Reality
20mo viaje
17385 millas náuticas
Día 140
Estaba en mi cabina leyendo y esperando que terminara la exhibición de Rebotes en el Parque Forestal. La Carola me había llamado antes que empezara la proyección y me dijo que habían como 400 personas, por lejos la mayor cantidad de público que hemos tenido. La idea era pegarle un telefonazo cuando estuviera terminando el documental cosa de escuchar los aplausos, pero luego pensé en la posibilidad de que el respetable nos llenara a pifias y, en ese caso, definitivamente, era mejor tener la información en diferido. De todos modos la Carola me llamó cuando nos aplaudieron. Parece que fue bacán, por las fotos que me mandó al otro día se veía muy bien. Hay una foto muy excelente en la cual se ve el edificio de MAC al fondo y al frente la pantalla proyectando a Tim Jones reclamando por los sueldos impagos.
Fotos:
http://www.flickr.com/photos/63568587@N00/?saved=1
Me puse contento, pero no tenía ganas de salir a celebrar. Justo llegó mi compañero que iba a salir y, de algún modo me hizo salir. Me dijo que me iba a hacer bien, que lo peor que podía hacer estando bajoneado era quedarme solo. Así que salimos a la night natalina. La verdad es que no tenía nada de ganas. Es rara mi situación, una soledad sin poder estar solo. Estoy triste sin tener la posibilidad de sentirlo. Navego por lugares en que no habita un alma, sin embargo no tengo mi espacio, pero bueno esa es una de mis búsquedas en mi vida: encontrar mi lugar en el mundo que, por lo visto, tampoco está en la Patagonia. Partimos al Chill-e, ahí había un grupo grande de cabros de la tripulación. Le partí dando a un vodka tónica (creo que nunca más cuando vuelva a mi vida tomaré ese trago). El ambiente estaba muy piola, pero como a las 12:30 empezó a tocar Matafari, el autodenominado mejor grupo de reggae de la Patagonia. “¡excelente!” – pensé, poder ver una banda en vivo. Sin embargo, cuando empezaron con el show me sentí profundamente decepcionado. Si el reggae se creó y floreció en el caribe es por algo y por más empeño que le ponían no pasaba nada. Es que en Natales hasta los piojos del mismísimo Bob Marley se hubiesen congelado. Luego fuimos a los Canallas y luego al pub del casino. La verdad es que quería que pasara rápido el tiempo. Que fueran rápido las 4 para volver al barco. Me iba al baño a mirar el celular. Me daba lata, porque todo el mundo estaba siendo muy buena onda conmigo, pero yo simplemente no quería estar ahí.
En la mañana me arranqué al centro al mediodía, suponía que nos iban a pagar, pero no fue así… soy un Tim Jones cualquiera. Pasé al correo y después en Internet me quedé mucho rato chateando. Cuando me dirigía a almorzar al Masay me encontré con el Álvaro adentro y comimos juntos. Le pregunté por sus vacaciones y me dijo que en un momento pensó seriamente no volver. Me dijo que su hijo está de cumpleaños este domingo (cumple 4) y ya se ha perdido todos sus cumpleaños. Que se dio cuenta que tiene una vida volviendo a su casa y que le gustaría vivirla. ¡wow! Pensé. Yo por último pretendo hacer esto una temporada, pero el es maquinista, es decir su carrera profesional es estar embarcado. Pero ahí me explicó que en otros buques el régimen de trabajo es distinto, por lo general se está dos semanas navegando y otras dos descansando algo más racional… más humano, también.
En la tarde llamé a Pinda, ya que se había ido con vacaciones a Tomé y temía que lo echaran cuando se fuera. Lo llamé para saber que onda y por suerte todo estaba bien. ¿cómo estai? – le pregunté. Acá con unos cabros carreteando en la playa…la suerte de algunos.
Me mandaron un paquete desde Santiago. Mi hermano Gastón está muy preocupado que yo sepa como funciona el transantiago. De hecho, para mi es también una preocupación. A veces pienso que me puede pasar como el protagonista de Futurama, que se quedó congelado 1000 años y al volver al mundo no cachaba nada de nada. Así que ya tengo una tarjeta Bip! en mi poder (muy útil en Puerto Natales) y además me mandó un mapa de Santiago con las rutas de los buses. Estuve viéndolo como 30 minutos tratando de entender el sistema, no sé si entendí mucho, estuve planeando como llegar de un punto a otro y los transbordos que hay que hacer. Al menos ya se como llegar al centro y a Puente Alto, todavía no logré entender como llegar a la U (espero que todavía esté la pega que me ofrecieron y tener que ir para allá). Al doblar el mapa sale una foto de Zamorano promocionando la página web. Arriba decía: “llega a tu destino navegando” ¡qué paradoja!, pensé.
Día 141
Me desperté con ganas de grabar. Había mucho viento y llegando a la cueva del Milodón se puso a llover, lo que hizo que todo fuera más difícil. En el trayecto en bus me terminé rápidamente el libro de Paul Auster. ¡weno! Muy recomendable. El resto del viaje, ya sin nada que leer me dediqué a pensar viendo el nublado paisaje. No hubo torres esta semana. Pensé en como para el resto de la gente estar acá es un trabajo, mientras que para mi se ha transformado en una pequeña Odisea. No soy Homero, no son 20 años de viaje y, lamentablemente, no hay ninguna Penélope que me espere cuando vuelva, pero quizás en otra dimensión mi viaje sea más peligroso. Al principio el viaje se trataba de lo que estaba afuera, de los paisajes sobrecogedores, los pasajeros, conflictos con el capitán. Ahora eso ha pasado a un segundo plano; la lucha es conmigo. Llegó un punto en que me he tenido que enfrentar a mi mismo y ver si voy a ser capaz de aguantar los 3 meses que quedan y crecer. Siempre he pensado que el viaje no es a donde vayas, sino que la diferencia entre lo que eras antes y lo que eres después del viaje.
En el bus de vuelta me deprimí un poco, yo había sacado la cuenta de que eran más o menos 30 viajes y dado que este era el 20 sólo queda 1 tercio del periplo. Lamentablemente Mario me hizo ver que eso no era así que son 32 o 33 viajes, así que todavía no llego al tercio.
El zarpe fue distinto, después de mucho tiempo pude tener una larga conversación telefónica, de esas que se terminan cuando la señal de celular se va perdiendo.
Día 142 – súper domingo
En el glaciar Amalia actué prácticamente en piloto automático. Casi no pensé las tomas y creo que no interactué con nadie. Luego de editar estaba haciendo nada en la oficina cuando llega Áaron con una cámara de video de Álvaro y empieza a grabar. Están haciendo un “reality del barco”. Encontré la idea alucinante, así que hice una performance delirante frente a las cámaras. El otro día que estaban dando el reality del 13 me quedé un rato viéndolo. Me pareció patético. La familia iba ver a uno de los concursantes y éste lloraba y lloraba. ¿cuánto llevan encerrados? 1 mes, 2 meses… Me da risa la alharaca que hacían. Este reality si que es bueno, 8 meses arriba de un barco. Si después de esto me meto en un reality (no se que tan cuerdo termine mi aventura magallánica) creo que para mi va a ser pan comido, o sea, no lo ganaría, pero creo que no me echarían tan rápido… bueno, espero que tenga gente que mande mensajes de texto para salvarme. Aunque si mi vida ahora fuese un reality la verdad es que no me disgustaría para nada que me echaran. No sé por qué, pero me puse a pensar donde estaría ahora si no me hubiese venido para acá. Probablemente con mi familia en la playa, aunque me acordé que los planes para este verano era invertir la plata que había ahorrado en un viaje a Brasil, probablemente hubiese ido a pasar a ver a Hans por allá… quizás estaría tomando una caipiriña al sol disfrutando de las garotas… pero bueno, ¿qué sacó con pensar eso? En Antrim hizo frío y llovió mucho, un rico chapuzón para sentirse vivo.
Día 143
Cuando me desperté vi que había una rica niebla que impedía ver el glaciar Pío XI. Bajé a la oficina a buscar los equipos y cuando salgo al frío un dolor en la espalda me paraliza. Era como si me hubieran pegado una punzada en la parte baja. Traté de estirarme, pero el dolor no me bajaba. Estaba lloviendo, así que no podía usar el trípode y me di cuenta que la posición que adoptaba al sostener la cámara me estaba cagando la espalda. Hice las tomas justas y me fui cojeando a la cabina. El dolor era harto, pero había que jugar con dolor. Pase lo que pase la pega tiene que hacerse, el video tiene que venderse y yo no soy más que un engranaje dentro de la maquinaria y a nadie le va a importar si me siento bien o no. Es decir, les puede importar, pero igual tengo que grabar. Show must go on. Me tomé un relajante muscular, seguido por un café cargado al desayuno y al bote chico a grabar. A la media hora ya estaba entrando el remedio. Me alivió mucho el dolor, pero estaba un poco bastante volado. Como que estaba ahí, pero no tenía conciencia plena de lo que estaba haciendo. En un momento me dije a mi mismo “¿qué chucha estás grabando?” Al mismo tiempo cuando salió un poco de viento me preocupé, un movimiento brusco y me iba al fondo del fiordo Eyre. Por suerte eso no pasó.
De vuelta en el barco hacía frío y eso mataba mi espalda, ahora si que caminaba apenas. Agradecí cuando el paseo terminó. Mientras editaba tuve que tomarme dos siestas de 15 minutos, porque la primera no fue suficiente. Sentado en mi oficina no me movía, por lo cual no me molestaba la espalda, pero al salir a Puerto Edén si que estaba adolorido. Caía un diluvio, la verdad es que la lluvia me daba lo mismo, sólo quería hacer las tomas rápido y volver al barco. Subí apenas al mirador. Me sentí como un Derrick Miller cualquiera. Que adolorido y todo lo hacen seguir jugando. De vuelta en el barco el doctor me dio un analgésico y me pasó un relajante muscular, le dije que ya me había tomado uno en la mañana. “¿y cómo no te quedaste dormido?”. Me tomé dos cafés cargados. Mi compañero tiene la teoría de que está es una secuela de la caída de la escalera que tuve hace un par de meses. Dice que a él le pasó lo mismo cuando choco, se sintió bien un tiempo y de la nada, tiempo después le apareció un dolor en la espalda. Eso me asustó ¿será una lesión crónica?, ¿acaso no podré grabar más?. Ok, la mayoría de los documentalistas tienen camarógrafos y ellos dan las instrucciones, pero yo no concibo eso, me parece que el discurso visual es demasiado importante para dejárselo a otra persona y es un lenguaje que tiene que ver con las sensaciones, por lo cuál no se pueden dar instrucciones precisas a través de las palabras. Si esto es serio podría ser el final de mi carrera. ¿Me pasara lo mismo que el Chino Ríos que tuvo que terminar su carrera por una lesión a la espalda? Bueno, hay varias diferencias. El Chino Ríos llegó a ser número 1 del mundo a los 23 años, luego cedió a los vicios del alcohol y las mujeres y luego se tuvo que retirar por la maldita espalda. En mi caso, yo llegué a ser número 2 de Chile a los 25 años y se me echó a perder la espalda, sin haber disfrutado de los placeres del alcohol y las mujeres. Como sea... con los remedios del doc me sentí mucho mejor, pero eran sólo analgésicos. Veamos que pasa mañana. ¿No será que estaré somatizando mis tribulaciones?
Día 144
Soñé que me cambiaban de barco a uno que zarpaba desde Valparaíso. Estaba muy feliz, porque me podía ir a ver mi gente cuando recalábamos. Sin embargo, apenas llegaba de Natales me embarcaban inmediatamente. El barco era muy espacioso y había muy poca gente. El ambiente era tan tranquilo que sentía una paz profunda. Cuando desperté me sentía mejor de la espalda, me molestaba, claro está, pero no me impedía trabajar.
Hacía frío y llovia en el fiordo Calvo. Cuando me tenía que estirar me dolía la espalda. Lo que hizo que odiara a los cormoranes y otros pajarracos que tuve que grabar. Pero cuando estaba un rato sin grabar se me pasaba el dolor. Hubo muchas toninas, eso fue entretenido, pude tener varias buenas tomas, ya les estoy agarrando cariño a esos pescados, creo que estoy entendiendo sus patrones y puedo tener cierta noción de dónde aparecerán.
En la tarde en el Brujo hubo un momento en que me alejé de todos los turistas, sentarme en una roca y hacer como que grababa, pero en realidad pude contemplar el paisaje y sentir mucha paz.
Día 145
La mañana estuvo aburrida, sentí que algo me faltaba. Ya me sentía bien, pero de todos modos hice tomas mecánicamente. El día no estaba fácil había tremendo viento y una cortina de agua prácticamente horizontal que hacía que todas las imágenes perdieran definición.
En la tarde estuve metido casi todo el día en la oficina, casi no tuve tiempo para salir. Batí mi record de venta. Es ridículo, le hice ganar al capitán 600 lucas. Mientras sacaba copias pensaba que estaba enfrentado al dilema marxista clásico. Yo, obrero, arriendo lo único que tengo (mi fuerza de trabajo) a un patrón que posee los medios de producción (en este caso la cámara y la editora). El obrero asalariado recibe sólo un porcentaje de las ganancias, mientras que la mayor parte del usufructo viene por parte del patrón. Aunque después pensé… ¿pero si el obrero con el ahorro se puede comprar los medios de producción (en este caso la cámara y la editora) ya no va a necesitar del patrón? Eso no estaba en la teoría Marx. No pensaste en eso, Engels. ¡Puta que me gusta el capitalismo!
Antes de llamar a la cena es el momento en que el capitán me pregunta cuantos videos vendí: “42, ¡está bien ¿no?”, “En el otro barco están vendiendo 50” (en el otro barco caben 40 pasajeros más). Tuve un flashazo al sueño de ayer y le dije: “Mándeme al otro barco para ver cuantos vendo”- le contesté. “No, no, tu te quedas acá”.
Durante la cena la esposa del doctor le comentó al capitán que el video estaba muy bueno, otros pasajeros se sumaron en las loas. Alguien le preguntó al capitán si veía mis videos. Él dijo que no y cuándo le preguntaron por qué, rápidamente se puso a hablar de cuando un ingeniero de TVN viajó hace 20 años y le dijo como se tenían que hacer los videos y como desde entonces era el capitán mismo el que le había enseñado a todos los camarógrafos a grabar. Esta vez no me dio risa, tampoco me dio rabia, sino me dio mucha pena. No me siento valorado, es más, me siento ninguneado por la figura paterna… ¿Siegmund Freud, porque apareces cuando no te invitan?
Epílogo bitácora periodismo darwiniano
¿se acuerdan que hace muchos viajes vinieron periodistas? ¿se acuerdan que quedé muy enojado con mis colegas? Bueno, la guinda para la torta; ayer supe que a la periodista de CHV se le perdió la cinta en que le hizo la entrevista al capitán, por lo que se la tendremos que hacer de nuevo... pastelazo!!!!!!!
17385 millas náuticas
Día 140
Estaba en mi cabina leyendo y esperando que terminara la exhibición de Rebotes en el Parque Forestal. La Carola me había llamado antes que empezara la proyección y me dijo que habían como 400 personas, por lejos la mayor cantidad de público que hemos tenido. La idea era pegarle un telefonazo cuando estuviera terminando el documental cosa de escuchar los aplausos, pero luego pensé en la posibilidad de que el respetable nos llenara a pifias y, en ese caso, definitivamente, era mejor tener la información en diferido. De todos modos la Carola me llamó cuando nos aplaudieron. Parece que fue bacán, por las fotos que me mandó al otro día se veía muy bien. Hay una foto muy excelente en la cual se ve el edificio de MAC al fondo y al frente la pantalla proyectando a Tim Jones reclamando por los sueldos impagos.
Fotos:
http://www.flickr.com/photos/63568587@N00/?saved=1
Me puse contento, pero no tenía ganas de salir a celebrar. Justo llegó mi compañero que iba a salir y, de algún modo me hizo salir. Me dijo que me iba a hacer bien, que lo peor que podía hacer estando bajoneado era quedarme solo. Así que salimos a la night natalina. La verdad es que no tenía nada de ganas. Es rara mi situación, una soledad sin poder estar solo. Estoy triste sin tener la posibilidad de sentirlo. Navego por lugares en que no habita un alma, sin embargo no tengo mi espacio, pero bueno esa es una de mis búsquedas en mi vida: encontrar mi lugar en el mundo que, por lo visto, tampoco está en la Patagonia. Partimos al Chill-e, ahí había un grupo grande de cabros de la tripulación. Le partí dando a un vodka tónica (creo que nunca más cuando vuelva a mi vida tomaré ese trago). El ambiente estaba muy piola, pero como a las 12:30 empezó a tocar Matafari, el autodenominado mejor grupo de reggae de la Patagonia. “¡excelente!” – pensé, poder ver una banda en vivo. Sin embargo, cuando empezaron con el show me sentí profundamente decepcionado. Si el reggae se creó y floreció en el caribe es por algo y por más empeño que le ponían no pasaba nada. Es que en Natales hasta los piojos del mismísimo Bob Marley se hubiesen congelado. Luego fuimos a los Canallas y luego al pub del casino. La verdad es que quería que pasara rápido el tiempo. Que fueran rápido las 4 para volver al barco. Me iba al baño a mirar el celular. Me daba lata, porque todo el mundo estaba siendo muy buena onda conmigo, pero yo simplemente no quería estar ahí.
En la mañana me arranqué al centro al mediodía, suponía que nos iban a pagar, pero no fue así… soy un Tim Jones cualquiera. Pasé al correo y después en Internet me quedé mucho rato chateando. Cuando me dirigía a almorzar al Masay me encontré con el Álvaro adentro y comimos juntos. Le pregunté por sus vacaciones y me dijo que en un momento pensó seriamente no volver. Me dijo que su hijo está de cumpleaños este domingo (cumple 4) y ya se ha perdido todos sus cumpleaños. Que se dio cuenta que tiene una vida volviendo a su casa y que le gustaría vivirla. ¡wow! Pensé. Yo por último pretendo hacer esto una temporada, pero el es maquinista, es decir su carrera profesional es estar embarcado. Pero ahí me explicó que en otros buques el régimen de trabajo es distinto, por lo general se está dos semanas navegando y otras dos descansando algo más racional… más humano, también.
En la tarde llamé a Pinda, ya que se había ido con vacaciones a Tomé y temía que lo echaran cuando se fuera. Lo llamé para saber que onda y por suerte todo estaba bien. ¿cómo estai? – le pregunté. Acá con unos cabros carreteando en la playa…la suerte de algunos.
Me mandaron un paquete desde Santiago. Mi hermano Gastón está muy preocupado que yo sepa como funciona el transantiago. De hecho, para mi es también una preocupación. A veces pienso que me puede pasar como el protagonista de Futurama, que se quedó congelado 1000 años y al volver al mundo no cachaba nada de nada. Así que ya tengo una tarjeta Bip! en mi poder (muy útil en Puerto Natales) y además me mandó un mapa de Santiago con las rutas de los buses. Estuve viéndolo como 30 minutos tratando de entender el sistema, no sé si entendí mucho, estuve planeando como llegar de un punto a otro y los transbordos que hay que hacer. Al menos ya se como llegar al centro y a Puente Alto, todavía no logré entender como llegar a la U (espero que todavía esté la pega que me ofrecieron y tener que ir para allá). Al doblar el mapa sale una foto de Zamorano promocionando la página web. Arriba decía: “llega a tu destino navegando” ¡qué paradoja!, pensé.
Día 141
Me desperté con ganas de grabar. Había mucho viento y llegando a la cueva del Milodón se puso a llover, lo que hizo que todo fuera más difícil. En el trayecto en bus me terminé rápidamente el libro de Paul Auster. ¡weno! Muy recomendable. El resto del viaje, ya sin nada que leer me dediqué a pensar viendo el nublado paisaje. No hubo torres esta semana. Pensé en como para el resto de la gente estar acá es un trabajo, mientras que para mi se ha transformado en una pequeña Odisea. No soy Homero, no son 20 años de viaje y, lamentablemente, no hay ninguna Penélope que me espere cuando vuelva, pero quizás en otra dimensión mi viaje sea más peligroso. Al principio el viaje se trataba de lo que estaba afuera, de los paisajes sobrecogedores, los pasajeros, conflictos con el capitán. Ahora eso ha pasado a un segundo plano; la lucha es conmigo. Llegó un punto en que me he tenido que enfrentar a mi mismo y ver si voy a ser capaz de aguantar los 3 meses que quedan y crecer. Siempre he pensado que el viaje no es a donde vayas, sino que la diferencia entre lo que eras antes y lo que eres después del viaje.
En el bus de vuelta me deprimí un poco, yo había sacado la cuenta de que eran más o menos 30 viajes y dado que este era el 20 sólo queda 1 tercio del periplo. Lamentablemente Mario me hizo ver que eso no era así que son 32 o 33 viajes, así que todavía no llego al tercio.
El zarpe fue distinto, después de mucho tiempo pude tener una larga conversación telefónica, de esas que se terminan cuando la señal de celular se va perdiendo.
Día 142 – súper domingo
En el glaciar Amalia actué prácticamente en piloto automático. Casi no pensé las tomas y creo que no interactué con nadie. Luego de editar estaba haciendo nada en la oficina cuando llega Áaron con una cámara de video de Álvaro y empieza a grabar. Están haciendo un “reality del barco”. Encontré la idea alucinante, así que hice una performance delirante frente a las cámaras. El otro día que estaban dando el reality del 13 me quedé un rato viéndolo. Me pareció patético. La familia iba ver a uno de los concursantes y éste lloraba y lloraba. ¿cuánto llevan encerrados? 1 mes, 2 meses… Me da risa la alharaca que hacían. Este reality si que es bueno, 8 meses arriba de un barco. Si después de esto me meto en un reality (no se que tan cuerdo termine mi aventura magallánica) creo que para mi va a ser pan comido, o sea, no lo ganaría, pero creo que no me echarían tan rápido… bueno, espero que tenga gente que mande mensajes de texto para salvarme. Aunque si mi vida ahora fuese un reality la verdad es que no me disgustaría para nada que me echaran. No sé por qué, pero me puse a pensar donde estaría ahora si no me hubiese venido para acá. Probablemente con mi familia en la playa, aunque me acordé que los planes para este verano era invertir la plata que había ahorrado en un viaje a Brasil, probablemente hubiese ido a pasar a ver a Hans por allá… quizás estaría tomando una caipiriña al sol disfrutando de las garotas… pero bueno, ¿qué sacó con pensar eso? En Antrim hizo frío y llovió mucho, un rico chapuzón para sentirse vivo.
Día 143
Cuando me desperté vi que había una rica niebla que impedía ver el glaciar Pío XI. Bajé a la oficina a buscar los equipos y cuando salgo al frío un dolor en la espalda me paraliza. Era como si me hubieran pegado una punzada en la parte baja. Traté de estirarme, pero el dolor no me bajaba. Estaba lloviendo, así que no podía usar el trípode y me di cuenta que la posición que adoptaba al sostener la cámara me estaba cagando la espalda. Hice las tomas justas y me fui cojeando a la cabina. El dolor era harto, pero había que jugar con dolor. Pase lo que pase la pega tiene que hacerse, el video tiene que venderse y yo no soy más que un engranaje dentro de la maquinaria y a nadie le va a importar si me siento bien o no. Es decir, les puede importar, pero igual tengo que grabar. Show must go on. Me tomé un relajante muscular, seguido por un café cargado al desayuno y al bote chico a grabar. A la media hora ya estaba entrando el remedio. Me alivió mucho el dolor, pero estaba un poco bastante volado. Como que estaba ahí, pero no tenía conciencia plena de lo que estaba haciendo. En un momento me dije a mi mismo “¿qué chucha estás grabando?” Al mismo tiempo cuando salió un poco de viento me preocupé, un movimiento brusco y me iba al fondo del fiordo Eyre. Por suerte eso no pasó.
De vuelta en el barco hacía frío y eso mataba mi espalda, ahora si que caminaba apenas. Agradecí cuando el paseo terminó. Mientras editaba tuve que tomarme dos siestas de 15 minutos, porque la primera no fue suficiente. Sentado en mi oficina no me movía, por lo cual no me molestaba la espalda, pero al salir a Puerto Edén si que estaba adolorido. Caía un diluvio, la verdad es que la lluvia me daba lo mismo, sólo quería hacer las tomas rápido y volver al barco. Subí apenas al mirador. Me sentí como un Derrick Miller cualquiera. Que adolorido y todo lo hacen seguir jugando. De vuelta en el barco el doctor me dio un analgésico y me pasó un relajante muscular, le dije que ya me había tomado uno en la mañana. “¿y cómo no te quedaste dormido?”. Me tomé dos cafés cargados. Mi compañero tiene la teoría de que está es una secuela de la caída de la escalera que tuve hace un par de meses. Dice que a él le pasó lo mismo cuando choco, se sintió bien un tiempo y de la nada, tiempo después le apareció un dolor en la espalda. Eso me asustó ¿será una lesión crónica?, ¿acaso no podré grabar más?. Ok, la mayoría de los documentalistas tienen camarógrafos y ellos dan las instrucciones, pero yo no concibo eso, me parece que el discurso visual es demasiado importante para dejárselo a otra persona y es un lenguaje que tiene que ver con las sensaciones, por lo cuál no se pueden dar instrucciones precisas a través de las palabras. Si esto es serio podría ser el final de mi carrera. ¿Me pasara lo mismo que el Chino Ríos que tuvo que terminar su carrera por una lesión a la espalda? Bueno, hay varias diferencias. El Chino Ríos llegó a ser número 1 del mundo a los 23 años, luego cedió a los vicios del alcohol y las mujeres y luego se tuvo que retirar por la maldita espalda. En mi caso, yo llegué a ser número 2 de Chile a los 25 años y se me echó a perder la espalda, sin haber disfrutado de los placeres del alcohol y las mujeres. Como sea... con los remedios del doc me sentí mucho mejor, pero eran sólo analgésicos. Veamos que pasa mañana. ¿No será que estaré somatizando mis tribulaciones?
Día 144
Soñé que me cambiaban de barco a uno que zarpaba desde Valparaíso. Estaba muy feliz, porque me podía ir a ver mi gente cuando recalábamos. Sin embargo, apenas llegaba de Natales me embarcaban inmediatamente. El barco era muy espacioso y había muy poca gente. El ambiente era tan tranquilo que sentía una paz profunda. Cuando desperté me sentía mejor de la espalda, me molestaba, claro está, pero no me impedía trabajar.
Hacía frío y llovia en el fiordo Calvo. Cuando me tenía que estirar me dolía la espalda. Lo que hizo que odiara a los cormoranes y otros pajarracos que tuve que grabar. Pero cuando estaba un rato sin grabar se me pasaba el dolor. Hubo muchas toninas, eso fue entretenido, pude tener varias buenas tomas, ya les estoy agarrando cariño a esos pescados, creo que estoy entendiendo sus patrones y puedo tener cierta noción de dónde aparecerán.
En la tarde en el Brujo hubo un momento en que me alejé de todos los turistas, sentarme en una roca y hacer como que grababa, pero en realidad pude contemplar el paisaje y sentir mucha paz.
Día 145
La mañana estuvo aburrida, sentí que algo me faltaba. Ya me sentía bien, pero de todos modos hice tomas mecánicamente. El día no estaba fácil había tremendo viento y una cortina de agua prácticamente horizontal que hacía que todas las imágenes perdieran definición.
En la tarde estuve metido casi todo el día en la oficina, casi no tuve tiempo para salir. Batí mi record de venta. Es ridículo, le hice ganar al capitán 600 lucas. Mientras sacaba copias pensaba que estaba enfrentado al dilema marxista clásico. Yo, obrero, arriendo lo único que tengo (mi fuerza de trabajo) a un patrón que posee los medios de producción (en este caso la cámara y la editora). El obrero asalariado recibe sólo un porcentaje de las ganancias, mientras que la mayor parte del usufructo viene por parte del patrón. Aunque después pensé… ¿pero si el obrero con el ahorro se puede comprar los medios de producción (en este caso la cámara y la editora) ya no va a necesitar del patrón? Eso no estaba en la teoría Marx. No pensaste en eso, Engels. ¡Puta que me gusta el capitalismo!
Antes de llamar a la cena es el momento en que el capitán me pregunta cuantos videos vendí: “42, ¡está bien ¿no?”, “En el otro barco están vendiendo 50” (en el otro barco caben 40 pasajeros más). Tuve un flashazo al sueño de ayer y le dije: “Mándeme al otro barco para ver cuantos vendo”- le contesté. “No, no, tu te quedas acá”.
Durante la cena la esposa del doctor le comentó al capitán que el video estaba muy bueno, otros pasajeros se sumaron en las loas. Alguien le preguntó al capitán si veía mis videos. Él dijo que no y cuándo le preguntaron por qué, rápidamente se puso a hablar de cuando un ingeniero de TVN viajó hace 20 años y le dijo como se tenían que hacer los videos y como desde entonces era el capitán mismo el que le había enseñado a todos los camarógrafos a grabar. Esta vez no me dio risa, tampoco me dio rabia, sino me dio mucha pena. No me siento valorado, es más, me siento ninguneado por la figura paterna… ¿Siegmund Freud, porque apareces cuando no te invitan?
Epílogo bitácora periodismo darwiniano
¿se acuerdan que hace muchos viajes vinieron periodistas? ¿se acuerdan que quedé muy enojado con mis colegas? Bueno, la guinda para la torta; ayer supe que a la periodista de CHV se le perdió la cinta en que le hizo la entrevista al capitán, por lo que se la tendremos que hacer de nuevo... pastelazo!!!!!!!
1 Comments:
jajjaja
los piojos de Bob congelados!
No puede ser!!!
Tan malos eran????
jajjajaja
Abrazos!!!
Sabías que un Pingüino llegó a Sto. Domingo?
Que un milodón llegó a Santiago?(que por cierto fue bautizado ya!, apenas salió del sobre!)
Ahora me explico como los jotes andan en la patagonía!
Esta cosa del calientamiento global!
Nos tiene a todos locos!
jajajja
Besos!
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