Thursday, March 29, 2007

El principio del comunismo (o más bien el final)

27mo viaje
20461 millas nauticas
5 semanas to go

Día 190

Creo que la semana pasada les comenté que a medida que la temporada avanza todos los recursos humanos y técnicos se van desgastando llegando a un momento en que estamos con las últimas energías. Bueno, el viernes prendí un par de veces el computador para tratar de guardar las mejores tomas para el material de archivo cuando se me quedó pegado. Intenté de nuevo y pasó lo mismo. Intenté 5 veces con el mismo resultado. ¡maldición! Esto si que colapsó. El peor de mis temores. Mi conocimiento computacional se remite a saber usar el final cut, escuchar mp3 y escribir en Word (cosa que hago a una velocidad rapidísima). Pero así para “entrar a picar” no sé absolutamente nada. Traté de instalar de nuevo el sistema operativo. Todo bien, hasta que al reinicar me pide un password. Hace un tiempo tuve un atado menos e ingresando “natales” no tuvo ningún problema. Ahora no, insistía con mayúsculas, minúsculas, errores de tipeo, pero una y otra vez me rechazaba. Se acercaba la hora del asado. Mi compañero me recomendó que lo dejara en caso que se tratara de una maña del programa y lo viera después de la cena. No era un maña. Sólo había espacio para la solución radical, formatear el computador. Pude respaldar mis archivos (me hubiese muerto en caso de que mi vida acá se hubiese borrado) y me fui a dormir, ya que los dos whiskeys hacían efecto en mi (cuando el capitán dice que hay que tomar, se toma).
El computador seguía muerto en la mañana. Me fui a las Torres del Paine. El día estuvo muy relajado, ya andan menos pasajeros, así que todo es más fácil. Incluso pude dormir un resto de vuelta. Al llegar dijeron que faltaba que llegara gente, así que zarpábamos en una hora más. Fue excelente. Esos momentos de nada son muy placenteros, desenfundé el celular y disfruté mis últimas horas atracando hablando con Santiago. Otro zarpe, ya estaba atardeciendo, así que pude hacer unas tomas de lo más bueno. Seguí hablando por teléfono hasta que bajé y enfrenté mi destino. Prendí el computador con el disco de arranque y le puse: “formatear disco”. Nunca lo había hecho. Es algo que conceptualmente me parece horrible. Yo nunca he formateado a nadie, hay recuerdos que querría borrar, pero no lo he hecho. Sin embargo, hay alguna gente que si me ha borrado. El asunto era tan gondriano. Como sea, todo iba fluidamente bien hasta que el computador me pide que inserte el disco 2. Lo meto y no me funciona. Pienso que me equivoqué de disco, pero no, es ese. No está rayado, simplemente no quiere andar. Era horrible. Cené con la pana y después volví intentando nuevamente y pensando como había otra forma de solucionarlo. El computador de 2 millones de pesos parado. Ponía mi cuarzo sobre la torre para tratar de espantar la mala energía y decía “Santa virgen de la aceleración, no me falles ahora.” No entendía por qué el colapso y, peor aún, porque el asunto no se solucionaba. Habían malas energías, me pregunté que día era: 24 de marzo, como tratando de buscar una explicación mística pensé que había pasado el 24 de marzo. Haciendo un repaso en el calendario me doy cuenta que… ese fue el día que mi primera polola me pateó. Shit! Fue un sábado también, y aunque fue hace 6 años, la verdad, verdad, verdad es que recién el año pasado puedo decir que estoy 100% recuperado de ese incidente.
Se me ocurrió hacer una instalación mínima, quizás ahí no me pediría el segundo disco. Crucé los dedos y cuando empezó el computador no pude estar más feliz. Luego empecé a instalarle los programas y me quedé hueveando hasta como las 2 de la mañana. Por suerte salí de este entuerto.

Día 191
Hoy amaneció nublado y con lluvia como casi todos los días acá. No pasó nada muy emocionante durante el glaciar Amalia. El resto de la mañana me dediqué a meter de vuelta la información al computador y echar a andar los programas. Nada muy excitante. En realidad algo muy poco excitante. La mesa del capitán es horrible. En realidad es el doctor y su señora los que son horriblemente desagradables, pero como los otros panameños que están ahí no aportan mucho, en promedio es una lata. Empezaron a hablar del gobierno, esto y el gobierno lo otro y mi compañero como es de derecha prendió con agua. De repente sale el tema del transantiago. La verdad es que yo no puedo dar una opinión concluyente al respecto, principalmente porque por Puerto Natales no pasa ningún troncal, no he leído lo suficiente al respecto y he escuchado de gente cercana opiniones disímiles. El asunto es que la vieja dijo que alcanzó a escuchar en las noticias que habían metido a la cárcel a los dueños de las empresas. No sé si será verdad. Ella estaba indignada y dijo con convicción: “Esto puede ser el comienzo del comunismo”. No sé por qué, pero automáticamente me brillaron los ojitos y una especie de felicidad salía desde mi alma que me hizo sonreír profusamente, me dieron ganas de decir ojalá llegue pronto, pero no fue necesario porque todos en la mesa me miraron con cara de: “¿y qué le pasa a este hueón?”. Me acordé del final de Pollitos en Fuga (una película absolutamente marxista) en donde los pollitos se arrancan del sistema capitalista que los oprime y se van a una isla donde son felices y sentí una paz inmensa. Eso es lo que dice el manifiesto, el socialismo es sólo un paso. Una vez superado se llegará al comunismo, un estadio sin clases sociales, sin necesidades materiales en donde el hombre puede lograr la felicidad. Andaba filosófico hoy, después se pusieron a hablar de Bolivia y mi compañero dijo que había que encontrar la forma de aislarnos de nuestros vecinos y no tener que depender de nadie. Yo irrumpí en la conversación y lancé uno de mis postulados existenciales fundamentales: “Nadie es independiente, todos somos partes de un todo”. Obviamente fue retrucado vehementemente. Pero si de algo tengo certeza es que todas las personas en este mundo están conectadas y todos nos necesitamos a todos. Que sólo convergiendo nuestras energías podemos lograr la felicidad.
(Hoy me bajó el hippismo más recalcitrante).

Día 192

El desayuno empezó muy lindo. El doctor empezó a hablar de no sé que hueá y de repente habla de Valdivia y la planta de Celco que (cito textual) “Los ecologistas tienen parada”. Salto de mi asiento y de modo muy poco protocolar le digo: “Perdón, no son los ecologistas los que tienen la planta parada, sino el hecho de que es altamente contaminante”. Según él, todo eso eran patrañas y que habían informes científicos que decían que no había relación entre la muerte de los cisnes y el verter químicos al agua (obvio, si esos informes lo hizo la empresa). ¡puta que rico empezar el día con esta gente).
Antes me había despertado y ví algo de sol en la ventana, así que en mi dvd puse el video de U2 y me levanté con Beutiful Day. El Pío XI estuvo bueno, el sol me ayuda a hacer fotosíntesis. Además hubo un derrumbe gigantesco. Muy, muy grande, pero esta vez no me dio tanto miedo (eso que estábamos bastante más cerca de lo que yo consideraría prudente) y pude hacer una toma decente. En el almuerzo la señora del doc le pregunta a mi compañero (a los dos nos tiene las pelotas un tanto hinchadas) si se acuerda de su sobrina . Él la mira con cara de: “¿y quién chucha es tu sobrina?”. “Ella es la esposa de Longueira… ¿se acuerdan?” “Ahhhh, la esposa de Longueira”, contestamos. Eso explicó muchas cosas.
Cuando volví a la editora me encontré con una pésima sorpresa. No se grabaron los últimos 5 minutos. Es decir, la cinta corrió, pero grabó en negro. Simplemente no había imagen. ¡Maldición! Ahora si que está fallando todo. Por suerte había otro derrumbe y ese me podía servir para cerrar el segmento sin tener que usar un plano conclusivo clásico (como que nos alejamos del glaciar). El asunto es que después me di cuenta que el computador había capturado entrecortado el derrumbe. Después de mucha pelea lo pude salvar justo antes de llegar a Puerto Edén. Estaba enojado. Con la sensación de que mi trabajo es como ese acto del chino que trata de equilibrar los platos sobre unas varillas y cada vez tiene más platos, yo siento que en este momento no puedo más con los platos y se están empezando a caer de a uno.
Subí a grabar la llegada a Puerto Edén. Me decía: “Esteban, deja lo que pasó atrás, concéntrate. Concéntrate. Pero no podía, no podía sacarme los problemas de encima. De repente se pone a llover. Hago un repaso mental y me acuerdo que la cubierta de la cámara se quedó en el bote. Y el bote en ese momento estaba en una maniobra. Me empiezo a recriminar mi negligencia, darme cuenta que me van a retar, pensar en cubrir la cámara con bolsas de basura como en los primeros viajes. Estaba seguro que no la había bajado y enojado por mi error. Como última esperanza bajé a ver si por alguno de esos milagros la funda estaba. Y estaba. Mi cerebro me convenció que estaba perdida, y nunca fue así, estaba donde debería estar.
En Puerto Edén me extravié completamente. Es increíble la capacidad que uno puede tener para estar en otro lugar. Hoy no estuve en Puerto Edén, sino que en los recuerdos de mi vida. Especialmente en los que me dolían. Estaba con rabia, mucha rabia. Rabia en contra de mi colegio, rabia por las veces que me patearon, rabia en contra del capitán y especialmente rabia conmigo mismo. Me carga sentir eso, creo que cuando el corazón tiene rabia nada bueno puede salir. Pero no podía dejar de sentir eso.
Al volver al muelle veo que el Óscar esta haciendo unas movidas con una lugareña. Me cuenta que le está encargando pan amasado para la próxima semana. Lo miro con cara de “paren de gozar, si comida no falta a bordo”. Ahí Pinda me explica que hace un par de semanas la señora les dejó de dar pan fresco a los camareros. Que sólo pueden comer pan añejo. Lo encontré increíble. Increíble. ¿cómo?. Ni siquiera es un asunto de plata, es un asunto de hacer sentir a cierta gente que es inferior. Me acordé del Acorazado Potemkin, cuando la tripulación inicia la revuelta porque les dan carne agusanada a los tripulantes.
En la noche estaba apestado, después de pasar el video me fui a la cabina de los camareros a jugar playstation con Pinda y Felipe. Quería jugar worms para recordar mis largas veladas de “estudio” en la vieja escuela de periodismo, pero no corrió, así que le dimos al “Mortal Kombat”. Para no jugar en 5 años (además nunca me gustó mucho) creo que estuve decente, incluso gané un par de peleas con Sub Zero.

Día 193

Pensé que iba a ser un buen día. No se veía mal desde la cabina. Pero según el piloto, es el peor día en los 4 años que estuvo acá. Niebla. No se vio casi nada. Fue horrible. Yo iba en la proa tratando de inventar algo que grabar, mientras echaba puteadas. Sigo enojado, muy enojado y eso no me gusta. Para eso colaboró la vieja haciendo comentarios estúpidos en el almuerzo. La verdad es que no aguanto más. No aguanto más el encierro, que la ropa nunca se seque completamente, que toda tenga un olor a humedad. Mi paciencia que creía infinita se está agotando.
La primera vez que fui a la micro (el comedor de tripulantes) vi un papel que me dejó perplejo. Tenía por título “Cuando tome un cargo…” y es un decálogo de recomendaciones. Las dos primeras me parecen muy bien:
“1.- No empieces a destruir lo que hizo tu antecesor
2.- No comentes que el fue inútil y que todo lo hizo mal”
El problema son la tercera, séptima y octava
“3.- Tu no inventarás nada nuevo, ya todo está inventado.
7.- No te consideres genio, nadie lo es, confórmate con ser normal
8.- Trabaja con ahínco, pero silenciosamente. El bien nacido no hace ruido.”
Me parece terrible, una especie de propaganda de un régimen autoritario para alentar el conformismo y la mediocridad, de modo de que nadie se levante. Un tiempo después le saqué una foto, porque sabía que en algún momento iba a escribir sobre esto en la bitácora. Me mata estar en un medio que desincentive la creatividad, que te diga que no trates de ser mejor, ser normal es suficiente; confórmate con eso. Y para rematar te dice: “trabaja calladito, hablaría mal de ti si reclamas, además, ya sabemos quien eres y tu sabes que te puede pasar”. Le tenía ganas a ese papelito. Le tenía ganas. En la noche entre al comedor de tripulantes como un plumón y rayé las tres frases citadas. Fue mi acto subversivo del día.
Luego me junté con Pinda. Resulta que tuvimos un atado por un cobro de unas tarjetas de crédito y ni mi compañero ni él querían dar su brazo a torcer. Yo le exponía que era mejor que aceptara la solución, porque mi compañero estaba enojado con él y le iba a llevar esto directamente al capitán. “¿y tu encontrai que eso es justo”.- me preguntó. Yo honestamente le dije: “mira, lamentablemente acá lo que es justo da lo mismo… él tiene más poder que tu y si esto llega al capitán te van a cagar”. Ahí puteamos pa’l mundo. Me dijo que él era pobre, que en su casa no tenían casi nada, pero nunca, nunca comían pan duro y, por último, lo tostaban. Al final, me encontró razón, con mucha rabia aceptó que está vez era mejor agachar el moño, ya que en un choque de fuerzas el iba a perder. Pero tiene razón, esto es injusto, es muy injusto.

Día 194

Había un viento de mierda por lo que no pudimos bajar y el paseo se hizo shorty. Estaba editando cuando llega un marino muy enojado con la hoja que yo había rayado rota. Me dice: “compadre, usted que es buena onda, puede pasar esto al limpio, mire que alguien la rayó y después la rompió. La encontramos en el basurero.” La tomé, le dije que cuando tuviera tiempo lo hacía, que ahora estaba trabajando. Luego, cuando se fue, me dio una pena profunda. Una pena pensar que es parte de la doctrina y no un papel que quedó por ahí que la gente no trate de ser más, que se tengan que conformar con lo que son para así seguir siendo explotados y tener que seguir soportando las injusticias y arbitrariedades calladitos. Esta es una de las razones por las que no volveré, ni volvería. Es una mierda. Una verdadera mierda. “confórmate con ser normal”… ¿cómo le puedes pedir a alguien y casi hacerlo como una exigencia que no trate de superarse?

Día 195 (epílogo)

Cuando la esposa del doctor vino a buscar el video me despido de ella diciéndole: “mándale saludos a su sobrina”.
(jajajajaj, la venganza será dulce)

Thursday, March 22, 2007

Hielo Negro

no Adonde nacen los vientos
Yo iré a descansar
A refrescar mis pulmones
Aquí se están comenzando a podrir

Un trago más de ese whisky frío
Que enfría mis entrañas
Un poco más de ese whisky frío
Que ventila mi alma
¡oh no! Acá me estoy comenzando a podrir.

En el halcón milenario
Vamos a atravesar
Todo el desierto frío
Estoy aquí esto es imperial
Y si te encuentro mi viejo amigo
Dime como has estado
El corazón de un ser libre
No es estar encerrado
¡oh no! Acá me estoy comenzando a podrir.

A donde mueren los ciegos
Yo tendré que volver
A terminar mi tarea
Lo que empecé ayer
Y si te encuentro mi viejo
Amigo tendré que despedirme
Mi tiempo aquí ya se terminó, a donde nacen los vientos
¡oh no! Acá me estoy comenzando a podrir.”

Track 5
“Donde nacen los vientos” Hielo Negro

26 viaje
19725 millas nauticas
6 semanas to go

Días 181 & 182 en Punta Arenas

Esta semana me fui a Punta Arenas. En un principio me dio un poco de pena, pero cuando ya iba en el bus me di cuenta que las cosas malas, o mejor dicho las ocasiones desaprovechadas que me podían bajonear no son nada en comparación con arrancarme un par de días del barco. El viaje fue un tremendo descanso. Ya llegando al aeropuerto el pasajero espacial se acercó a meterme conversa. Dijo que se iba quedar un día en Punta Arenas y que después se iba al norte a dejar a la japonesita y volvía a Chillán donde tenía una movida con una mina que tenía dos buenas razones para ir a visitarla, para después terminar su tour en su casa con su querida esposa con la que tiene dos hijos. Cuando el bus pasó por el aeropuerto se compró dos chelas y volvió a subirse. Me ofreció una. Hace un tiempo no hubiese aceptado estando entre pasajeros y en el bus del barco. Pero, what the heck!. Hacía calor y una cerveza imperial no le viene mal a nadie. Me preguntó donde me quedaba, le dije que no sabía que iba a buscar un hostal. Me dijo que no, que si quería conseguir minas tenía que gastar plata y que si me quedaba en un hostal no iba a pasar nada. Le dije que aunque estaba ganando plata no podía dejar la moral de estudiante (lo cual es muy bueno, ya que en poco tiempo más voy a dejar de ganar plata). Además, claramente no me interesa una mina que por lo bajo quiere que la lleve a un hotel 5 estrellas. Bueno, el panorama de mi socio era dejar durmiendo a la chinita en la tarde e irse con unas minas que había conocido en Punta Arenas. No gracias. Yo lo único que quería hacer era nada. Llegué a un hostal piola con tele por cable y justo cuando la prendo están dando un partido de básquetbol. ¡que placer! Fue volver a mis placeres burgueses – urbanos. En la tarde caminé hacia la zona franca (son como 50 minutos) y empezó a hacer tanto calor (luego supe que hicieron 21 grados) que iba en polera. Algo bastante peculiar para la ciudad más austral de nuestro país. Ahí me compré un dvd portátil que espero que ayude a alivianar mi ansiedad existencial entreteniéndome con colores, formas y sonidos. En la noche vi tele, dormí, soñé y estuve despierto. Fue una cosa bastantemente excelente. Aparte, dormir en cama es un verdadero placer. Si no lo aprecian, por favor háganlo esta noche y agradezcan a Alá la posibilidad de hacerlo todas las noches.
El viernes saqué hartas fotos. El día partió lloviendo, pero luego se puso muy bueno. Volver al barco tuvo esa sensación de fines de febrero en que las vacaciones se terminan y tienes que volver a clases. En el bus puse uno de mis últimos descubrimientos: “Hielo Negro” el máximo exponente (sospecho que el único) del Rock Patagónico. Matafari, el grupo reggae de Natales era malísimo, principalmente porque el frío y esa música no pegan mucho. Con el metal es distinto. Hay grandes bandas suecas, noruegas e incluso finlandesas. Sin que yo sea muy aficionado a esta música en mi adolescencia escuché un tiempo a Amorphis. Me acuerdo en al sala del 1ero A escondido en el fondo durante el recreo para que la inspectora no me obligara a bajar escuchando “I rather be dead, I rather be, better unborned” (preferiría estar muerto, preferiría no haber nacido). Nota de la redacción: ¡Puta que linda fue mi adolescencia!. Bueno, en este caso Hielo Negro es malísimo. Su sonido es precario, el vocalista es francamente malo y sus letras son de una estupidez abisal. Pero, hay que respetarlos, son los máximos exponentes del rock patagónico.
El resto del camino me fui viendo “María llena eres de Gracia”, película mitas colombiana y mitad gringa que me pareció bien buena.

Día 183

Lobo estepario


El lobo estepario baja a la ciudad
Lo hace de noche
Donde reinan las sombras
Dicen que detrás de su mirar
Esconde el secreto
Del hombre animal

Nunca nadie lo vio
Bajar aquí
Solo su cara vio
En el fondo del vaso vacío
El lobo estepario es tu mitad

Luces de neón marcaran tu camino
Quieres saber si contigo pasa lo mismo
Solo debes en el fondo del vaso mirar
Si ves un reflejo es que es también es tu mitad

Track 2 – Donde nacen los vientos, Hielo Negro

En este viaje viene un equipo de una revista argentina a sacar fotos de moda. Es decir, aparte del fotógrafo, la asistente y la periodista viene una modelo. Ustedes deben pensar que es terrible de rica la mina, pero no es tanto. Es muy bonita, una muñequita, pero tiene 17 años y aparenta 17. Aparte llega un punto en que es demasiado flaca. Como se comentaba en el barco “tiene menos carne que una empanada de queso”.
Las torres estuvieron bonitas, de hecho saqué unas fotos muy surrealistas. Cuando dejo de grabar y vuelvo al bus a dejar cámara y trípode para almorzar veo que hay un sostén botado en mi asiento. ¡que falta de respeto!, ¡que falta de respeto! Uno lleva 6 meses embarcado y le hacen eso. Así que, casi con pinzas tomé la prenda de vestir y la dejé en su lugar de origen.
Ahhhh, la modelo está sentada al lado mío en la mesa. Podré decir que pasé una semana con una modelo argentina.

Día 184

El día estuvo feo, horrible. Horripilantemente horrible. En el glaciar Amalia había tanta lluvia y nubes que el capitán dio media vuelta rápido y salimos de ahí. Con el cambio de hora no hay paseo en la tarde así que pude disfrutar de no hacer nada durante la tarde. Me puse a ver la película “La caída”. ¡wow! Es muy fuerte, pero buena. Me pasó que encontré que en la personificación de Hitler habían muchos ademanes y muchos gestos parecidos a Pinochet. Bueno, será que entre dictadores se parecen.

Día 185

Aburrido de cagarme de frío en las manos en Punta Arenas me compré unos guantes de neoprén muy delgados que me permiten operar la cámara. Funcionaron super bien, el problema es que el bote se quedó sin motor y el contramaestre tuvo que remar su resto hasta que el bote de pasajeros nos rescatara. Llega un punto en la temporada que el desgaste se siente. No sólo las horas de sueño, los golpes y el frío comienzan a pasar la cuenta, sino que las máquinas también. El visor de mi cámara se echó a perder, el auto foco me da cualquier lectura, al igual que el control de la exposición. El computador está más lento, la funda ya deja pasar el agua… es decir, ya estamos todos en las últimas, llegando con la última de nuestras fuerzas al fin de temporada.
Durante el almuerzo el fotógrafo mostró sus fotos. El tipo es seco, es un maestro. Tiene unos retratos impresionantes en Brasil. Aparte el tipo es muy top, le ha hecho campañas a Adidas, a muchas marcas de ropa, ha trabajado en EEUU, el Europa. El hueón es sequísimo. También mostró las fotos que el ha sacado a la “cachorrita” (así es como le dicen a la modelo) y la mina cambia completamente. Asume una actitud que no tiene en la vida real y el maquillaje al hace transformarse en una mujer bastante deseable.
En la tarde Puerto Edén estaba un tanto mojado. Iba caminando por las pasarelas cuando me resbalo y caigo. Por suerte me afirmé de la baranda y no le pasó nada a la cámara. Atrás iba un mexicano que dijo: “Cuidado, cuidado con la cámara”. Me dio una rabia, tanta rabia que le dije: “No se preocupe, la cámara que es lo único que importa está bien”. Curiosamente no se lo tomó a mal, quizás le parezca lógico que las cámaras son más importantes que las personas. Mi compañero me contaba que cuando él se cayó hace unos 15 años al agua estaba enredado con la cámara y se empezó a hundir entre los témpanos. Cuando ya pensó que no había vuelta se pudo zafar de la cámara y salir a flote. Casi hipotermia fue llevado de vuelta al barco. Al llegar el capitán lo recibió diciéndole: “¿qué le pasó a la cámara?”
En la noche me dio una vergüenza tremenda mostrar el video. No era pudor, era vergüenza que el argentino lo viera después de verle las fotos. De cortesía dijo que estaba muy bueno el video, pero se notaba que claramente no era así.

Día 186

En el fiordo Calvo estaba chato. No quería más. No sé porque pero suelo ponerme triste en ese lugar. Estoy sintiendo que 6 semanas todavía es mucho tiempo, mucho tiempo. Estoy cansado. Tan cansado que en la noche cuando estaba ordenando las cosas la señora se me acerco y me dijo: “que estás cansado hijito, anda a dormir”.

Día 187

El día estuvo muy feo, muy feo. En el paseo terminé sopeado. Mojado entero. Me tuve que cambiar toda la ropa al volver al barco, ya que la ropa corporativa supuestamente impermeable no es tal. En la tarde tuve que grabar una cosa, así que terminé tarde con la pega. Durante la fiesta me saqué una foto con la modelo y le dije así como en broma “para que la tengas cuando yo sea famoso” (el resto del mundo le decía, déjame sacarte una foto para tenerla cuando tu seas famosa). Y estaba echando la talla con el barman cuando Alex (quien será el Dj de mi fiesta) pone Atrevete- te. En ese momento me puse a bailar con la modelo y le dije: “Lo siento, cuando escucho está canción me da uan especie de posesión y me transformo”

Para que googleen
Fotógrafo Gonzalo Lauda
http://www.takeproduction.com/Sito/gonzalo%20lauda.html
Modelo: Ana Clara Lasta

Thursday, March 15, 2007

Universo paralelo

The playoffs

Hace un par de semanas conversaba con mi hermano Benjamín y entre otras disquisiciones llegamos al descubrimiento que la temporada que pasaré en el barco es tan larga como una temporada de NBA. Siempre y cuando el equipo clasifiqué a los playoffs y llegue a las finales. Si hacemos una analogía a mi situación, quedando ocho semanas la temporada regular ya terminó y con este viaje empiezan los playoffs. Estas 8 semanas serán cruciales en mi plan de re-ingreso a mi realidad, que consiste en llegar en condiciones físicas, intelectuales y morales dignas para cuando vuelva a mi vida.
Aun cuando estoy cansado, todavía queda un poquito de reservas energéticas, para la recta final.

25viaje
18993 millas nauticas
7 semanas to go

fotos muy buenas y de las otras
http://www.flickr.com/photos/63568587@N00/

Día 176

Estaba durmiendo y tenía un sueño en que sonaba el teléfono y la persona que tenía que contestar no estaba. Al rato suena el teléfono de verdad y me despierto. En una situación tan parecida al video clip de la canción Everlong (dirigido por Michel Gondry, “Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos”) el llamado pasó del sueño a la realidad. Debo haber hablado varias cosas, pero lo cierto es que nunca estuve realmente despierto, pero me fui camino al Paine con una idea de la conversación: que está bien equivocarse. Que no es malo, que uno puede equivocarse y muchas veces es mejor hacer eso que no tratar. Pasan varias cosas ahora en mi vida con relación a esa idea. Lo cierto es que soy súper autoexigente y no puedo soportar equivocarme. Me cuesta mucho aceptar una derrota y lo cierto es que me he cuestionado el hecho de estar acá y si va a ser bueno para lo que viene. Tengo esa imagen de encontrarme tipo octubre, noviembre sin pega en Santiago sin saber muy bien que hacer pensando en que si hubiese estado en el momento correcto me estaría yendo bien. Ahora siento que eso da lo mismo, que si fue un error, fue un error grande y valió la pena arriesgarse tan sólo por la aventura y por la experiencia vivida.
Después de ducharme miré por la ventana y vi un amanecer maravilloso, el cielo estaba entre púrpura y naranjo, como tengo cámara de nuevo (me la habían echado a perder, pero ya me la arreglaron) salí a sacar fotos. Valía la pena. Era maravilloso.
Las Torres jamás se vieron. De hecho llovió, pero bueno, igual estuvo bien tuve harto tiempo para pensar y eso no hace mal.
De vuelta en el barco me cuentan que un pasajero le dijo a x (vamos a proteger su identidad) donde se podía fumar. Este le dijo que en el bar de fumadores. Nop, es que quiero fumar de los otros… El tipo tiene como 30 años y mucha cara de volado. Es de Concepción y viene con una japonesa de 40 años. Claramente es ella la que paga las vacaciones. Bueno, x me dijo que se le habían acabado los pitos, así que estaba pensando seriamente hacerle una mexicana al pasajero espacial (mexicana: dícese de un robo de drogas).

Día 177

En julio de año pasado estuve unos días en el lluvioso Chiguayante. En medio de un carrete mi clon empezó a explicar a los presentes la teoría de la relatividad. Dando a entender como la luz se movía a diferentes velocidad según el punto de vista del observador y como eso repercutía en la percepción del tiempo. ¿a qué va todo esto? Bueno, hoy en todo el territorio chileno se retrasó en 60 minutos la hora. El capitán dijo que la hora no se cambiaba, es decir estoy navegando en un huso horario distinto al resto del país. Me da la sensación de vivir en un universo paralelo, en donde incluso la hora no es la que debería ser. Si alguna vez les he comentado sobre el ego del capitán… esto llega a ser ridículo: él (¿Él?) define el tiempo.
En el glaciar Amalia llovió y no pasó nada muy entretenido. Después de pegarme una siesta me puse a trabajar en un encargo que me hicieron: armar un video clip con las mejores tomas de la temporada. El objetivo de esto es que sea usado como demo para mostrar las capacidades de la cámara en una presentación que hacen los representantes de la Sony. Esto me genera conflictos conflictuosos, ya que mi hermano está trabajando vendiendo la cámara de la competencia (Panasonic, que es mejor, aunque más caras). Lamentablemente la pega es la pega y hay que ser profesional y hacerlo lo mejor posible, pero no dejo de sentirme como un gusano al estar colaborando para que mi hermano pierda clientes.
A las 6 llegamos al fiordo Antrim, llovía y estaba muy cerrado. Claramente no iba a haber paseo, sin embargo el capitán dijo que se bajaba. No me dio lata, en el fondo iba a ser mi último paseo ahí, porque suponiendo que en algún momento cambie la hora antes de la próxima semana, vamos a estar llegando allá de noche, por lo cuál no alcanzamos a salir. Me cagué de frío y volví muy, pero muy mojado. En la noche terminé de seleccionar las mejores tomas y encontré unas del primer viaje. Estaban re’ buenas. El ambiente alrededor me ha hecho pensar que yo no sabía nada y que mis primeros videos eran malísimos y que acá he ido aprendiendo. O sea, obviamente he adquirido oficio, pero yo igual hacía bien la pega. Es heavy como el medioambiente te va echando para abajo y te va convenciendo de cosas que no son. Este universo paralelo tiende a divergir tanto del universo real, que ya no estoy seguro dónde está.

Día 178

En la mañana hacía mucho frío. Nuevamente hubo dos paseos, así que estuve como 3 horas en el bote. Llegó un punto en que me tuve que poner guantes, porque no aguantaba más. Pero a los 5 minutos me los tuve que sacar porque no podía manejar los controles de la cámara. Casi me caigo al agua. En un momento estábamos cerca del bote de los pasajeros y yo estaba concentrado viendo por el visor cuando de repente le pegan a un tempano chico y me caigo hacia delante. Pegué fuerte con las rodillas, recogí la cámara y vi el agua muy cerca. Por suerte con la otra mano me pude apoyar del borde y no me caí. Por otra parte pude agarrar un derrumbe muy, muy grande, así que con eso salvé el día.
Antes de llegar a Puerto Edén salí a grabar unas tomas locas y el pasajero espacial va con una botella de agua mineral llena con pisco sour y me dice: “oye, estamos carreteando allá arriba (en la cubierta del techo), ¿querís ir?”. “No, no puedo”. Le contesté. “Ahhh, que lata que no puedas”. “Pero que no pueda no significa que no lo vaya a hacer”. Me debo haber tomado dos sorbos de pisco sour, pero la sensación de estar tomando a la mala en el barco fue casi la de estar haciendo un acto poético. Bueno, también tiene que ver con que a esta altura me da lo mismo que me echen. Estaba el pasajero espacial (que confesó que ya se le había acabado toda la marihuana), la japonesa, otro japones, que vive en Brasil y el marido de la doctora. Ahí el pasajero espacial me pidió que no lo grabara junto con la japonesa, porque su esposa podía saber… Hay tipos cara de nalga y este. La situación fue muy freak. Medio pasado a pisco sour bajé a grabar a Puerto Edén. Ahí si que tuvimos un conflicto filosófico. Para todos los pasajeros eran las 5 de la tarde, pero para todos los edeninos eran las 4. Es decir estábamos con ellos, pero al mismo tiempo había una hora de diferencia.
Parte de mi preparación para volver a mi vida tiene que ver con empezar a comer menos. Una de las cosas que me dije era no comer a deshora y no comer pan durante las comidas. Si uno va a los bares siempre hay ramitas, maní y papas fritas a su disposición y muchas veces me quedaba un buen rato ahí. Hoy cuando fui a conectar los equipos para pasar el video sentí que las papas me hablaban, pero no, me pude resistir. Mantuve la disciplina. Esta ha sido una dura prueba para mi disciplina, en el fondo no es que coma por hambre, ni tampoco porque sea algo tan rico, sino que es una manera de matar la ansiedad… bueno, creo que darle botes a mi pelota de básquet es más sano.
Después de la cena cuando el capitán anunció el video dijo: “Lo hizo Esteban Gómez, vamos a ver si es que ha aprendido algo”. Me dio una rabia. Me dieron ganas de haber tenido por ahí el premio del fidocs y habérselo estrellado contra su cabeza para luego decirle: “¿Quí pa’ flaite culiao?”.

Día 179

Tuve un sueño bastante extraño. El barco estaba saliendo del glaciar Amalia cuando veo que se cae un pedazo tremendo. Sale una ola como de 20 metros que arrastra todo a su paso. Por suerte estábamos lejos. Al otro día estaba en una casa y yo tengo que salir a grabar, pero la cámara está guardada. Ya no hay nada de agua. El capitán sube a los pasajeros en un bote con ruedas y yo, como voy atrasado, tengo que correr atrás. Al llegar al glaciar ya no queda ni hielo, ni agua. Todo había desaparecido, el glaciar se había caído completo.
Mi compañero me dijo en la mañana que el capitán le había dicho que quedaban 6 semanas y no 7 como creía. ¡Excelente! Estaré en casa un poco antes de lo que esperaba.
En el fiordo Calvo llovió, pero no hizo tanto frío, de todos modos estuve muy aburrido. En la tarde le sacamos el rollo al pasajero espacial. Él decía ser empresario y que estaba haciendo un negocio vendiendo GPS a CONAF. Bueno, el asunto resulto ser mula. Él es fotógrafo y conoció a la japonesa por chat. Obviamente ella está pagando las vacaciones y el hueón le dijo a su esposa que está trabajando. Tremenda pega, una semana en un crucero mientras le da como caja a la chinita.
Cuando llegamos al Brujo hubo un pedazo que amenazaba con caerse que estaba cerca de nosotros. Me acordé del sueño y temí que cayera, por suerte eso no pasó. Últimamente he soñado que se caen muchas cosas, pero por suerte yo no tengo sueños premonitorios.
Otra vez debí haber editado el video clip, pero en la noche me dio una profunda lata. Esto es igual que en la U cuando sacaba la vuelta hasta el último momento para hacer algo. Yo pensaba que cuando uno entraba al mundo laboral eso se acababa… parece que no.

Día 180

Llevo 8 meses hueveando acá. Es increíble, mucho tiempo. No sé como he aguantado. No lo sé. Hoy corrigieron la información y son 7 semanas las que quedan en la Patagonia. Estoy aburrido, cansado, triste, con muchas ganas que esto se termine. Mañana me iré a Punta Arenas para tener algo de aire. Espero que ver el Estrecho de Magallanes me de fuerza para lo que quede.

Thursday, March 08, 2007

Botes

24to viaje
8 semanas to go
18261 millas náuticas

Día 169

Hoy desperté sin ganas de nada. El paseo a Torres del Paine pasó piola, pero al momento de volver yo rogaba para que pasara algo que nos impidiera volver. No quería zarpar, quería quedarme en tierra. Por alguna vez quería saber que se siente estar en el muelle y ver como parte el barco. Debe ser lindo.

Día 170

En la mañana despertamos con neblina. No se veía nada. Estábamos a un kilómetro del glaciar Amalia y no se veía otra cosa fuera de nubes y lluvia. Fue una situación muy extraña. No había literalmente nada que grabar. Por suerte cuando nos acercamos levantó un poco la niebla.
En la tarde edité rápido y me puse a ver Match Point. Cuando la pongo en el barco siempre me daba vueltas la cita con la que comienza “ Quien dijo: mejor tener talento que suerte conocía la esencia de la vida. La gente teme reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control. A veces, en un partido, la pelota toca el borde de la red y durante un instante, puede seguir hacia delante o caer hacia atrás. Con un poco de suerte, sigue hacia delante y ganas. O quizás no lo hace, y pierdes”. Sin embargo nunca había tenido el tiempo para poderla ver. Me encantó, entera la encontré buenísima, completamente inmoral. Es de las pocas películas que he visto que tienen un final indecentemente inmoral y eso me encantó. Además me pasó algo con la película, como que me sentí identificado con el personaje. El tipo es alguien que necesita sobrevivir en un medio que le es ajeno y recurre a sus habilidades para poder ir escalando posiciones dentro de la high class londinense. Notable, sino la han visto tienen que verla.
Hace un par de semanas me compré una pelota be básquetbol. Lamentablemente estaba desinflada, después la inflé, pero la semana pasada estuve enfermo. Hoy la pude empezar a usar ¿cuál es el concepto? Simple, la mayoría de la gente va a la popa a fumar para relajarse, como no quiero fumar y si necesito aliviar la tensión existencial que recae sobre la tripulación quería aprovechar los escasos metros cuadrados de concreto que hay en la popa para dar botes. Además eso conlleva una dimensión filosófica de lo que me está pasando acá en la Patagonia, lo cuál pueden leer en mi blog antiguo en una entrada que denomine “filosofías de vida y deporte”. (http://somagol.blogspot.com/2006/07/filosofas-de-vida-y-deporte.html)
El fin está cerca, muy cerca. Sino me equivoco el próximo sábado cambian la hora, eso significa que no alcanzamos a llegar con luz al fiordo Antrim, lo que significaría que no hay paseo. Ojalá sea así, ojalá esto termine pronto. Nos pegamos una mojada de antología, pero estuvo bien. Probablemente nunca más vaya a ese lugar en mi vida. Lo que no deja de ser un pensamiento perturbador.

Día 171

En el glaciar Pío XI tuvimos que hacer dos paseos en bote porque estaba lloviendo. Además había un viento extraño que produjo oleaje. En un primer momento lo hizo complicado para grabar, pero luego era complicado para mantenerse en pie. Me tuve que agarrar del cabo y esperar que pasara esa parte en la que habían olas. Fue entretenido, una ola incluso se metió dentro del bote. Sin embargo, cuando se calmó la cosa los tripulantes que iban en el bote de pasajeros me hicieron el gesto internacional de que se me hizo y vociferaron que estaba cagado de miedo. En realidad no me acuerdo haber estado asustado (en el peor de los escenarios me caía al agua, ya conozco la temperatura del agua por estos lados), pero debo haber puesto una cara. Como insistían en molestarme les contesté: “Los quiero ver en Santiago arriba de una micro” Provincianos… En el segundo viaje estuve muy aburrido. Literalmente me abstraje. Me puse a pensar en la idea delirante de hace algún tiempo, de comprarme una moto y recorrer Chile hasta llegar a las Torres del Paine. Ya le encontré un sentido: hacer un programa de televisión de 12 capítulos. La idea es la siguiente. Comprar una moto con side car (de esos carritos al lado) y de algún modo poner un soporte para la cámara. Irme a Arica con una x cantidad de plata y llegar hasta las Torres del Paine recorriendo los lugares y narrando las aventuras y los lugares que conozca. Pensé en el formato y creo que sería entretenido, le llevaría animaciones, efectos varios, archivo, etc. Mi idea es hacer una versión audiovisual de este blog. Es decir, recrear mi experiencia del viaje. No sé si ha mucha gente le pueda parecer interesante, pero (y es lo que trato de hacer acá) si está contado de modo entretenido puede funcionar. Aparte es un programa de poco presupuesto… me está gustando la idea.
En la tarde Puerto Edén no tuvo ningún brillo. Me arranqué lo antes posible y me fui al barco. En la noche me quedé viendo “Mi vida sin mi”. Es maravillosa, la ví un par de meses antes de venirme para acá y cada vez le encuentro más sentido. Aparte estoy en un plan de empezar a ver películas buenas y tratar de conseguir lecturas cabezonas (un pasajero dejó unas revistas “The Economist” y “Newsweek” a través de las cuáles me he enterado del acontecer geopolítico y económico internacional). El asunto es que temo que se me haya secado el cerebro y temo volver y que mi familia y mis amigos al verme digan: “Esteban, ¡puta que te pusiste hueón!” Así que comencé con mi plan de re-ingreso.
En resumen estoy muy aburrido, definitivamente no tengo ganas de estar acá.

Día 172

Fue un bello día, de los más lindos que he tenido acá. No había ninguna nube, absolutamente ninguna nube en el aire. Bajé a la oficina y fuera de mi canción con la que me despierto esta semana puse “Here Comes de Sun”. Cuando sale el sol todos nos reímos. En el rompehielos me puse a pelar el cable heavy. Empezaron a hablar de la cumbia villera y yo dije que me gustaba, porque era la música de la Patagonia, que tenía raigambre cultural. Me discutieron que era algo importado de Argentina, a lo que contesté que “La Patagonia es una sola. Las fronteras son inventos de los políticos.” Luego estaban hablando de que un piloto es del partido socialista y estaba convenciendo a otros de la tripulación para que se inscriban. “Yo jamás me meteré ni en partidos políticos, ni en una religión. Precisamente porque me interesa la política y me interesa la espiritualidad”. ¿Qué te pasó perro? – inquirió Álvaro. “Estás mostrando la filosofía de vida de Esteban Gómez”.
El día estaba precioso, el agua era un espejo de los glaciares que caían al mar, era realmente bello. En un momento respiré profundo y dije: “¡puta que tengo cueva!”. Y luego le comenté a quien estaba a mi lado que iba a echar mucho de menos esto.
Después de editar me fui a la popa a dar un par de botes para relajarme. Fue increíble, ahí dando botecitos con glaciares en el fondo. Estoy seguro que ni Dwayne Wade, ni Shaquille O’Neal, ni Kobe Bryant, ni Allen Iverson podrán hacer alguna vez lo que he hecho yo.
El glaciar el brujo estaba muy lindo. Ahí me quedé conversando un rato con una brasileña que anda con una cámara parecida a la que yo uso (que vale varios millones). Ella tiene 40 años y se mantiene bastante bien y anda con su novio. Un viejo italiano de cómo 70 años. En el barco le dicen el abuelo vitamina. Resulta ser que ella esta haciendo un documental sobre su novio y tiene pensado terminarlo el 2008. Las cosas de la vida… es como que yo me agarrara de una vieja millonaria que me hiciera de mecenas. Igual ídolo el abuelito, ídolo.

Día 173

Tuve un sueño muy extraño. Estaba en mi casa, pero era Puerto Edén y tenía que grabar. En realidad las calles de mi pasaje estaban cubiertas con agua y eso era Puerto Edén. Era una mezcla tan extraña, una especie de Venecia familiar. Me desperté con mucho sueño. Es raro, pude dormir cerca de 8 horas, pero de todos modos tenía mucho sueño. Creo que es una especie de sueño existencial que me está dando . En el glaciar Bernal había sol, sin embargo la laguna del frente estaba completamente congelada. Era muy lindo, le podía tirar una piedra si lo hacías con el ángulo correcto esta patinaba sobre el hielo sin romperlo.
En la noche me dio mucha pena, me dieron unas ganas locas de estar con mi gente, de no estar acá. Pero no se puede, no se puede. Pero queda menos, cada vez menos: 8 semanas. Que parecen poco, pero en las que tengo que vivir cada uno de esos días.

Día 174

Capitán: ¿Cuántos videos vendiste… 40?
Yo: 37
Capitán: ¿Y por qué no fueron 40?
Yo: Porque fueron 37
Capitán: ¡Deberían haber sido 40!
Yo: Fueron 37.

Thursday, March 01, 2007

Fiebre

23er viaje
2do peor viaje de la temporada
9 semanas to go
17529 millas náuticas

Día 161

Esta semana me llegó un excelente paquete desde Santiago. Entre muchos dulces y otras cosas interesantes incluía un ejemplar de “Papelucho en vacaciones”. Es curioso, pero yo nunca lo leí cuando cabro chico. Hoy tuve un rato libre echado en mi cabina y me pareció maravilloso. Hubo una cita que me llegó hasta el alma: “Menos mal que los sueños los inventó Dios para consolarnos del desastre”.
Después del asado me quedé viendo el festival (eso es todo lo que tendré del festival de Viña 2007… me perdí a Don Omar. (“Dile” es una tremenda canción, al principio la encontraba como reggeaton de segunda división, pero cuando escuché la letra me di cuenta que prácticamente describió mi vida durante una buena parte del año pasado). Esta noche estaba Ceratti. Nunca me gustó mucho Soda Stereo, pero el show que hizo estaba bien entretenido, aparte sacó una guitarra rica, tras una guitarra rica. Cuando le entregó la gaviota Sergio Lagos dijo: “Se acuerdan, estuvo acá hace 20 años”. “¡Conchasumadre!” – pensé yo. 20 años, si fueron 20 años y yo me acuerdo. Ese verano estuve en Puerto Varas y me acuerdo de haber visto a Soda Stereo con mi familia. 20 años… estoy muy viejo.

Día 162

Me resfrié, estoy con fiebre. En el Paine me sentía raro. Al principio estaba animoso, trataba de buscar otras tomas, pero el encierro en el bus e tenía chato. Al llegar al barco me di cuenta que no estaba bien. ¿qué pasa en ese caso? Simple, hay que grabar no más. Tuve que cortar la conversación de despedida porque me estaba dando mucho frío, me duche y me pude echar un rato en mi litera. Me sentí muy mal. Creo que peor que tener que trabajar enfermo es estar solo enfermo y eso es lo que empecé a sentir en ese lapso. Me dio un ataque de pendejería súbito. Tomé a Sir Werlock (mi nuevo compañero de viaje… ver fotos) tomé a Papelucho y me puse a comer Chocolate. No sé como no lo había leído antes. Es maravilloso como juega con el lenguaje. Hubo otra cita que me mato que la voy a aplicar constantemente a mi vida: “El público reía o pifiaba, que es igual que aplaudir. Era un público subdesarrollado”. Mi regreso a la infancia se corto en el momento en que tuve que salir a grabar el Kirke. Entonces el día de sol que habíamos tenido se convirtió en tempestad.
Apenas pude me escapé de la cama. El motivo de mi resfrío es muy simple: Gasté más energías de las que me quedan y eso mi cuerpo me lo está empezando a cobrar. En cada viaje gasto 10 y en el “desanso” solo alcanzo a recuperar 8. Luego de 22 viajes esa diferencia es como un 40%. Estoy cansado, necesito descansar.

Día 163

Ahora si que caí. Escribo esto con fiebre en caso de que se pregunten el por qué de las incoherencias. Dormí a saltos. Me desperté varias veces para ir al baño. Es lo peor cuando te dan ganas de mear en la noche y tienes ese instante eterno de vacilación en que tratas de evitar lo inevitable. En mi condición actual eso es peor, ya que vivo en el 2do piso del camarote. Cuando me desperté no me sentía tan horrible, así que partí a grabar el glaciar. Afuera viento, lluvia y frío. Yo estaba más cagado de frío que de costumbre. Pa’ peor anduve con muy mala cuavo para los derrumbes y como ando más débil me cuesta mantener el pulso. Espero que al menos no me rete si vendo pocos videos.
En la tarde pude dormir harto rato. Edité el desastre del glaciar y esperé que llegáramos al fiordo Antrim. Lluvia, viento y 6 grados podían suponer que se iba a suspender el paseo, pero el capitán determinó que nos bajábamos. Pensé que ya no me quedaban reservas de adrenalina, pero si, es impresionante. Al bajar al bote inmediatamente me empecé a sentir mejor y pude grabar fluidamente. El problema fue cuando volví al barco. Me duché para temperar el cuerpo y durante la cena me empezó a llegar fuerte la fiebre. Después de la cena el capitán fue al puente y me trajo un remedio, dijo que era lo mejor que había para el resfrió. Yo no tengo idea de medicamentos y, claramente, no es uno de los temas que me interese, así que me dije “servirá”. Mi compañero lo vio y dijo: “Oye, eso es un antibiótico, no creo que lo deberías tomar, pregúntale al doctor.” Le pregunté al doc y éste me dijo que no me convenía tomar eso y que fuera a buscar otro remedio al botiquín. En el puente estaba Marcelo y el jefe de máquina y cuando le expliqué mi disyuntiva me dijeron “¿Acaso te quieres suicidar?”. “¿Cómo se te ocurre contradecir al patroncito, el sabe de todo?”. Obviamente me estaban hueveando y me cagué de la risa. Para entonces me sentía como las pelotas. Tanto así que me dije… bueno, si un remedio no funciona, resultará el otro. Así que me tomé uno de cada uno.

Día 164

Me desperté transpirado, pero con la mente despejada. Según mi compañero tenía fiebre y lo debería dejar grabar a él para que descanse. Lo cierto es que prefiero salir a quedarme sólo en el barco. Al ir saliendo empezó a llover y el capitán ordena dos paseos al glaciar. Es decir, no fueron 90 minutos en el frío, sino que 2 horas y media. Lo curioso es que nuevamente me sentí mucho mejor. Me acuerdo que Vera Meiggs (un profesor de cine que dice ser cineasta aún cuando no se tenga ningún registro de una película suya) decía que filmar era el único oficio que lo podía sacar de la cama con fiebre y trabajar como si nada. Yo decía que este era el único trabajo en el que a las 5 de la tarde recién me acuerdo que no he comido y que no he ido al baño para luego seguir sin comer, ni ir al baño. Bueno, ahora le puedo sumar la parte de la fiebre.
En este viaje anda un matrimonio hindú que vive en Estados Unidos y hablan igual que Apu de los Simpsons. Después del paseo se me acerca y me dice (originalmente en inglés) “Estoy seguros que sus videos es muy buenos, ya que hemos vistos como se has esforzados mucho saliendo con tanto fríos.” Fue bacán sentir que alguien lo reconociera. Además, en la conversación me dio una idea muy buena para ganar mucho, pero mucho dinero cuando vuelva a mi vida y que no es ilegal, inmoral, ni implica la corrupción de menores o especies en peligro de extinción.
En la tarde pensé harto en eso antes de llegar a Puerto Edén. Ahí había un tremendo arcoiris (¿la alegría ya viene?). Grabé relajado y no me sentí mal, aunque me costó llegar al mirador. Al volver al barco dejé de secretar adrenalina lo que hizo que la fiebre apareciera. En la cena el capitán me pregunta: “¿y qué tal el remedio?”. Contesto con un más o menos. “Uno cada 12 horas. Mañana ya te va a resultar.” Mi compañero me pregunta si tomé el antibiótico, le digo que no (en rigor me tomé uno anoche) y se rie. Yo le murmuro “hay que encontrar la forma de sobrevivir, tu tienes la tuya y yo tengo la mía,” A veces el me huevea diciéndome “nunca quedas mal con nadie”. Y es cierto, pero es el mecanismo al que mi personalidad mejor se adapta para poder moverme en este mundo. Hay cosas por las que en otras situaciones pelearía, pero me di cuenta que no vale la pena, sería un desgaste que no creo que quiera tener. Esta no es mi batalla. No es mi guerra. Mi guerra está bastante más al norte y esa si que la pelearé porque definitivamente vale la pena. Después de la proyección me bajó la fiebre en serio. No me acuerdo de la última vez que estuve 2 días con fiebre. Casi siempre estoy un rato y me recupero. Bueno, no con este frío. Lo otro penca es que a nadie le importa, salvo a mi compañero. El capitán sólo le interesa reforzar su ego como farmacéutico, el doctor no me pesca y el resto de la gente… o no saben o no les importa. La cabina está infectada de bichos. Los 7 metros cuadrados en que habito tienen un aire tóxico. Encerrado y a la vez frío, el problema es que si ventilo el frío que entra desde la popa es en serio. A dormir con parka, no más.

Día 165

Casi no dormí. Sueño extraño. Trabajaba en lo mismo que acá pero en Japón. Al recalar me decían que había un pasaje flash para viajar a Chile el jueves y estar de vuelta el sábado. El asunto es que estaba tan cansado con el viaje que no me acordaba de nada. Sólo que al otro día iba con mi mamá camino al aeropuerto para volver y tenía una herida en la pierna. Me sentía pésimo, a las 5 supe que no me iba a poder levantar. Cosas del fútbol, al meno podré descansar en la mañana. Antes de que se fueran los pasajeros vino a verme el doctor. Sin estetoscopio, preguntarme como me sentía, si había tenido fiebre u otra consulta básica me pasó una bolsa con remedios y me dijo: “llevas muchos días resfriado, toma este jarabe 5mm cada 8 horas, amoxicilina y tapsin día. Quédate acostado mirando la foto de tu polola.” Antes que le pudiera decir “¿qué polola?” se había ido. Esto reafirma la opinión que tengo sobre los médicos.
Fue extraño estar acá en el barco y todo el resto del mundo en el paseo. Había una calma abismante, pero fue bueno, al menos descansé. Terminé de leer Papelucho. Estoy casi seguro que la película va a ser pésima. Los lenguajes no son traducibles y la magia del escrito, creo yo, está en la subversión de las palabras y no sé cómo se puede traducir eso al lenguaje audiovisual (niños, lo audiovisual no es una ilustración o una reproducción fotomecánica de la realidad, sino que es un lenguaje con su propia gramática, ortografía, caligrafía y gramática. Me costó un par de años entender eso, pero cuando lo hice entendí todo). Enrique pasó a verme y vio el jarabe que me dejaron “Esto es lo que usan los escolares para volarse” ¡Wow!, no me había dado cuenta, estaba muy volado. Ahora tengo en mi poder algo mucho mejor que el prozac para cuando esté triste.
En la tarde me sentí mejor y ya bajé al Brujo. Ahora me siento bastante decente. Espero que eso haya sido mi resfrío y amanezca bien.

Día 166

Efectivamente amanecí mejor, no estuve bien, pero mejor. En el glaciar Bernal el tiempo estaba pésimo, por lo que hubo que esperar para poder bajar. Ese periodo de tiempo fue muy agradable. Después de un rato bajamos. Había lluvia y viento, pero con el rato se fue calmando. El resto de la tarde fue muy normal hasta que llegué a tener señal de celular y me pude conectar a mi vida. Creo que ese es el mejor remedio que puedo tener ahora.