Thursday, December 28, 2006

Especial de Navidad

13022 millas náuticas

Fotos navideñas
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Día 97

Este fue el mejor día desde que estoy en la Patagonia. Me había contactado con la Mari y me dijo que llegaba a Natales en buses Fernández a las 10:30. Me arranqué rápido del barco y estaba ahí un rato antes. El bus se demoró mucho en llegar. Me ponía en medio de la calle y esperaba que pasara algo, pero nada. Me acordé de cuando llegué acá y como llovía, llovía y llovía. Cerca de las 11:15 llegó junto a otras dos amigas que van al Paine. Uffff, hace tiempo que no veía a mi gente. Fue una sensación de alivio inmenso. Tomamos las mochilas y fuimos en busca de un hostal donde quedarnos. Tenían un dato de un lugar muy piola y barato. Luego salimos a recorrer el pueblo. Fue muy entretenido mostrarle a alguien lo que veo cotidianamente cuando estoy en tierra. Obviamente una de las primeras paradas fue el cyber café y ahí me entendieron cuando digo que Internet es a leña. Le explicaba a la Mile que una de las primeras cosas que hago cuando vuelvo a tierra es conectarme a Internet para saber como seguía mi vida. ¿cómo te fue? – me preguntó. Me fue poco. “Cuando me vine después de cada vuelta tenía como 20 mails, ahora habían 3 y dos de esos eran spam.” “Así es… yo estuve trabajando 3 meses en Estados Unidos y al principio todos me escribían, pero después la gente se olvida.” – me dijo lapidariamente.
De ahí fuimos a almorzar al Masay. Suelo ir ahí, hacen unos sándwiches gigantescos. Siempre los pedía con bebida, ya que me da mucha lata tomar chela solo, pero ya que estaba acompañado le di a una Austral. Las niñas pidieron una cerveza de la zona que se llama Imperial, que no conocía. Después tuve que pedir una porque estaba muy buena. Seguimos recorriendo el pueblo, ya que querían comprar regalos. En eso me encuentro con Marcelo y Mario que me saludan y se sonríen. Hace un par de días cuando le pedí a Marcelo el día libre argumentando que venía una amiga a verme, me dijo que no había ningún problema: “Si vas a envainar no hay nada que hacer, así que desaparece”. Bueno, eso explicaba la sonrisa. Después de comprar nos fuimos por lugares extraños que no conocía de Natales y después invité a la Mari a conocer el barco. Fue entretenido el cruce de mundos. Creo que quedó sorprendida por la claustrofobia y la presencia del “gran hermano”. Cuando escuché el anuncio que el capitán estaba llegando le dije: “vámonos mejor, viene el big boss”. Así que nos fuimos caminando desde Puerto Bories hasta Natales. Siempre veía un café muy piola, donde también venden libros, pero nunca había ido, ya que me daba mucha lata tomarme un café sólo. El lugar era demasiado agradable. Me sentí completamente descansado, de hecho me olvidé que estaba acá. Fue como estar en Santiago. Hablamos harto rato mientras duró el café. Hablé de mis planes cuando termine con esto, de las cosas que se podrían hacer… fue un alivio existencial. Sentí, un poco, como podría ser mi vida después y me gustó mucho. En ese rato fui muy feliz. Fue un cliché, como esas películas de guerra donde los soldados en la trinchera empiezan a hacer planes de que van a hacer cuando vuelvan. Que se van a comprar una casa con cerco blanco, que se van a casar con la novia y acto seguido les llega un balazo y se mueren. Es un poco así, pero un poco distinto: acá no hay balas, ni tampoco novia esperando.
Las niñas tenían el problema de que las mochilas estaban demasiado pesadas para caminar, por lo que estaban liberando peso. Un rato después salimos a tomar un vino. Hay otro lugar en Natales que encontraba groso, se llama El Living, el dueño es un inglés y está frente a la plaza, van casi puros gringos y consiste en un pub con sillones muy agradables. Lo mismo, me daban ganas de ir, pero encontraba fome ir solo. Pedimos un vino y una tabla de queso, algo bastante adulto joven, pero bueno, si tengo sueldo de adulto fome algo de eso tendré que hacer. Fue un relajo muy grande. Después nos fuimos a recorrer los árboles de la plaza y nos juntamos con Pinda, otro cruce de mundos. Nos fuimos pa’l Chill – e. Ya arriba de la pelota nos fuimos al salón con un taca taca mientras le daba a una ron cola. Ahí llegó Óscar y de a poco fue llegando casi toda la tripulación. Cuando Álvaro llegó me dijo: “¿y por qué no contaste que tenías carrete?” Lo que traducido al español significa: “¿por qué no avisaste que andabai con minas?”. Al poco rato las amigas de la Mari se fueron, más tarde confesarían que se habían sentido joteadas (bueno, la proporción era como 10 a 3 y esos 10 llevan casi 4 meses embarcados). Con la Mari nos quedamos un rato más. En un momento llegó un tipo al local, sacó una cámara digital y dijo que por luca imprimía la foto. Acto seguido sacó de su mochila una impresora y le sacó un par de copias de las fotos. Curioso. Tipo 2, ya muerto de sueño emprendimos el retorno. Estaba lloviendo en Natales.

Día 98

Fue extraño despertar en Natales en un lugar distinto al barco. En la mañana estaba en pausa. Vinieron a buscar a las chicas a las 7:30 para ir al Paine. La despedida me dio una pena inmensa. Por suerte alcanzaré a ver a la Mari el próximo jueves. De todos modos me sentí súper solo. Como que me di cuenta que hasta mayo no veré de nuevo a mi gente. Entré sigilosamente al barco e hice como que trabajaba en la mañana. Era la noticia del día. Pensé que iban a tener material de hueveo por toda la temporada, pero pasó otra cosa, piensan que soy el cabrón del barco, ya que andaba con tres minas. De hecho, supe que el Óscar le dijo a mi compañero: “Oye, el Esteban me dejó chico…”. La hueá graciosa.
Me arranqué durante el almuerzo para arreglar unos asuntos en Santiago y para ir a buscar una encomienda de mi casa con regalos de Navidad. Estaba re’ buena, porque además venía una revista, diarios con reportajes de la muerte de Pinocho, partidos de Puente Alto, etc. Decidí no abrir los paquetes al tiro, para así tener papel de regalo que romper la noche del 24. Entre las cosas que me mandaron fue el nuevo disco de los Beatles: “Love”. Resulta ser que el Cirque du Soleil hizo su último espectáculo con pura música de los Fab Four, pero esta tuvo que ser arreglada para coordinarla con el show. Para mantener la fidelidad se hicieron una especie de remixes usando las grabaciones originales. Todo lo que está es tocado y cantado por los Beatles, pero a veces puesto en otro contexto. Trabajó en el George Martin productor histórico de los Beatles quien, en cierta medida, es responsable de las experimentaciones que se iniciaron en Rubber Soul (según yo, uno de los mejores discos de la banda y uno de los menos conocidos). Así que llegué al barco, puse el disco y me senté a escucharlo. Fue como ver una película. No pude hacer nada más mientras lo escuchaba. Los Beatles tienen una cualidad que ningún grupo actual logra: poner la música en primer plano. Es decir, uno siempre escucha música para relajarse, para conversar, para comer, pero no para escucharla sin hacer nada más. Los Beatles tienen un sonido que se apropia de todos tus sentidos, generando imágenes, sensaciones, olores, gustos. Es alucinante. Traten de escucharlo, sino escuchen cualquier cosa de los Beatles. Termina con “All you need is love”, canción que cada vez me gusta más. Es una melodía tan simple y pegajosa en apariencia, pero tiene capas subyacentes que la hacen ser maravillosa. Abre con la intro de la Marsellesa: liberté, egalité, fraternité. Luego tiene un clavecín puramente barroco. Suenan unas trompetas típicas de swing. Unos pianos jazzeros. Y terminando la canción cuando “love is all you need is love” se funde en un fade out en un ejercicio velazquiano se escucha un “she loves you yeah, yeah!” en una de las primeras citas en la historia de la música popular. Por lo cuál se puede establecer de manera fehaciente que hasta el hip hop es tributario de los Beatles.
En la noche llegó la familia del capitán para el asado. Viajan para pasar la navidad juntos. ¡Que entretenido! Yo pensaba que por lo menos al estar con otra gente que está lejos de casa haces causa común para obviar la nostalgia echando tallas. Ahora vamos a compartir la mesa con otra familia que celebra junta la navidad. Jo, jo, jo.

Día 99

Me desperté muy triste. Camino al Paine no quería nada. Ya no estoy pensando en mayo. Estoy pensando si vale la pena seguir. Tengo la idea que lo que me pasa no es sólo cansancio, sino que tengo una depresión en progreso, porque cada vez estoy con menos ganas. No me sentía así desde que estaba en el colegio. Ya que no me puedo ir a mi casa, lo único que quiero es hacerla lo más corta posible para estar echado en mi cabina y no tener que interactuar con nadie. Me estoy cuestionando si es sano seguir, si es que de verdad estoy camino a deprimirme; ¿esto se me pasara automáticamente cuando vuelva o me costará recuperarme? No quiero nada, de nada, de nada. Siento que ahora empezó la parte difícil, ahora es cuando tengo que aguantar los 120 días que quedan. Y no estoy seguro que pueda o que quiera hacerlo al costo que temo que pueda tener.
Cundo volvimos del paseo me fui a grabar el zarpe, pero no pasaba nada. Bajé y me dijeron que estaba la cagá con los vuelos y que los últimos pasajeros recién iban a llegar a las 6:30 a Punta Arenas, por lo que íbamos a zarpar tipo 9. Ese rato de nada fue muy agradable. Había harta gente en la popa echando la talla. Natales estaba bonito, había algo de sol. Fue muy agradable que se rompiera la rutina. Hubo un pequeño momento de nada que todos disfrutamos. Ya zarpando empezó a quedar el caos. El barco va lleno y hay un montón de pasajeros que tienen atados y que estaban pidiendo hueás. Mi compañero me explicó el perfil de los pasajeros de Navidad, por una parte son familias (hay unas cuantas) y con eso no hay atados, el resto son viejos que nadie quiere porque son jodidos, entonces hacen este tipo de viajes en esta época para no estar solos. Parece que todos vamos a tener una muy feliz navidad.

Día 100

Pensé que no iba a llegar el día 100. Pero llegó y justo en Navidad. El día de hoy fue extremadamente aburrido, como ayer salimos tarde llegamos a las 10:30 al glaciar Amalia, el capitán la hizo muy corta y partió rumbo al fiordo Antrim, pero ya íbamos atrasados, así que no iba a haber paseo. En la tarde leí mucho. La Mari me regaló un libro sobre la cultura y el deporte en el Chile desarrollista que escribió Eduardo Santa Cruz. Tenía una intro teórica que normalmente me hubiese aburrido mucho, no ahora. Ahora me encanta leer cosas que me hagan trabajar el mate, que me obliguen a pensar para poder salir de los clautrofóbicos espacios en los que estoy viviendo. Aparte, el otro día tomé conciencia de lo superficial que es mi trabajo, así que si no hago trabajar la piña se me va a secar. También aproveché de dormir lo más posible. Estaba más triste que la chucha, sólo quería que pasara rápido, rápido.
Como a las 7:30 pasó un camarero repartiendo las galletas que la señora hace para regalarle a la tripulación en Navidad. Estaban re’ buenas, casi me bajo la bolsa leyendo. Una hora antes de la cena llegó mi compañero a la cabina y nos quedamos leyendo esperando para el trámite. Comentamos de lo grinchesco que era todo esto. De repente me preguntó: ¿Cuándo te viniste pensabas que iba a ser tan difícil esto?. Casi sin pensar contesté: “no, pensé que iba a ser peor”. Es cierto, especialmente en cuanto al trabajo yo creía que iba a ser mucho más complicado, más demandante que iba a poder dormir menos de lo que lo hago. Sabía también que iba a ser emocionalmente duro, pero no lo había experimentado, ahora que lo estoy experimentando no me gusta para nada.
Sin que nadie lo quisiera llegó el momento del pavo asado con puré de manzana y papas duquesas. Lo mismo que todas las navidades en mi casa, pero lejos. Pasar la navidad solo debe ser fome, pero por último si hubiese estado trabajando con otra gente en mi misma onda, simplemente hubiese obviado el día y me voy a dormir temprano. No podía tenía que pasar por el fucking rito, pero con otra familia. Peor aún, con la familia de tu jefe. No me gusta la Navidad, si me preguntan cual fue tu mejor Navidad no sabría que decir, pero ciertamente si me preguntan cual fue la peor esta tiene el número uno asegurado. En resumen fue re’ triste. Marcelo también estaba apestado, pero se pudo largar. Luego hubo fiesta, yo me puse a editar y como era poco lo que faltaba puse los Beatles a todo chancho mientras la gente bailaba. A las 12 pasaron con una copa de champagne. No tenía motivos para brindar. Me escondí en mi oficina, pero igual llegó el capitán, la señora y mi compañero para saludarme. A este último le entregué un regalo y luego fui a mi cabina a abrir los que me habían mandado de mi casa. Estaban muy buenos, Seb me regaló un libro con entrevistas a Felini y mi mamá un libro sobre la corrupción en la FIFA, tengo al menos para un mes con entretención.
Luego volví a mi oficina a esperar que la fiesta pasara. La tripulación se buscaba para saludarse. Yo no quería decirle feliz Navidad a nadie, ni que nadie me dijera a mi. Era muy hipócrita, porque para ninguno de nosotros era feliz. En un momento llegó el nieto del capitán (un cabro muy buena onda de cómo 15 años) y me entregó un regalo de parte de sus viejos. Era una corbata. Re’ bonita. Fue un gesto muy amable, pero para mi las corbatas tienen una implicancia horrible. No quiero usar nunca corbata en mi vida y me regalan una.
Todo fue más penoso que la chucha. Esta es la última vez que me alejo de mis afectos por plata, la última vez. Si de algo me he dado cuenta en estos días es lo importante que es querer y ser querido. Solo espero que el próximo año pueda estar con mi gente.

Día 101

La primera Navidad con frío de mi vida. El glaciar Pío XI llovió un poco. No hubiese sido tan complicado, si mi jefe de Santiago no se le hubiera ocurrido ir al bote, tampoco lo hubiese sido si es que no hubiera colado al hijo adentro. Como el bote es chico, cada persona más adentro que se mueva lo hace ser más inestable. Además, como el día anterior grabé poco necesitaba varios minutos, pero algo se pudo hacer.
En la tarde terminé de editar y fui a leer un rato a la cabina. Cada cierto tiempo salía de la cabina para ver si estábamos cerca de Puerto Edén, pero a pesar que el tiempo pasaba no llegábamos. Afuera había una tempestad. Al menos 60 nudos de vientos y un oleaje nunca visto en estos lugares. Ni siquiera el capitán lo había visto. Las olas pasaban por el lado del barco. Salí a grabar y por barlovento no me podía mantener de pie. Un temporal navideño. Bajamos en Edén y los botes se movían mucho. Fue bonito, porque la lluvia puso muy dramático el pueblo, pero fue difícil grabar. Estaba tan mojado que me volví apenas hice las tomas necesarias. Cuando llegué el tiempo estaba realmente malo y los botes no podían acercarse al barco y se llenaban con agua. Luego de media hora los pasajeros se pudieron subir y cuando salimos el barco se escoró y escoró. Casi botando los cubiertos y copas de las mesas.
En la noche mostré el video, para mi sorpresa le gustó a los jefes de Santiago. Mi compañero me dijo: “bien, le tapaste la boca”. A lo que le dije, me da lo mismo, yo sé como es el trabajo que hago. Pésimo, horrible, siento que los videos son cada vez más pelotudos, algunos son bonitos, pero son mongólicos. Piensan que soy modesto porque no me tiro muchas flores por mis videos, pero lo cierto es que me dan una importante dosis de vergüenza.

Día 102

Cuando desperté abrí la ventana de mi cabina para ver otro día de lluvia, pero para mi sorpresa había sol. Después de un mes de días grises y lluviosos pasaba el milagro de Navidad atrasado. Bajé a la oficina, prendí el computador y puse a todo chancho “Here Comes the Sun”, canción que nunca antes me gustó, pero ahora estoy entendiendo su sentido. Probablemente la presencia del sol en Liverpool es similar a la que hay en estos canales y fiordos. Tomé la cámara y me fui a grabar un poco a cubierta. El día estaba precioso, cielo azul con algunas nubes que funcionaban como filtros que suavizaban la luz. Me puse a hacer unas tomas Koyanisqatsi cuando llega el capi y me dice: “No, está muy feo el día, no va a haber paseo en bote… ¡al fin un día bueno por la puta!” Sigo grabando y vuelve a salir del puente. “¿Tú sabes dónde queda Vitacura?”. “En Santiago”, respondo. “lo sé, pero ¿en qué parte”. “Cerca de Las Condes”. “Ahhh, es que me quiero comprar un departamento por ahí”. Acto seguido llega con una revista de Vivienda y Decoración y me muestra un aviso de una inmobiliaria. “¿Qué te parece?” – me pregunta. Mish, mi pega hasta le incluye ser asesor inmobiliario.
Grabar hoy fue un placer. Era tan fácil a dónde apuntara tenía un encuadre bonito. Salieron toninas, un lobo marino, hartos pájaros, incluso no me importó que el jefe se Santiago invitara a todos sus amigos a la proa que es donde yo grabo. Daba lo mismo, era un día para respirar profundo y disfrutar.
Durante el almuerzo el capitán llamó a Mario y le pidió una Coca Light. Al rato este llegó con la lata y un vaso, el capitán le hizo el gesto que dejara el vaso al lado y apunto con uno de sus cuatro dedos una copa de vino a medio llenar. No me acuerdo específicamente que vino era, pero doy fe que todos los vinos que hay en el barco son muy buenos. Golpee a Marcelo y le dije impactado: “¡se está haciendo un licor de ave!”. Increíble. Un jote. Ese es mi jefecito.
Como los milagros no son eternos, ya a las tres de la tarde estaba nublado y lloviendo. El glaciar brujo estuvo mojado, pero bien. Como ya sabía que tenía buen materia de la mañana la pude hacer corta. Una vez terminada la edición me puse a hablar con uno de los nietos del capitán. El cabro es re’ piola. Super buena onda, aunque en el primer día hubo una situación que me dio mucha pena. Su mamá (gerenta de la empresa) me comentó que me veía mejor con el pelo corto, su hija mayor (que debe tener como 22) me dijo: “Uhhh, que bacán tenías el pelo largo”. Probablemente se lo contó a su hermano y durante la cena me preguntó: “¿por qué te cortaste el pelo?”. Tuve una tentación de decirle: “pregúntale a tu viejo”, pero me contuve y le dije que había sido para trabajar acá. En eso miró a su papá con algo de susto y pena y le preguntó ¿me voy a tener que cortar el pelo también?. Me dieron unas ganas de preguntarle ¿y tu quieres trabajar acá?, pero también me contuve. Me dio mucha lástima estar en un entorno que ya tiene tu futuro pre configurado y que el ya tenga asumido a los 15 años lo que va a ser el resto de su vida.

Día 103

La fgiesta sigue, son las 12:18. Sólo quiero que esto termine, que de una vez por todas el viaje 14 se acabe y que rápidamente pasen los 16 que quedan.

Thursday, December 21, 2006

Like a Rolling Stone

Fotos en http://www.flickr.com/photos/63568587@N00/?saved=1

How does it feel?
To be on your own,
With no direction home,
Like a complete unknown,
Like a Rolling Stone.


Bob Dylan

Días 91 y 92 – Punta Arenas

Ya llevó 3 meses hueveando acá.
Logré colarme en el bus de los pasajeros y partir para Punta Arenas, en el camino me dediqué dormir, así que se me hizo sumamente rápido. A eso de las 11:30 estaba en la capital de la Región de Magallanes y la Antártica Chilena. Me bajé del bus y le pregunté al chofer ¿dónde estamos? Me dio un nombre de calles y la corroboré con un mapa que andaba trayendo y empecé a caminar. Al poco andar me encontré con la calle Colón, que parecía la calle más importante. Un poco más allá me topé con Hernando de Magallanes. Mi casa está a dos cuadras de esa intersección, prácticamente todos los días de mi vida pase por ahí. Era increíble encontrar exactamente el mismo letrero a miles de kilómetros. Tuve que sacarme una foto. Seguí vagando por el centro de Punta Arenas, a lo lejos se veía el Estrecho de Magallanes y la ciudad estaba metida en el tráfago navideño, me pareció como cualquier otra ciudad. Lo única particularidad es que los viejos pascueros no estaban cagados de calor. Me metí un cyber para publicar el blog y ver si habían novedades en mi vida; y si, las habían. La Carola me había dicho que Cristian Leighton se quería contactar conmigo y que había un correo de él en el mail del documental. Ese tipo (el director de los Patiperros, Apasionados y otros documentales bien buenos y que fue jurado del Fidocs) es para mi algo así como mi ídolo. En cierto modo el hace lo que a mi me gustaría hacer. Documentales de muy buena calidad, pero que están al acceso de todo el mundo. Así que le escribí de vuelta para ver que onda. Cuando eran como la 12:30 me dije a mi mismo: mejor anda a buscar un hostal, así alcanzas a ver un poco de SQP. Uno de mis objetivos en este viaje era el de poder estar en una cama viendo tele, ya que esa es una de las cosas que echo de menos, la otra era tratar de interactuar lo menos posible con gente. Me habían dado datos de hostales y empecé a buscar, pero casi todos estaban llenos. SQP ya había terminado, tenía hambre, pero no quería almorzar antes de dejar las cosas. Las calles de Punta Arenas me estaban pareciendo tediosas. Me puse a pensar que pasaba si no encontraba nada. Me sentí profundamente solo. Si bien eso era lo que buscaba, me resultó perturbador. Por suerte rato después pude dar con una pieza que estaba piola y que tenía televisión por cable. Me eché un rato a hacer zapping compulsivamente sin ver nada, solo por el placer de hacer algo que no puedo hacer cotidianamente. Al rato me ordené mentalmente decidí irme a almorzar algo y luego partir a la Zona Franca.
Tipo 3 de la tarde llegué al puerto libre. Este lugar queda como en las afueras y había mucha gente que venía llegando para hacer las compras navideñas. Fue rico entrar a la galería (no le llamaría mall) y ver tantos estímulos. La única gracia son los artículos electrónicos, el resto de las cosas no vale la pena. Bueno, salvo una tienda que era una verdadera joyita. Una tienda de importaciones hindúes que tenían de las cosas más feas que he visto en mi vida. Había un chanchito que me dejó impresionado. Era un palo de plástico rosado con un chanchito encima. En la nariz del puerco habían dos aspas. Al apretar un botón las aspas empezaban a girar haciendo las veces de ventilador. Además se prendían unas luces fosforescentes que causaba un efecto luminoso de un mal gusto infinito. Le pregunté al dependiente de la tienda cuanto costaba. Para mi sorpresa era hindú. Me empezó a contar de las propiedades del producto y al mostrarme la parte de abajo me dijo (piensen en Apu de los Simpsons): “Estos sirves para firmar cheques”. Notable. Entremedio salí y llamé a la Mari. Ella me había mandado un mensaje que venía en estos días a la Patagonia. Al hablar con ella me confirmó que llega la próxima semana. Me puse muy feliz, sentí una especie de alivio existencial de poder tener alguien querido por estos lados.
Traté de hacer lo más corta las compras navideñas y luego volví al centro. El colectivo se dio muchas vueltas y pensé que me iba a dejar botado en cualquier lugar, por suerte a la larga terminó en territorio conocido (moverse es barato en Punta Arenas, los colectivos valen $300) cuando llegué al centro vagué otro resto, me metí al cyber para saber si tenía noticias y luego me fui a las 8 al hostal. Me quedé viendo tele, puras tonteras. A las 9 me quedé pegado con las noticias del Mega. Hablaban de una barwoman que se había ido a trabajar a un crucero en el Caribe y uno de sus colegas la había matado. Inspirador. A las 10:30 me dio un ataque de sueño y no lo peleé. Era la primera vez en 3 meses que dormía en una cama.
Uno de mis objetivos de este viaje era poder dormir hasta tarde (algo que tampoco hacía hace 3 meses), sin embargo a las 7:30 fui despertado: “¿Aló, está Óscar?” Conchasdesumadre… una llamada equivocada. Después no me pude volver a dormir. Puse Buenos Días a todos y lo escuchaba mientras hacía paquetes de regalo. Partí al correo. Fue divertido, es la primera vez que digo mi segundo apellido (Cotorás) y no me preguntan como se deletrea. Después empecé a caminar rumbo al cementerio. A mi me encantan los cementerios y esté era precioso. Me dieron ganas que me enterraran ahí. Tiene unas avenidas de arbustos de cinco metros (vean las fotos pa’ que me cachen). Es bellísimo y debe ser impresionante cuando está nevado. Es una locación increíble, de hecho, se me ocurrió una película con una escena ahí. La película (basada en la cruel realidad) se trata de una pareja de recién casados que se van a vivir a Punta Arenas sin conocer a nadie hace que su relación se desgaste rápidamente al punto que pasan del enamoramiento a darse cuenta que son dos completos extraños viviendo cerca de la Antártica.
Había una sección de tumbas de guaguas, lo que de por si es muy triste, pero hubo una que me dio mucha, mucha pena. Estaba llena de juguetes. Bob Esponja, Rutgrats, Bob el Constructor. Cuando me fijo en las fechas veo que nació y falleció en mayo de 1978. Pensé en sus papás que 28 años después le seguían llevando juguetes. Tanto tiempo y lo siguen recordando… fue desolador. Después me puse a pensar si es que ese recuerdo en las penumbras era o no más triste que el olvido.
Después me fui al cyber y habían más novedades, Leighton me decía que era por una pega y tenía que saber si podía estar en Santiago en enero o febrero. Tomé el teléfono y lo llamé. Resulta que le habían ofrecido un documental, pero no lo puede hacer porque tiene mucha pega y me recomendó. Al rato me contacté con esta persona y quiere partir ahora ya. Le dije que ahora ya no podía, pero que si la oferta era interesante me podía largar. El proyecto es entretenido, en la tarde me dediqué a hacer un presupuesto y un plan de trabajo en un cyber… hay que ver que resulta de eso, en una de esas mi aventura termina antes para empezar otra. Caminé a una plata y bordeé el Estrecho de Magallanes. Llegó un punto en el que no me aguanté más, me saqué el bototo izquierdo y metí mi pata a las aguas. Luego vagué de vuelta al centro esperando que partiera el bus. Tuve la sensación de que estaba en la playa en el último día de febrero y hay que volver a Santiago a comprar el uniforme y volver al colegio. No quería volver al barco. En el bus de vuelta me senté junto a unos israelitas (quizás Andrea Paredes von Roth tenga razón, Natales se está llenando con judíos) y me puse a leer el Clinic especial de la muerte de Pinocho. Esos fueron mis dos primeros días libres después de 90 trabajando. 90 a 2, no es mal régimen.

12734 millas náuticas

Día 93 – 13er viaje

Me desperté más descansado, aún cuando no había dormido tanto. Definitivamente me recuperé mentalmente. El Paine partió con lluvia, pero luego salió el sol y estuve con mucho más ánimo, con ganas de hacer las tomas y de encontrar cosas distintas. Además, el saber que me vienen a ver me da una meta de corto plazo. Al volver al barco me puse a subir el material y llamaron por el citófono. Un tipo me dice que tiene un problema con la tele con un marcado acento neoyorquino. Parto pa’ allá. Si ustedes ven Seinfeld es el típico viejo judío. Un calco de “uncle Martin”. “What’s the problem?” (¿cuál es el problema?) “Pruobably I am the proublem” (probablemente yo soy el problema). Resulta que la tele no sonaba y era re’ fácil de solucionar, cosa se prender el parlante. Veo que su señora está leyendo un libro en hebreo y en vez de despedirme con good bye!, les digo Shalom! Quedaron vueltos locos, de seguro que ahí vendí un video. Me sigue sorprendiendo mi desarrollo del sentido de supervivencia.

Día 94

Estoy interactuando harto con la gente. Se supone que es parte del trabajo, pero desde hace un par de viajes prácticamente no lo hacía. Incluso traté de hablar francés con unos pasajeros que vienen de Tahiti, pero lo cierto es que di “le jugó”.
El glaciar Amalia estuvo tranquilo, terminamos temprano, para no dejarme toda la tarde libre subí el material y me fui a leer. Alcancé a leer muy poco y me quedé dormido. En la tarde Óscar llegó a la sala y me preguntó si me sentía bien. “Si, ¿por?” “No, es que como estabas calado en la mañana pensaba que estabas enfermo”. Tierno de su parte, pero me empelotó. El concepto de privacidad no existe en el bote. No me puedo dormir una siesta tranquilo sin que alguien sepa. El encierro ya empieza a estresar, porque suerte fui a Punta Arenas, sino con cualquier chispa exploto… bueno, ya se empieza a notar la tensión en el ambiente, los niveles de tolerancia y paciencia van bajando progresivamente y el advenimiento de fin de año no hace más que aumentar esta sensación.
En la tarde me entretuve haciendo unos mapas animados. Después salimos al Antrim, si bien llovía un poco fue agradable y lo pasé bien grabando. No hubo mucho más en este fomingo.

Día 95

Después de un par de semanas el Pío XI estuvo sin lluvia. Lo cuál es muy bueno para grabar. No sólo es molestoso limpiar el lente de las gotitas, sino que es muy molestoso grabar con el condón para que no se moje la cámara. Aparte el profiláctico disminuye las posiciones y agarres de la cámara. Hoy que no estaba lloviendo podía hacer tomas a ras de agua y apretar los botones con mayor facilidad. Llegué a la lógica conclusión de que es mucho mejor sin condón. De todos modos este es necesario cuando llueve.
Al llegar a Puerto Edén uno de los cabros me dice que necesitan conversar con alguien del barco que hable en inglés. Me encuentro con un gringo que trata de hablarme en español. “En realidad no sé lo que necesito”. Me cuenta que es un estudiante de periodismo que está haciendo su tesis sobre los kaweskars. Le digo que yo también soy periodista y me empieza a contar su drama. No ha podido entrevistar a ninguno de los habitantes de la etnia porque le quieren cobrar plata y el no anda con nada y necesita volver a Natales a buscar money. Quería saber si lo podíamos llevar de vuelta. Obviamente cuando mi compañero llamó por radio para preguntar se escucho una tapa del porte de la isla Wellington. Me puse a hacer las tomas y me volví a encontrar con Ted y le pregunté sobre su tesis. Resulta que hace un par de años vino a hacer kayak por esos canales y ahí se empezó a interesar en los kaweskar siendo que ellos remaban por esos lugares como forma de subsistencia. Había hecho entrevistas en Punta Arenas, Puerto Natales y sólo le faltaban los puros kaweskars de Puerto Edén. Le dije que lo del cobro se debía a que estaban muy reticentes a entregar cualquier cosa, ya que se los habían cagado sistemáticamente. Le pregunté dónde se estaba quedando y ahí me contó su posmoderna paradoja kafkiana. “Me estoy quedando en esa casa con una familia de kaweskars. Han sido muy amables conmigo, me dejaron alojar en mi casa, me dan comida y hace poco uno de los hermanos volvió de Santiago así que trajo dvds y vemos películas. Pero si les hago alguna pregunta de mi investigación me quieren cobrar. ¿y cuánto te cobran? 30 mil pesos la hora. “¡Eso es más que un doctor!”, le comenté. Le dije que ojalá le fuera bien e intercambiamos mails, porque me pareció super interesante el rescate de historias de vida que estaba haciendo. Aparte no es un mal contacto un periodista graduado de la universidad de Columbia.
Después de editar y mostrar el video (aprovechando que no está la señora) había un grupo de gente de la tripulación tomándose un schop en el comedor. Me serví uno (directo de la máquina) y nos quedamos conversando de la vida como hasta la una.

Día 96

Al mirar por la ventana luego de saltar del camarote (la expresión “saltar del camarote” no la digo porque me levante particularmente contento, sino porque necesito saltar para salir de la cama o pieles, como se dice por acá) vi por la ventana que estaba lloviendo. ¡Mierda!. Salí a mirar y al respirar empezaba a salir humo de mi boca. Hacía mucho frío. 4 grados centígrados. Había nevado hace poco. Era el día más frío que he tenido, y eso que estamos a un par de días del verano. Es increíble, el tiempo está cada vez peor, ni quiero pensar como irá a ser febrero. La grabación fue difícil, no usé la parka corporativa porque se pasa al toque, sino que me puse la Columbia que compré en Santiago y me garantizaban que soportaba 10 grados bajo cero y que se podía estar horas y horas bajo el agua sin que pasara nada. Terminé estilando y con las manos azules. Cuatro horas hueveando con ese frío eran mucho.
En el almuerzo un español re buena onda le dijo al capitán delante de todos “tengo que dezirle que el vídeo que haze Ezteban ez muy bueno”. ¡Que bacán!, pensé yo. El capitán, al considerar inconcebible que alguien que no sea el reciba felicitaciones dijo que él empezó grabando los videos en el barco el ’78. Que fueron los primeros que tuvieron equipos en color, que un ingeniero de TVN le enseñó como se filmaba (él filma con video). Que era igual que leer un libro, los paneos se hacen de izquierda a derecha, las imágenes no pueden durar más de cuatro segundos, que hay que hacer un zoom despacito para acercar un cerro y luego cortar, que él hacía edición en cámara… las mismas patrañas que he escuchado mucho tiempo. Bueno, esta vez no aguanté más y me largué a reir. Traté de disimularlo, pero me causó mucha, mucha risa. Todos me cacharon, incluso el capitán. Mi compañero me pegó una patada y me dijo “watch your attitude”, pero no pude. Acá me echan, pensé… pero no pasó nada. Además, con cada semana que pasa me importa menos que me vayan. Ya tengo algo de plata ahorrada y ya tengo menos dudas en que puedo hacer bien mi pega. De todos modos no pasó nada, en la cena tiré una talla que yo la encontré muy fome (estaban hablando de la conservación de los lobos marinos y que el territorio de los parques nacionales no incluyen el mar, ya que esto es de la armada. Alguien preguntó quien protegía a los lobos de los cazadores, la armada o CONAF y yo dije depende si están en las rocas o en el agua), pero todos se rieron.

Día 97

Eso es… otro viaje abajo. Van 13, el capitán dice que quedan 18. Será… mañana me voy encontrar con mi gente… tendré algo de alivio existencial.

Thursday, December 14, 2006

Y ya cayó...

1202 millas náuticas

Día 85

Cómo hoy es feriado, ayer había que aprovechar para salir a carretear, ya que probablemente es la única oportunidad que tendremos víspera de feriado en tierra de lo que queda de la temporada. Óscar me había estado empezar a decir Ronaldinho, ya que siempre le hacía la bicicleta, es decir le decía que iba a carretear y al final terminaba calado. Pero hoy no, iba a salir a la night y no sólo eso, además íbamos a ir a una disco. Había unos periodistas del canal de Punta Arenas entrevistando al capitán. Por esas cosas extrañas de la pega yo tengo que estar aún cuando no haga o diga absolutamente nada. Como el capi quería impresionar a los reporteros sacó el whisky de 21 años y empezó a repartirlo. No le dije que no y me tomé un par. Total, acá me dan trago gratis. Tipo 12 de la noche cuando el capitán puso a ver a los periodistas el video institucional me arranqué descaradamente. Un poco enmierdao llamé a Pinda y quedamos de juntarnos en la plaza, ahí nos prendimos su resto. Luego nos juntamos con Óscar quien es el que se sabe todas las movidas natalinas. Según él, todas las minas ricas de Natales iban a ir a la disco Groove. La otra opción era ir a la Milodón. Claramente elegimos la primera. Pero antes pasamos al Chill-e a tomarnos un trago. Y después emprendimos rumbo a “Groove discoteque”. Ok, como lo deben saber a mi me carga ir a bailar y menos en una disco, pero hay veces que uno tiene que salir a trabajar y cuando uno trabaja se pone el casco de obrero (o la pintura de guerra, valga la metáfora que ustedes prefieran) y a darle con la picota sin reclamar.
En Santiago había ido un par de meses antes de partir a la Blondie. Esto era muy distinto. Tenía ciertas similitudes con la disco Ex – tación de Combarbalá (notable local nocturno, si van por esas desaoladas tierras se las recomiendo). Al entrar nos dimos cuenta que habían puros cabros chicos, eran todos escolares de vacaciones. Mis compañeros (que tienen 20) me dijeron que se sentían viejos. Yo ya estaba arriba de la pelota así que me dio lo mismo. En eso me saluda la reina de Puerto Natales (viajó hace un par de semanas en el barco) y me mete conversa. Voy a buscar unas chelas y a la vuelta se ponen a tocar Atrévete – te, así que saqué a bailar a la Reina. Óscar se puso a bailar con la amiga gordita de la reina. Pasaron otros hits de reggeaton y otros tipos de música y seguía con la reina, pero como que ella se hacía la interesante, miraba para otro lado. Bueno, ella sabe que es la reina y que puede hacerse la linda (de hecho es bonita, aunque nada espectacular). Sin embargo el reloj marcaba las 2 de la mañana y no pasaba nada de nada. Así que tuve que despedirme y buscar por otro lado. Es triste, pero todo lo que le puedo ofrecer a una chica natalina es un par de horas de sexo y lujuria... Ni siquiera una noche, ya que a las 4 tengo que estar de vuelta en el barco. Bueno, por eso es porque parte importante de la tripulación acude cada vez con más frecuencia al recurso fácil. El resto del tiempo nadie me pescó. Parece que no soy del gusto patagónico. Sin embargo, bailé cumbia villera (que es la música que se lleva por estas latitudes) con unas chicas. A las 3:30 tomábamos taxi y a las 3:45 nos quedamos conversando en la cubierta del barco cuando también llegó Jorge y empezamos a echar al talla. En eso llegó Suazo que estaba de guardia (los marinos rotan la guardia y es su deber informar sobre horas de llegada y si alguien llega pasado a huano) y nos dijo diplomáticamente que dejáramos de dar jugo, así que al camarote.
Al otro día me desperté muy descansado. Me hizo bien el carrete y con un par de gotas en los ojos pasé piola ante el piloto. Al mediodía llamé a mi casa. Hablé con mi mamá y le pregunté ¿Y está mi viejo por ahí?. “No, está en el Líder comprando cosas para tu celebración…” “¿mi celebración?” – inquirí. “Sip, invitamos a la Carola y a la Mari para celebrar el premio en el Fidocs”. Eso fue extraño. Es como que mi vida sigue en Santiago, pero yo no estoy. Mi madre me informa que voy a tener una celebración, pero estoy a 1500 millas náuticas de allá. Como era feriado no pasaba nada en Natales, igual me arranqué un rato. Parecía un pueblo fantasma, por suerte el cyber café estaba abierto. Luego vagué por las calles tratando de pasar la caña.
En la noche llamé a mi casa para saber como estaba mi celebración. La parrilla estaba prendida y se aprestaban a tirar unos salmones. Brindaban champagne y escuché como la copa golpeaba el premio (que es de vidrio). Mi vida en Santiago está resultando tal como la había planeado (ayer, además, me ofrecieron una pega que estaba buscando hace un tiempo); sin embargo, no estoy ahí.

Día 86

El Paine estuvo O.K. todo muy normal, perturbadoramente normal considerando que me estoy acostumbrando a que esto sea mi cotidianeidad.

Día 87

¡Murió Pinocho!, ¡Murió Pinocho! Ni me enteré que estaba enfermo. Había grabado unas tomas de la llegada al fiordo Antrim y al bajar Álvaro está con una sonrisa y me dice: “Se murió Pinocho” Yo lo miro y le digo: “¿me estai hueveando?” No, en serio se murió como hace una hora y media. “¡Yaaaaaaa!” Pasaron unos pescadores a vender centolla (*, el otro día supe que está en veda, pero bueno, que le importa la ley al capitán) y ellos tenían radio y ahí llegó la noticia. Los camareros también estaban re’ contentos, pero parte de los oficiales tenían cara larga. Bueno, también mi compañero que es medio facho. En el bote grabé pésimamente mal, no atinaba a nada. Se murió Pinocho y yo en un fiordo en la isla Wellington sin poder saber, decir nada más. Me acordé de cuando tenía 6 años e íbamos llegando ya oscuros a mi casa en invierno. Veníamos del Almac de la Rotonda Atenas donde habíamos comprado velas y le pedíamos a mi mamá que se apurara para llegar a la casa. Ya se empezaban a escuchar algunos cacerolazos (ok. Es completamente ridículo cacerolazos en Las Condes…) Entramos corriendo a la cocina, sacamos un par de ollas y la empezamos a tocar al ritmo del “Y va a caer, y va a caer”. Al otro día putearon mucho a mi hermano porque había abollado una olla. Me acuerdo de uno de mis dos mejores recuerdos de infancia (no le tengo mucho cariño a ese periodo, en todo caso). El 6 de octubre de 1988; el día después del plebiscito. Salimos al centro a tocar la bocina y la tocamos tanto que se quedó pegada. Luego en mi barrio hicimos una caravana en bicicleta dando vueltas al pasaje, mientras los vecinos fachos nos miraban. Me acuerdo del sábado cuando volvía de Estoril donde había ido a jugar básquetbol y al prender la tele me entero que Pinocho estaba preso… y eso… de la parte de mi familia exiliada, de los hijos de ejecutados que conocí cuando hice un documental hace un par de años, de la señora que entrevistamos que había sido torturada y tantas cosas. Me acuerdo haber pensado hace un tiempo que era maldad sentirse contento cuando alguien se muriera, incluso tratándose de Pinocho. Pero no pensé en como me tenía que sentir, simplemente me nació. En la mesa el capitán defendió la obra de Pinochet diciendo que el país estaba en la miseria el 73 y todo lo que es Chile ahora se lo debemos al dictador. Bueno… Álvaro, yo y otros cabros de la tripulación disentimos radicalmente de la opinión del capitán. Así que el barco se puede transformar en un Potemkin. Por otro lado me dio tanta lata de estar acá en este momento. Sin tele, diarios, sin saber nada de nada salvo que Pinocho ya cayó definitivamente.

Día 88

Es increíble, a medida que pasan los meses los días empeoran. Hoy día me pegué una tremenda mojada. Había paseo en bote frente al glaciar Pío XI y cuando miré por la ventana de mi cabina se veía la lluvia. A pesar de ir con una buena parka (me gasté parte de mis ahorros antes de venirme en una Columbia), pantalones de agua, pasamontañas y bototos, terminé estilando. De hecho, el protector de la cámara tampoco resistió. Pasé como dos horas afuera, cuando nos acercamos al bote de los pasajeros (que es techado) nos dieron café y es el mejor café que he tomado en mi vida. Técnicamente no había mucho frío (9 grados, lo que acá es harto) pero la lluvia que era empujada por el viento del glaciar hacían todo imposible. En la tarde edité rápido y después Puerto Edén. En ese lugar hay señal de tele, la hice shorty grabando y subí de vuelta al barco para agarrar la cola de 6pm. No tuve mucha información sobre Pinocho, salvo que iba gente a verlo en la Escuela Militar. Santiago se veía tan caluroso. Los del 13 tenían una departamento frente a los milicos desde donde transmitían. Pinda vino a ver tele a la oficina y cuando hablaba el periodista yo le apuntaba con el dedo en la pantalla y decía: “Mira, por acá vivo…” Puta que estoy lejos. En la noche tocó mostrar el video. Estaba horrible, fue una tortura. Es pésimo, malísimo tan, pero tan pelotudo. No soporto más verlo, me siento como Guido al final de 8 ½ (sino lo han visto, por favor véanlo). Cada vez me siento más desconcertado por que chucha estoy haciendo acá. Sin embargo, algo me dice que tengo que llegar hasta mayo. No sé porque, pero parece que tengo que hacerlo… Bueno, al menos pienso en una meta a corto plazo. En 3 días más voy a estar en una cama viendo tv cable.

Día 89

Día normal, no pasó mucho. Las cosas siguieron el curso que tienen que seguir. Tampoco tengo ganas de escribir.

Día 90

Perdió el Colo. Fue como un balde de agua fría.
Apenas tuve señal llamé a mi casa para saber algo de la muerte de Pinocho. Mi viejo me contestó y me dio los detalles políticos, las reacciones y todo eso. Al rato mi hermano mas pequeño (tiene 13 años) tomó el teléfono y me contó que estaba castigado. El domingo se arrancó y se fue a meter a una protesta a Plaza Italia. Dice que lo pasó la raja, pero cuando empezó a quedar la cagá con los guanacos (curioso, porque hay hartos de esos animalitos por acá también) tuvo que correr y tomar micro de vuelta a casa. Luego se fue a esconder a un lado y me dijo: “No le cuentes a mi vieja, pero ayer me fui a una protesta en La Moneda frente a la estatua de Allende”. Me contó que lo entrevistó la televisión peruana. “¿Qué les dijiste?” Pregunté aterrorizado por un potencial descalabro de nuestra imagen – país. “Que era bueno que se hubiera muerto un dictador fascista que nos reprisió por 17 años” “¿Reprisió? ¿Dijiste esa hueá?” “No hueón, tranquilo, si lo dije con buenas palabras”.
De ahí el partido del Colo, el primer tiempo me tuve que arrancar durante la cena. El segundo lo pude escuchar en la popa. Fue horrible el final. Después del segundo gol sólo me apoyé en la baranda viendo un claro entre las nubes escuchando radio agricultura. 15 años pasaron para llegar a una final, 15 años... y la perdieron. Así que no queda otra que pasar la rabia fondeado en la isla Focus.

(Al menos mañana me arranco a Punta Arenas… una lucecita entre tantos días nublados)

Thursday, December 07, 2006

Glosario


De aquí a un tiempo me aburrire explicandoles cada vez los términos del barco. Acá les mando este glosario para que sepan que es cada cosa

Beyer: Bacán, excelente, sublime. Uso frecuente: “Está beyer el video”. “Esa película está pasada a beyer”

Mierda: Copete.

Enmierdao: Curado. Uso frecuente: El hueón ya estaba bien enmierdado cuando se puso a pelear.

Huano. Copete, pero dentro del barco, ya que es más fino. Uso frecuente: “Se va a servir un huano señor”.

Caca: copete.

Licor de ave: Jote.

Calar: dormir. Uso frecuente: “Estaba tan enmierdado que mejor me fui a calar”.

Rana: dejar una cagada. Uso frecuente: “Me mandé una rana y me anduvieron culpando todo el día”

Paloma: Propina. Uso frecuente: “Puta, voy a ir al recurso fácil con la plata de la paloma”.

Línea: Propina. Uso frecuente: Igual que el de arriba.

Darwiniano: Chanta. Uso frecuente: “Esos periodistas eran de la escuela darwiniana”

Recurso fácil: Pagar por sexo. Uso frecuente: “No puedo más, ya llevo 2 meses embarcado así que voy a aplicar el recurso fácil”.

Envainar: Coito

tamos listaylor: Estamos listos. Su origen etimológico del barco ocurre cuando la `temporada pasada un tripulante optó por el recurso fácil y la señorita en cuestión aplicó conferencia de prensa lo que hizo que el protagonista terminara al poco rato. Cuando éste trato de ir a la segunda vuelta, la señorita le dijo que no porque “`tamos listaylor”.

Cosa loca: Irse en volá.

Faisán. Abacanado, hacerse el lindo. “El compadre miró a la pierna y se puso faisán”

Culiar: Retar. Uso frecuente: “Me mandé una rana y me culiaron hasta el fondo toda la semana”.

Pierna: Mujer. Preferentemente la novia, polola o amante.

Callampa: Reto.

Andar callampa: Andar con caña.

Andar callampa: Llegar tarde a los lugares, no achuntarle a ni una.

Pesca de arrastre: Agarrar lo que pique. Uso frecuente: “Voy a ir a los Canallas tirar las redes y hacer pesca de arrastre”

Vuelta: Viaje

Cucha: Vaca. Uso frecuente: “Vamos a hacer una cucha para comprar una mierdita”

Loop: Quedarse pegado en una idea. Uso frecuente: Ese hueón le pone una mierda y al tiro se pega con el loop”.

La night: El carrete.

Esperando el sol

11er viaje

10870 millas náuticas

Día 78

Hoy empezó la Teletón, quizás eso fue lo principal del día. Hace un par de años me reconcilié con ese magno evento. Si, en muchas dimensiones es un asco y mucha gente lucra de aquello, pero de todos modos se hace algo bueno. Por otro lado, es una de las pocas cosas que une al país. Es decir, que sin importar donde chucha estemos es transversal a casi todos los chilenos. Bueno, yo en un barco anclado a 3 kilómetros de Puerto Natales lo experimenté. Apenas terminó el asado de recepción de los pasajeros me fui al comedor de tripulantes a ver tele. Ahí estuvimos su buen rato echando la talla mientras veíamos al guatón Francisco. En un momento me viré pa’ la popa y llamé a Santiago. Durante la tarde había sido el estreno del documental de la Mari, a esa hora era el asado final del curso de tele. Estaban pasando tantas cosas en mi vida y no estaba tan lejos. Eso pasó varias veces por mi cabeza mientras erraba por el centro caminando más por la necesidad de hacerlo que porque necesitara hacer algo en Puerto Natales. Estaban todos carreteando por allá y me dio una mezcla de alegría y mucha pena. Mixed emotions…

Luego, como ya no había pasajeros merodeando me fui a bar de popa a seguir viendo la Teletón en el plasma. Estaba Álvaro, Aarón y Pablo. Ellos estaban esperando la vedetón, pero como iba a ser tipo cuatro de la mañana yo sólo esperaba hasta que me diera mucho sueño. Tipo 2:30 salió un caso de un marino que tenía un hijo impedido y le pasaron una cámara de video para que contara lo que sentía cuando se embarcaba. El decía: “Llevo cuatro días embarcado y ya se echa de menos la casa”. “Shhh, cuatro días, no más…” - dijimos al unísono. El marino llegaba a Arica y llamaba por teléfono a su hijo y este le decía: “quiero que estés acá papá”. Y Álvaro, con su acento chilote, dijo algo de lo que estoy completamente de acuerdo: “Te caga cuando te dicen eso”. Es lo peor. La otra hueá que me mata es cuando me dicen: “vuelve pronto.” Muchas veces me dan ganas de hacerlo, pero sé que no lo voy a hacer. Como a las 3:30 me dio sueño y me fui a calar a mi cabina.

Día 79

Partí al Paine. No tenía ganas de grabar. Apliqué el piloto automático. Lo único entretenido que pasó es que apareció un zorro en la cueva del Milodón. Hace varias semanas que había aparecido otro, pero este pasó mucho más cerca. Esta reflexión es completamente engreída, así que si todavía me tienen algo de estima sáltense unas cuantas líneas. Bueno, lo que pensaba es: ¿qué chucha estoy haciendo acá haciendo estos videos pelotudos? Acabo de ganar un premio que es importante dentro del medio chilensis. Ese festival es una especie de masters del documental. Llegaron 50 trabajos, probablemente todos los documentales que se han hecho en Chile en el año, de esos quedaron 7 seleccionados y de esos 7 quedamos segundos elegidos por un jurado donde había gente grossa. Cuando decía en hueveo que soy la joven promesa del audiovisual chileno, ahora pienso que no es tan en hueveo y que si hubiera estado en Santiago probablemente podría haber concretado esto en alguna pega, en contactos, en participar en proyectos y, en el fondo, en hacer lo que me gusta. Porque ni siquiera siento que me quedan bien estos videos, ya que no puedo romper la idea de que son pelotudos. Desde que trabajé en mi primer proyecto audiovisual (el 2003) siempre había buscado ese momento, el de ser de cierto modo “descubierto”. Ahora que lo tuve no estaba. ¿valió la pena haberse venido para acá? En resumen: siento que me estoy perdiendo acá.

En el camino de vuelta terminé de leer el libro de Magallanes. La aventura es maravillosa. Aquellos si que eran hombres. Una de las cosas curiosas es que dentro de los 500 hombres que iban en las 5 carabelas embarcaron a Antonio de Pigafetta cuya función era únicamente dejar registro del viaje y así escribió una bitácora día a día que permite saber que es lo que ocurrió en cada momento de la travesía. Motines, traiciones entre la tripulación, traiciones entre los indios, persecuciones por parte de los portugueses. Fue una verdadera epopeya que duró casi tres años. Ahí me dieron ganas de hacer un documental, pero después me puse a pensar que un documental es muy poco para contar la historia, tiene que ser una serie de 12 capítulos que haga nuevamente el viaje recreando que pasó en cada lugar. Es que me parece tan inconcebible para nuestros días toda la aventura (como que la tripulación estuvo 2 meses sin recalar perdidos en el océano pacífico y empezaron a comerciar los ratones, ya que era lo único que quedaba por comer) que es algo que tiene que ser hecho. Además, el haber vivido todo mi vida a una cuadra de Hernando de Magallanes me hace sentir que tengo un vínculo con el navegante portugués. Mientras dormitaba pensaba en el proyecto. Sería lindo, sólo que muy caro. Bueno, tampoco tiene que ser ahora… de hecho, el mejor momento sería para cuando se cumplan 500 años del viaje. Eso sería exactamente el 2019. Queda tiempo todavía.

De vuelta en el barco dejé subiendo las imágenes y me quedé viendo la Teletón. Cuando pasamos por el kirke (tipo 19:30) se fue la señal. El guatón Francisco lloraba que había poca plata, faltaban 5 mil millones ¿se habrá cumplido la meta? Lo sabré recién el jueves.

Para la cena quien designa las mesas se equivocó y puso gringos en la mesa del capitán, eso se trata de evitar, ya que el capi no le pega al inglés. Para mi es entretenido, porque así aprovecho de practicar la lengua de Shakespeare. Es curioso, pero mi personalidad cambia completamente en inglés. Cuando pienso en ese idioma actúo, de forma distinta. De hecho, me di cuenta, por ejemplo, gesticulo mucho más. Una pareja de gringos era de Chicago. Les dije “Ahhh, the windy city” (la ciudad de los vientos). Ella me preguntó si había vivido algún tiempo en Estados Unidos, le dije que no, pero que solía ver E.R.

Día 80

Me desperté sin ganas de nada en el Amalia. Estaba lloviendo y objetiva y subjetivamente no daban ganas de hacer nada. Tome la decisión de hacer el viaje pajero, es decir, preocuparme de hacer el mínimo es esfuerzo necesario para que el video quedara bien. Tampoco iba a dejar la pega de lado, pero no me iba a esfozar de más. Así podía mantener el ki (energía) para toda la temporada. Así que después de ver el glaciar no me fui a editar, sino que me eché en mi cabina a leer. Estaba de lo mejor leyendo las últimas páginas de Hobsbawn cuando escucho que hay un llamado del capitán que no pude entender porque el parlante de mi cabina está malo. A los segundos me llama mi compañero y me dice: “Sale a grabar porque vamos a pasar por una roca donde hay 6 lobos marinos”. Me puse los zapatos y fui a buscar la cámara refunfuñando. Fucking gringos! Vayan a Valdivia o a San Antonio pa’ ver más lobos marinos y no me hueveen. ¿qué hueá más corriente que unos lobos marinos y acá los gringos se vuelven locos y hay que grabarle su pelotudez”. En la tarde edité lo más rápido que pude y me fui a leer. Me terminé el libro. Una de las cosas buenas estando acá es que he vuelto a leer. Hace mucho tiempo que no me leía un libro entero, casi siempre empezaba y al rato lo dejaba botado. Son tantos los estímulos en la ciudad que leer no me llamaba la atención. Por suerte acá estoy recuperando la costumbre. Al terminar el libro me quedé dormido pensando ideas muy negativas. Principalmente en lo mucho que faltaba para mayo. Me pregunté si no me estaba deprimiendo. Por suerte después de la siesta hice ejercicio y ahí me empecé a sentir mejor. De hecho, el paseo en bote en el fiordo Antrim estuvo de lo más piola.

En la cena el capitán, a lo lejos empezó a defender a Pinochet diciendo que el país estaba quebrado y que el lo salvó. Que se cometieron errores, como siempre pasa, pero que salvó a Chile del caos. Me dieron ganas de decirle, que no fueron errores, que los milicos mataron a la gente a propósito. Bueno, obviamente me quedé callado.

Día 81

Me pasó que anduve con muy mala cueva con lso derrumbes en el glaciar. Cuando miraba para otro lado se empezaban a caer los pedazos de hielo. Me dio mucha rabia. Si me cagó de frío en un bote es para que al menos agarré algo. Ahora me doy cuenta que aunque no haga buenas tomas igual el video sale. Las primeras veces llegaba a la editora diciendo ¿cómo chucha lo voy a salvar? Ahora se que sin importar la porquería de material que registre igual se puede hacer algo. Es decir, puedo trabajar en piloto automático. No es lo quiero hacer siempre, ya que uno de mis temores es que agarre ese tipo de vicios grabando y cuando después esté en un proyecto mío deje de importarme lo que está al otro lado del lente mientras esté bien encuadrado y la imagen sea estable.

En la mesa hay un matrimonio de una chilena de cómo 60 años casada con un gringo de 75 muy, pero muy desagradable. Tanto así que los gringos de Chicago que eran un amor se cambiaran de mesa. Como no tenía nadie con quien hablar en inglés, se acercó a mi. Parece que he desarrollado la capacidad de domar a las bestias, porque empezamos a hablar del precio del cobre y los comodities a nivel internacional y quedó como un gatito ronroneando.

Puerto Edén parecía un pueblo fantasma. Bajamos y casi no había ningún habitante. Se sentía la gente por el olor de las chimeneas de leña. Me encanta ese olor, me hace sentir que estoy en el sur.

De vuelta en el bote me dediqué a editar y después en la noche hubo que mostrar el video. Esta vez si que fue una tortura verlo. Lo odie. Esta tan fome y tan fome y, sin embargo, la gente me felicitó y lo encontró tan bueno. Lo divertido es que mi compañero también me dijo que le había gustado. Las dos veces que me ha felicitado han sido las dos veces que yo lo encontrado peor (cuando vino Longueira y esta). No sé, pero creo que le debe gustar cuando siente que es mecánico, automático, mientras yo encuentro que es tanto mejor cuando le pongo algo de subjetividad, de mirada como encontraba que lo había hecho en cierta dimensión la semana pasada.

Día 82

Me desperté temprano pa’ hacer unas tomas en la cubierta y había unos suizos alemanes que me dijeron lo que estaba esperando escuchar: “Vee zo another video of ze cruize from some friends and it vos verry bad. Vi vouthg vi vouldn’t buy a dvd. But you did a verry vood one.” (Vimos un video del crucero que llevaron unos amigos y pensamos que era muy malo y no lo íbamos a comprar, pero el tuyo era muy bueno). Jajjajaj… el público chileno no me entiende. En el fiordo Calvo estuve aburridísimo. Día feo, llovió parte importante del viaje. Cuando aparecieron unas toninas no las pude agarrar.

Después del almuerzo me puse a editar y no pude más, así que me fui a acostar una siesta de 20 minutos. Tuve una pesadilla horrible, no me acuerdo que era, pero todo pasaba arriba del barco. No quería más, estaba muy triste. Me tiene chato no tener tiempo para mi. El tiempo libre del que puedo disponer no pasa de los 15 minutos. Tengo que leer con alarma, dormir siesta con alarma. Ni siquiera puedo cagar tranquilamente durante la navegación, porque siempre ando contra el reloj. Solamente tengo tiempo cuando termino la pega, lo cual suele ser tipo 12 y ahí estoy cansado. Así que decidí pedir un par de días la próxima semana e irme a Punta Arenas. Aprovecho de hacer compras navideñas y dormir en una cama y ver tele acostado. Yo creo que me va a servir para relajarme. El invierno eterno me tiene chato. Son como esas semanas en las que miras para afuera y está nublado y hace frío y no quieres salir de tu casa y que el otro día este nublado de a poquito te va quitando toda la energía que tienes. Acá es siempre así, necesito un poquito de sol para poder hacer fotosíntesis.

En el brujo la cámara se quedó sin zoom. Es decir, el control se zoom se murió, pensé que también había sucumbido ante el estrés reinante después de 3 meses abordo. Igual se puede controlar desde una rueda, pero no es lo mismo. Por suerte lo pude echar a andar. Y, por suerte, después de dejar la cámara un par de horas frente a la estufa resulto ser que el fallo era producto de la humedad y que siguió funcionando de lo más bien.

En la cena la esposa del gringo vinagre se puso a conversar conmigo. Decía que le recordaba a un sobrino y me agarro cariño. Cuando me pregunto que tal la pega le dije que bien, que llevaba tres meses y que igual se echaba de menos y que era cansador, pero hasta ahora bien. ¿Y no has ido para Santiago? – preguntó. Nop, no voy hasta mayo. Cada vez que digo eso la gente se queda pa’ adentro, creo que eso me achaca más. Si nadie lo encontrara inusual, me parecería que es lo que tengo que hacer, mientras ahora cada día que pasa siento que la cima está un poquito más lejos y que me va a costar un poquito más de energía subirla. En un momento la señora me preguntó ¿estás contento? Uffff, que pregunta. Protocolarmente le dije que si, pero me quedé pensando mucho.

Día 83

Al despertar parecía un día lindo. Nubes altas y el sol como que quería salir. Salí sin parka ni cobertor para la cámara a grabar. A la media hora se larga a llover. ¡Maldición! Así que tuve que sacarme el polar, quedarme en polera y cubrir la cámara. Yo me puedo mojar, pero la cámara no. Comentábamos con mi compañero la semana pasada lo triste que era sentir que una cámara valía más que uno. Y lo cierto es que dentro del barco eso es así.

Terminé de editar y dejé codificando el dvd. Me fui a dormir esperando tener una tarde relajada. El despertador sonó a las 4;30 y cuando volví estaba la cagada, todo el mundo quería comprar con tarjeta de crédito (hay que llamar por radio para pedir la autorización), gente cambiaba el pedido y llegaba mucha gente a la oficina pidiendo distintas cosas. Para peor el barco se empezó a mover como nunca lo hace y las cajas de dvd saltaban de lado a lado. Fue estresante, pero entretenido.

Antes de empezar la cena de despedida el capitán me preguntó cuando había vendido. “36” – le dije. No lo pudo creer y me dijo “Felicitaciones”. Wow, es la primera vez que me felicita. Bueno, es que vendí más de mil dólares. Mi compañero no estaba y yo hice el lamado para que los hueones (es decir, los pasajeros) vinieran a cenar. Al rato llego la señora y me dijo: “muy bien, es muy bueno que usted empiece a hacer esas cosas para que se vaya acostumbrando”. Me di cuenta que desde el momento en que les caí en gracia tiene la fantasía que yo podré reemplazar a mi compañero en el futuro y trabajar muchos años con ellos. Mmmm, creo que no les daré en el gusto. Así terminó el undécimo viaje… espero que el próximo pase rápido y este pronto en Sandy Point.