Thursday, January 11, 2007

Aburricion

Décimo sexto viaje

14386 Millas Náuticas

Día 112

mid season

Ya van 15 viajes, se supone que son 30. Van 112 días, he calculado que son cerca de 225. Así que eso significa que sobreviví a la mitad de mi aventura patagónica. Espero que de aquí en más las cosas vayan cuesta abajo y no me de cuenta cuando ya esté avisando el muelle de Puerto Montt y me apresté a tomar el bus para mi casa.
Lo cierto es que, cansado y a veces un poco apestado, lo que he vivido acá no lo podría haber experimentado en otra parte. He visto cosas bellísimas y aprendido mucho, por lo cuál viendo el saldo este viaje es, a la mitad del camino, súper bueno. Ojalá que sea aún mucho mejor.


De la doctora no diré nada más. Lo que pase en tierra se quedará en tierra. Esta bitácora trata sobre la navegación. Sólo un par de cosas: todavía no pasa nada y creo que me va a costar, pero algo me hace pensar que vale la pena intentarlo. Lo que fue muy rico es que me invitó a su casa y pude estar echado un rato viendo tele. Fue bacán. Eso si, cuando salimos la situación era un poco extraña porque en cualquier momento le podía sonar el celular y si era la directora del hospital llamando por una emergencia tenía que partir inmediatamente. E.R. Natales… por suerte no pasó eso. Lo otro, es que a pesar que fuimos a un lugar re’ bonito y piola que no conocía, igual me encontré con gente de la tripulación, así que me han hueveado poquito. Un garzón hizo como que lo llamaban por celular y dijo: “Esteban, me llaman de Puerto Montt que mañana te desembarcan para cambiarte de ruta”. Yo les dije muy seriamente: “No, no me voy...” y cuál Kennedy durante su visita a Berlín dije: “Yo soy natalino”.
El capitán se volvió loco. En la tarde de ayer se fue a cortar el pelo y el peluquero le contó que tocaba acordeón y le dijo que conocía un amigo que se dedicaba profesionalmente al acordeón. No encontró nada mejor que ir a buscarlo y llevarlo al quincho para el asado del viernes y lo puso a tocar mientras los pasajeros tomaban aperitivo. Era extraño. Luego de la cena el capitán llamó al acordeonista y le dijo que estaba fascinado y que lo iba a llevar en este viaje y que si iba bien lo iba a contratar y hacer parte estable de la tripulación. La idea es que se ponga a tocar en las cubiertas y en los bares. Mi capi está delirando.

Día 113

Estuvo bonito el día en el Paine. No dormí mucho así que aproveche para leer parte importante de una biografía a Fellini que me regaló mi hermano para Navidad. El libro son básicamente transcripciones de entrevistas en donde el gran director italiano cuenta de su vida. Sin embargo, esta intercalado por capítulos en los que el autos cuenta como fueron realmente los sucesos. Cada vez entiendo más el por qué de 8 ½ y cada vez la encuentro mejor película. Las Torres se vieron en su más completo esplendor. Cuando estábamos zarpando llamé a mi casa y supe que habíamos quedado en el festival de Caldera en febrero. Mmmm, que ganas de ir. Me acuerdo cuando estuve con Ich bin Andrea hace un par de años. Más bien ahora me acuerdo que en ese lugar hace calor, mucho calor en el verano y añoro sentir eso un poco. Así, salí en otro viaje… la verdad es que partí con harto más ánimo que en los viajes anteriores, pero también con ganas de volver rápido para saber que pasa con mi historia.

Día 114

Amalia estuvo muy fome, lloviendo como siempre. No pasó nada entretenido. La mesa también está fome, por un lado unos viejos sordos que han viajado como 5 veces en el barco (ella es desesperante hay que ponerle subtítulos a las conversaciones y eso que usa audífonos), el doctor con su esposa que son medios hueas. También andan dos nietas del capitán que tienen 18 y 20 y son re’ buena onda e invitaron a una secretaria de Natales. La tarde fue muy fome me estaba quedando dormido cuando hubo que salir a grabar. Me tuve que tomar una Coca cola para revivir. Por suerte el día estaba lindo, lo cuál salvó. Sino hubiese sido una verdadera lata.
En la noche fue el debut del acordeonista. No lo pude ver, pero parece que le fue bien. Luego entré a editar y me metió conversa una de las nietas del capi. Ella estudia en Conce, así que nos quedamos hablando de nuestras aventuras en la capital del Bio Bio. Le pregunté por algún lugar y ella me dijo que era cerca del Kamadi, luego me preguntó ¿tu sabes dónde queda el Kamadi? “Obvio - le contesté. Te fije que había ido a Conce”. Es increíble como todo el mundo conoce esa botillería. Es la plaza Italia de Concepción. Lo único malo de la conversa es que me atrasé en la pega, pero es bueno interactuar con la gente de vez en cuando.

Día 115

Si de algo sirvió el viaje pasado fue para darme cuenta que no estaba deprimido, sin embargo ahora me he dado cuenta que estoy profundamente desmotivado. Es lunes y sólo quiero que sea jueves para ver si es que mi historia continua. Además este viaje está particularmente fome. El Pío XI no tuvo ningún derrumbe. Hay poca gente y la poca gente que hay no sale a ningún lado. En la tarde Edén estuvo lloviendo, no pasó nada especialmente importante y casi me tuve que obligar para subir al mirador porque no tenía ganas de moverme.
El doctor me había preguntado cuanto tiempo llevaba haciendo esto y le dije que era mi primer año. Íbamos en el bote y justo llegamos al barco e interrumpimos la conversación. Durante la cena le comenta a su señora de que llegué en septiembre y ella me pregunta: “¿saliste este año?” “Sí” – contesté, para luego preguntar ¿del colegio? Ok, puede que no lo crean, pero sí, hay gente muy estúpida. Me dejó helado la pregunta. Sólo atiné a decirle seriamente “no, de la universidad.” Veo que las nietas del capitán están cagadas de la risa y yo tengo que desviar la mirada y reirme para mis adentros. Después mostraron el video, es uno de los peores que he hecho, pero gustó.

Día 116

Tuve un sueño entretenido. Estaba trabajando en Santiago haciendo un reportaje. Creo que estaba sólo o el resto del equipo con el que estaba no llegaban. El punto es que las grabaciones eran un desastre y de repente me enfrascaba en una discusión y me salió una frase muy buena sobre el desarrollo de un proyecto audiovisual que espero usar si es que vuelvo a hacer clases. La gracia de este sueño es que fue en Santiago y haciendo lo que me gusta hacer, era una aventura audiovisual de las que hace un buen tiempo no tengo y me pican las manos por tener.
Al abrir las cortinas el día estaba horrible. Lluvia y neblina. Luego abrió un poquito, pero seguía lloviendo. Las cosas iban bien, hasta que de un momento a otro el rompehielos se quedó nuevamente en pana. Yo no había grabado tanto, así que me tuve que decir para mis adentros: “obligado a tener que alargar la edición”. En eso me pongo a conversar con unos gringos que les había gustado el video, me preguntaron que hicieron antes y les conté de Rebotes, resulta que eran fanáticos del basketball y quedaron con ganas de verlo, así que una copia se va para Baltimore, aparte me dijeron que ubican a gente del festival de cine de esa ciudad. Aparte fue bacán porque me pusieron al día con la actualidad de la NBA. Ahí fue funcional el acordeonista que se puso a tocar mientras el barco llegaba a rescatarnos
En la tarde, ya que el paseo quedó abortado a la mitad, me demoré poco y me puse a ver un video del tributo a Queen que me prestó una nieta del capitán. Cuando tocaron “I want to break free” me emocioné. Tocó una fibra sensible en mi en estos momentos. Me acuerdo que la primera vez que escuché esa canción era en un comercial de Shell por el 86 o el 87 que daban durante las carreras de Formula 1 en el canal 11. Un tipo estaba metido en un taco, paraba a una Shell le echaba bencina, ponía un cassette y mientras se escuchaba I want to break free aceleraba solo en una carretera. Bueno… no sé al caso de que viene este recuerdo, el punto es que quiero ¡¡¡¡libertad!!!!! Poder disponer de mi tiempo, de mis espacios, de mi trabajo, poder crear, pensar, sentir lo que yo quiera en el momento que quiera.
Antes de la cena fui a instalar el video en el bar y mientras la gente bajaba a comer Mario me pregunto si me servía algo. Bueno, convídame una caipiriña. Le dije para probarle la mano. Estaba buena, muy buena. El único problema es que como tenía que estar en la cena pronto me la tomé muy rápido. Ergo, se me fue inmediatamente a la cabeza. El resto del día fue confuso. Por suerte atiné a ponerme en modo de defensa y sólo hablar cuando me preguntaran algo. Parece que pasó piola. ¡¡¡¡Estoy aburrido!!!!

Día 117

En la mañana el paseo al glaciar Bernal fue perturbador. Hace dos semanas que no bajábamos ahí, sin embargo se derritieron varios metros de hielo. La topografía varío dramáticamente en sólo dos semanas. Luego empezó el paseo en el barco y mientras grababa unas tomas en el puente me pongo a escuchar que el capi está pelando el cable firme. Resulta ser que dice que en la antigüedad la Tierra tenía dos lunas y una de estas chocó contra la tierra y prueba de eso es que se separaron América de África. Además dice que antes había menos gravedad. Es divertido como los pasajeros se compran todo lo que dice, o al menos asienten como si así fuese o fuere. Los gringos buena onda me regalaron una revista Sports Illustrated, con lo que pude tener harta entretención en la tarde. Eso fue lo más entretenido. Así fue como se me fue mi viaje. Ahora quedan sólo 14.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home