Thursday, May 03, 2007

Último viaje

Se acabó!
25511 millas nauticas
muchas fotos nuevas en:
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Día 225

Había esperado este día tanto tiempo. Escuché con cierto placer el despertador y luego volé a la oficina. Prendí el computer y puse mi clásico de rock basuriento ochenteno favorito “Final Countdown” de Europe. Empezaba el conteo final 5 días de viaje y todo habrá terminado. Ya se siente que es el último viaje, principalmente porque no hay ningún respeto por nada. Lo que es yo, dije que me lo iba a comer y tomar todo. Después de grabar una tomas desde el bus empezamos a hacer videos entre nosotros. Ir a la cueva del milodón fue un placer. Me carga ese lugar, hay que grabar apurado y siempre lo mismo, nunca hay variaciones. Y hacer lo mismo 32 veces (salvo contadas excepciones) termina siendo un tedio. Al final vi al animal de fibra de carbono y estirándole el dedo del medio me despedí de él.
Para mucha suerte de todos, tuvimos un día precioso. Sol y nada de viento. Lo cierto es que ni siquiera en el verano tuvimos un tiempo tan espectacular. Un momento me arranque del mundanal ruido y me escondía a contemplar. Fueron dos minutos, pero absolutamente necesario. Cuando salimos de ese lugar les dije “hasta luego a las Torres”. Espero poder volver en el verano.
Desde hace al menos 10 viajes estaba pensando como iba a ser el último zarpe. Es tan increíble que eso este ocurriendo. Llegó un punto en la temporada en la cual sentía que esto era un túnel sin salida, eran días y días y más días y que no había forma de salir de eso. Sentir que ese momento ha pasado es un alivio total. Me bajé del bus con toda la energía y, tal cual saliera a la cancha a jugar la final del mundial, el partido 7 de la final de la Nba o el Superbowl, me acerqué a cada uno de los compañeros de tripulación gritando: “¡Vamos cabros, vamos, última vuelta, última vuelta!” Todos se rieron y después de a uno fueron prendiendo y todos, de este modo, nos energizamos para hacer el último esfuerzo. Al llegar a mi cabina sentía que faltaba algo. ¡Mierda! Se me quedó el trípode en el bus. Corrí a buscarlo, por suerte no se había ido. Todo el mundo me agarró pa’l hueveo heavymente. “Parece que te emocionaste mucho…” me comentó Álvaro. Ya zarpando Dan me dijo: “Oye, que estás contento”. “¿Se nota?- le pregunté. Estoy feliz.

Día 226

Me desperté con al versión de Life in Mars de Seu Jorge que está en la banda sonora de The Aquatic Life of Steve Zizou. Es la canción que escuche los primeros meses que estuve acá. El glaciar Amalia estuvo lindo, pocos derrumbes, pero al final salió un poco de sol. Me despedí de ella diciéndole: “Yo no te quise, tu no me quisiste, así que eso sería.” Como buena tarde de fomingo no pasó mucho. Luego de editar me puse a re ver School of Rock lo que me prendió mucho. En la noche la fiesta estuvo tan aburrida como siempre. Me escapé al bar y ahí me puse a conversar con Mario y le empecé a poner mierda. Me debo haber tomado como 4 whiskeys. Jajajjaja, lo dije último viaje hay que comer y tomar todo. Lo cierto es que llegue bien golpeado a mi camarote.

Día 227

Dada la mierda que le puse la noche anterior dormí saltón. Al sonar el despertador tenía sueño y pocas ganas, pero me dije: “Esteban, 3 días más de pega y esto se acaba…” Hoy desperté con Stuck in the momment. Escuché está canción en los momentos que mal más estaba acá. Periodo que fue entre diciembre y febrero. Repetía y repetía la frase final de la canción “It’s just a moment this time will pass” (es sólo un momento, esto pasará”) Y este momento está a punto, a punto a punto de terminar. Salí a grabar a las 7:30 y estaba muy oscuro, apenas un rayo de sol aparecía entre los hielos. Se veía muy poco en la cámara, cuando se me ocurrió un truco. Dado que se trataba de un plano fijo desde el barco, no se iba a notar si bajaba la velocidad de obturación de 1/60 a 1/30 con lo que iba a obtener mucha más luminosidad. A todos quienes leen esto y están interesados en seguir una carrera en el mundo audiovisual es un buen truco cuando graben un paisaje con poca luz y estén usando un buen trípode. Me pareció increíble que después de 32 semanas siga descubriendo cosas y que no haya perdido las ganas de hacer un poquito más de lo necesario. Siento que la máquina pasó sobre mi, intentó triturarme, pero no me trago. Sigo siendo yo, sigo teniendo la pasión y cuando salga de acá podré ponerlo en función de lo que yo quiero hacer.
Era mi último paseo grabando desde el bote. Si no me caía hoy, terminaba invicto. El día estuvo precioso, partió suavemente nublado (lo ideal para grabar) y salió un poquito el sol, pero lo suficiente para no saturar el glaciar. Lo pasé muy bien. En este viaje andamos todos relajados, la verdad es que demasiado relajados, tanto así que hay cero respeto por los pasajeros. Estoy grabando videos, saludos y hueveos varios de la tripulación. El piloto Marcelo estaba hablando a la cámara desde otro bote. Le pidieron que se sacara una foto y empezó a derivar. Le puso reversa al bote y retrocedió sólo para hacer otras declaraciones.
Puerto Edén estuvo bonito también, aunque ya queda muy poca luz cuando llegamos. Unas niñas me preguntaron: “Tío, no se aburre de hacer siempre lo mismo”. “Si, la verdad es que me aburro”. “¿y por qué no manda todo a la mierda?” “Eso es exactamente lo que pienso hacer…” Me pegué un pique al mirador desde donde se ve la angostura inglesa y me dije “el domingo voy a estar pasando por acá… el domingo ya iré navegando rumbo a casa.” En la noche mostré el video por penúltima vez y después me fui a mi cabina a ver un dvd. ¿cuál fue la pieza de cine arte que el artista visual Esteban Gómez disfrutó esta noche? Bob Esponja la película. Después de Cars me di cuenta que las películas de monito son las mejores. Están muy bien contadas. Tienen una coraza que puede ser creativa, pero en su esencia son historias simples. Si en la vuelta puedo conseguir volver a hacer clases tendría a mi alumnaje todo el día viendo monos animados. Bob Esponja cumple las reglas del road movie clásico (tomemos como referente a La Odisea de Homero). Un personaje sale en un viaje con una meta. Pero en el camino se da cuenta que para conseguir esa meta y poder volver tiene que cambiar algo dentro de si. Es como lo mismo que pasa en otra aventura en el mar que se publica periódicamente en un blog.

Día 228

Mayo, mayo, llegó mayo. Me acuerdo que en el segundo viaje me fui una noche a la popa y escribí: “hoy he pensado tanto en mayo y está tan lejos, tan lejos”. Bueno, hoy es mayo. ¡Lo hiciste Esteban, llegaste! El día amaneció precioso. El clima de la Patagonia es muy hijo de puta. En todo el año nunca tuvimos dos días de sol. En este viaje llevamos 4, justo para el último viaje. Es increíble, sólo me hace sospechar que se está burlando de todos nosotros, no tiene otra explicación. Al despertar puse Puente de Gustavo Ceratti. En el desayuno no se de que cosa estábamos hablando con mi compañero y comentó que sus papás no le dejaron estudiar lo que él quería. ¿y qué querías estudiar? “Actuación teatral, siempre me gustó actuar” y seguido me dijo: “por eso te apoyo en tu decisión, porque si yo hubiese tenido la oportunidad no lo habría dudado me habría arrancado de acá para tratar de conseguir mi sueño y si te equivocas, ¡mala cueva! al menos lo trataste.”
Había mucho hielo en el fiordo Calvo, que junto con los reflejos que formaba el sol hacían que fuese un día precioso. Al estar en otoño el sol no alcanza pegar perpendicular, sino que siempre lo hace en ángulo, lo que implica que aun con pleno sol la luz no es tan dura. El día fue un festín. Era una despedida majestuosa del lugar más hermoso en el que he estado en mi vida. Parado en la proa dejé varias veces la cámara al lado y mientras respiraba profundo tratando de llevarme algo del aire para Santiago me preguntaba ¿Habrá algo más lindo que esto en el mundo? Y la verdad es que me cuesta imaginarlo, me cuesta mucho imaginarlo. El motor del rompehielos se echó a perder. No podíamos pasar las 1200 revoluciones por minuto, lo hizo que el paseo fuera leeeeeeeeeento. Cuando repartieron whisky le pedí a Mario que me convidara y me tomé el último whisky frente a los glaciares. Fue una despedida de antología, traté de mirar lo suficiente para que mis ojos vuelvan llenos de todo lo bello que he podido contemplar en estos meses.
De vuelta en el barco edité lo más rápido que pude. Lo cierto es que las imágenes no estaban tan buenas. En cierta parte me había emocionado demasiado y me había olvidado de hacer la pega… o sea, el video está o.k., pero podría estar mejor. Eso realmente no me importa nada ahora. El asunto es que edité muy rápido. Los 11 minutos estaban listos en 1 hora y media. Como el día estaba bacán subí a la cubierta a grabar. En un momento entré al puente y el capitán me dijo: “Te perdiste unas vistas espectaculares hace un rato”. “Estaba editando…” “Cuando yo filmaba el video - él empezó haciendo los videos en los cruceros el año 80- editaba en cámara.” El concepto de “editar en cámara” es algo que inventó él y es la única persona capaz de hacerlo, consiste en grabar de tal forma que no es necesario editar el material. Luego de tal comentario no me quedó otra que reírme para mis adentros y mandarme a cambiar.
Pudimos estar poco rato en el glaciar Brujo. Hice unas tomas rápidas, recogí hielo para llevarme a Santiago y subí unas piedras en donde me senté y me quedé contemplando el glaciar. Ahí creo que tomé conciencia que no iba poder volver acá. Me di cuenta que para mi ya no era cotidiano tomar micro, ver tele, sino que estar frente a glaciares. ¡wow! ¿cómo fue que ti vida se transformó en esto? – me pregunté. Mientras escuchaba como el hielo se trizaba pensé en que nunca más iba a estar acá me emocioné, traté de no irme, pero cuando nos llamaron de vuelta al barco le hice una especie de reverencia a la pared de hielo y me di vuelta. Resistí la tentación de mirar hacia atrás. De una parte hasta ahora aprendí que en las despedidas no hay que mirar atrás.
Cuando fui a instalar los equipos para mostrar el video me puse a conversar con Mario quien me dijo que me tenía un regalo. Abrió una compuerta y me mostró una botella de Chivas Reagal. O sea, fuera que sea un whiskey rico, fue muy tierno de su parte que me quisiera regalar esa botella. Pasar el video fue increíble, es la última vez, ya no tendré que sufrir ante esa tortura audiovisual. Nunca más.

Día 229

La Patagonia se burló de nosotros. Tuvimos un día excelente. Esplendoroso, a mi no me gusta mucho el día miércoles, pero ayer se comportó como nunca. Hay unos cerros que son conocidos como las falsas Torres del Paine. Hoy estaban nevados completamente y eran más bonitas que las Torres verdaderas. Se daban unos reflejos maravillosos y los pocos pájaros que no hay emigrado salieron a tomar sol. Todo fue bien. Cuando estábamos llegando al final del fiordo subí a la cubierta superior encuadre un plano general en que se veían los cerros reflejados en el agua y apreté rec por última vez. Mi última toma fue preciosa. Después de cientos de horas grabando los últimos centímetros de cinta corrían. Disfruté el paisaje dejando correr la cámara hasta que corté. Eso fue. It’s a wrap! Se acabaron mis videos acá.
En la tarde edité escuchando cumbia villera y sound (una excelente combinación musical, creo yo) y cuando vi que estábamos pasando el canal kirke corrí a la cubierta de más arriba. Me paré en el pontón y sentí el viento en la cara. Me acordé de cuando estaba viviendo mi momento místico y se apareció Longueira. Ahora no habían sacos de hueas alrededor esto era para mi y estaba ahí para disfrutarlo.
Ponerme corbata por última vez en quizás mucho tiempo fue otro placer. Con mi compañero nos fuimos a tomar un trago al bar antes de la cena y se apareció el piloto quien me tenía un recado del capitán: “me dijo que te dijera que le grabes un dvd de un viaje para que te enseñe a hacer mejores videos”. Me dio un poco de rabia, pero luego me dije. O.k. esta puede ser mi venganza. Acá es donde le pudo decir lo que pienso se él y aprovechar de presentarle mi renuncia para mi próxima temporada. Pero tiene que ser sutil, tiene que ser con estilo. Hasta ahora he pensado varias cosas, pero no estoy seguro. De hecho, los insto a que posteen diversas respuestas que le puedo dar al capitán, a ver si me dan una buena idea. El ganador se lleva un premio.
En el comedor tener que escuchar al capitán por última vez también fue excelente. Estaba con una sonrisa que no cabía en mi, fui a brindar con los oficiales y uno de ellos me dijo “¡que te vaya bien y que pase mucho agua bajo la quilla”. Quedé colgadísimo. Me contaron que esa era la forma en que los marinos se deseaban buena suerte, porque eso significa que no van a varar. Espero no varar en mis navegaciones futuras, espero que sean entretenidas y que llegue a buenos puertos. Espero que eso sea así, pero si por cosas de la vida llego a varar, no hay drama, si de algo me he dado cuenta estando acá es que soy muy joven y puedo equivocarme muchas veces más.

Día 230 (Epílogo)

Puse Freebird para despertarme. Estoy a punto de ser libre, a punto de ser libre. Llegué temprano a la oficina y como nadie había venido a comprar dvds me puse a ver las noticias de la mañana. En eso TVN va a comerciales y empiezan a mostrar las cámaras de la Unidad Operativa de Control de Transito. Santiago estaba ahí, tan cerca… a sólo una semana. Viendo esas imágenes de calles colapsadas sentí una emoción profunda… home, home again. Y en un lapso de un par de segundos las lágrimas corrían por mi cara. Lo había logrado, lo había hecho y pronto volveré a casa.

(mañana penúltimo posteo, el último realizado desde la Patagonia)

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Chao santiaguino bruto. Es increíble cómo un tipo egresado de periodismo no sirva para escribir una línea inteligente. Que añore un Santiago en donde nunca pasa nada. Una ciudad culturalmente vacía, que es una pequeña aldea desolada. He seguido este blog solamente para leer la sarta de estupideces que escribe el autor. Denigra constantemente a la gente que le dio trabajo, tratándolos de ignorantes y dándose ínfulas de ser inteligente y un "creador". No tomó contacto con el lugar en donde estuvo ¿trabajando?. Ventiló sus problemillas minúsculos que a nadie le interasaba, salvo su pequeño grupúsculo íntimo igual o peor que él, pero no mejor. Pero una cosa es rescatable, y es la mirada que un santiaguino tiene fuera de su aldea. Una mirada lejana, extranjera y llena de inexactitudes. Vino a juntar plata a Puerto Natales y piensa que volverá a Santiago convertido en Tarantino. Desde Natales, cualquier santiaguino es Alejandro Magno.. Chao Esteban Gómez, 1,80, 25 años,periodista, artista visual.:D .

10:47 PM  
Anonymous Anonymous said...

Yo fui el autor del comentario anterior

10:53 PM  

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