vivido algún tiempo en Estados Unidos, le dije que no, pero que solía ver E.R.

Día 80

Me desperté sin ganas de nada en el Amalia. Estaba lloviendo y objetiva y subjetivamente no daban ganas de hacer nada. Tome la decisión de hacer el viaje pajero, es decir, preocuparme de hacer el mínimo es esfuerzo necesario para que el video quedara bien. Tampoco iba a dejar la pega de lado, pero no me iba a esfozar de más. Así podía mantener el ki (energía) para toda la temporada. Así que después de ver el glaciar no me fui a editar, sino que me eché en mi cabina a leer. Estaba de lo mejor leyendo las últimas páginas de Hobsbawn cuando escucho que hay un llamado del capitán que no pude entender porque el parlante de mi cabina está malo. A los segundos me llama mi compañero y me dice: “Sale a grabar porque vamos a pasar por una roca donde hay 6 lobos marinos”. Me puse los zapatos y fui a buscar la cámara refunfuñando. Fucking gringos! Vayan a Valdivia o a San Antonio pa’ ver más lobos marinos y no me hueveen. ¿qué hueá más corriente que unos lobos marinos y acá los gringos se vuelven locos y hay que grabarle su pelotudez”. En la tarde edité lo más rápido que pude y me fui a leer. Me terminé el libro. Una de las cosas buenas estando acá es que he vuelto a leer. Hace mucho tiempo que no me leía un libro entero, casi siempre empezaba y al rato lo dejaba botado. Son tantos los estímulos en la ciudad que leer no me llamaba la atención. Por suerte acá estoy recuperando la costumbre. Al terminar el libro me quedé dormido pensando ideas muy negativas. Principalmente en lo mucho que faltaba para mayo. Me pregunté si no me estaba deprimiendo. Por suerte después de la siesta hice ejercicio y ahí me empecé a sentir mejor. De hecho, el paseo en bote en el fiordo Antrim estuvo de lo más piola.

En la cena el capitán, a lo lejos empezó a defender a Pinochet diciendo que el país estaba quebrado y que el lo salvó. Que se cometieron errores, como siempre pasa, pero que salvó a Chile del caos. Me dieron ganas de decirle, que no fueron errores, que los milicos mataron a la gente a propósito. Bueno, obviamente me quedé callado.

Día 81

Me pasó que anduve con muy mala cueva con lso derrumbes en el glaciar. Cuando miraba para otro lado se empezaban a caer los pedazos de hielo. Me dio mucha rabia. Si me cagó de frío en un bote es para que al menos agarré algo. Ahora me doy cuenta que aunque no haga buenas tomas igual el video sale. Las primeras veces llegaba a la editora diciendo ¿cómo chucha lo voy a salvar? Ahora se que sin importar la porquería de material que registre igual se puede hacer algo. Es decir, puedo trabajar en piloto automático. No es lo quiero hacer siempre, ya que uno de mis temores es que agarre ese tipo de vicios grabando y cuando después esté en un proyecto mío deje de importarme lo que está al otro lado del lente mientras esté bien encuadrado y la imagen sea estable.

En la mesa hay un matrimonio de una chilena de cómo 60 años casada con un gringo de 75 muy, pero muy desagradable. Tanto así que los gringos de Chicago que eran un amor se cambiaran de mesa. Como no tenía nadie con quien hablar en inglés, se acercó a mi. Parece que he desarrollado la capacidad de domar a las bestias, porque empezamos a hablar del precio del cobre y los comodities a nivel internacional y quedó como un gatito ronroneando.

Puerto Edén parecía un pueblo fantasma. Bajamos y casi no había ningún habitante. Se sentía la gente por el olor de las chimeneas de leña. Me encanta ese olor, me hace sentir que estoy en el sur.

De vuelta en el bote me dediqué a editar y después en la noche hubo que mostrar el video. Esta vez si que fue una tortura verlo. Lo odie. Esta tan fome y tan fome y, sin embargo, la gente me felicitó y lo encontró tan bueno. Lo divertido es que mi compañero también me dijo que le había gustado. Las dos veces que me ha felicitado han sido las dos veces que yo lo encontrado peor (cuando vino Longueira y esta). No sé, pero creo que le debe gustar cuando siente que es mecánico, automático, mientras yo encuentro que es tanto mejor cuando le pongo algo de subjetividad, de mirada como encontraba que lo había hecho en cierta dimensión la semana pasada.

Día 82

Me desperté temprano pa’ hacer unas tomas en la cubierta y había unos suizos alemanes que me dijeron lo que estaba esperando escuchar: “Vee zo another video of ze cruize from some friends and it vos verry bad. Vi vouthg vi vouldn’t buy a dvd. But you did a verry vood one.” (Vimos un video del crucero que llevaron unos amigos y pensamos que era muy malo y no lo íbamos a comprar, pero el tuyo era muy bueno). Jajjajaj… el público chileno no me entiende. En el fiordo Calvo estuve aburridísimo. Día feo, llovió parte importante del viaje. Cuando aparecieron unas toninas no las pude agarrar.

Después del almuerzo me puse a editar y no pude más, así que me fui a acostar una siesta de 20 minutos. Tuve una pesadilla horrible, no me acuerdo que era, pero todo pasaba arriba del barco. No quería más, estaba muy triste. Me tiene chato no tener tiempo para mi. El tiempo libre del que puedo disponer no pasa de los 15 minutos. Tengo que leer con alarma, dormir siesta con alarma. Ni siquiera puedo cagar tranquilamente durante la navegación, porque siempre ando contra el reloj. Solamente tengo tiempo cuando termino la pega, lo cual suele ser tipo 12 y ahí estoy cansado. Así que decidí pedir un par de días la próxima semana e irme a Punta Arenas. Aprovecho de hacer compras navideñas y dormir en una cama y ver tele acostado. Yo creo que me va a servir para relajarme. El invierno eterno me tiene chato. Son como esas semanas en las que miras para afuera y está nublado y hace frío y no quieres salir de tu casa y que el otro día este nublado de a poquito te va quitando toda la energía que tienes. Acá es siempre así, necesito un poquito de sol para poder hacer fotosíntesis.

En el brujo la cámara se quedó sin zoom. Es decir, el control se zoom se murió, pensé que también había sucumbido ante el estrés reinante después de 3 meses abordo. Igual se puede controlar desde una rueda, pero no es lo mismo. Por suerte lo pude echar a andar. Y, por suerte, después de dejar la cámara un par de horas frente a la estufa resulto ser que el fallo era producto de la humedad y que siguió funcionando de lo más bien.

En la cena la esposa del gringo vinagre se puso a conversar conmigo. Decía que le recordaba a un sobrino y me agarro cariño. Cuando me pregunto que tal la pega le dije que bien, que llevaba tres meses y que igual se echaba de menos y que era cansador, pero hasta ahora bien. ¿Y no has ido para Santiago? – preguntó. Nop, no voy hasta mayo. Cada vez que digo eso la gente se queda pa’ adentro, creo que eso me achaca más. Si nadie lo encontrara inusual, me parecería que es lo que tengo que hacer, mientras ahora cada día que pasa siento que la cima está un poquito más lejos y que me va a costar un poquito más de energía subirla. En un momento la señora me preguntó ¿estás contento? Uffff, que pregunta. Protocolarmente le dije que si, pero me quedé pensando mucho.

Día 83

Al despertar parecía un día lindo. Nubes altas y el sol como que quería salir. Salí sin parka ni cobertor para la cámara a grabar. A la media hora se larga a llover. ¡Maldición! Así que tuve que sacarme el polar, quedarme en polera y cubrir la cámara. Yo me puedo mojar, pero la cámara no. Comentábamos con mi compañero la semana pasada lo triste que era sentir que una cámara valía más que uno. Y lo cierto es que dentro del barco eso es así.

Terminé de editar y dejé codificando el dvd. Me fui a dormir esperando tener una tarde relajada. El despertador sonó a las 4;30 y cuando volví estaba la cagada, todo el mundo quería comprar con tarjeta de crédito (hay que llamar por radio para pedir la autorización), gente cambiaba el pedido y llegaba mucha gente a la oficina pidiendo distintas cosas. Para peor el barco se empezó a mover como nunca lo hace y las cajas de dvd saltaban de lado a lado. Fue estresante, pero entretenido.

Antes de empezar la cena de despedida el capitán me preguntó cuando había vendido. “36” – le dije. No lo pudo creer y me dijo “Felicitaciones”. Wow, es la primera vez que me felicita. Bueno, es que vendí más de mil dólares. Mi compañero no estaba y yo hice el lamado para que los hueones (es decir, los pasajeros) vinieran a cenar. Al rato llego la señora y me dijo: “muy bien, es muy bueno que usted empiece a hacer esas cosas para que se vaya acostumbrando”. Me di cuenta que desde el momento en que les caí en gracia tiene la fantasía que yo podré reemplazar a mi compañero en el futuro y trabajar muchos años con ellos. Mmmm, creo que no les daré en el gusto. Así terminó el undécimo viaje… espero que el próximo pase rápido y este pronto en Sandy Point.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Hola amigo...por aquí las cosas van bien al menos calmadas. Muuuuchas gracias por tus felicitaciones...realmente me emocionaron. Espero que tu estadía allá no se te haga tan pesada...
Desde aquí un abrazo enorme....
te quiero mucho mucho..
saludos
mari
PD: Notable haber citado a ER...uffff. carter o kovac?

5:13 PM  

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