18
18vo viaje
15199 millas náuticas
Día 126
En la mañana tuve una conversación con mi compañero. Me dijo que me veía bajoneado hace tiempo. Es cierto. Le dije que andaba triste. Lo cierto es que hace un tiempo que lo ando y creo que no es sólo por estar acá. Me habló de cuando él estuvo con depresión y me acordé de cuando yo estuve y en varias dimensiones me sentía como me siento ahora. Creo que una de las cosas que voy a hacer cuando vuelva es ir a un psicólogo. De cuando en vez pensaba que cuando tuviera plata sería bueno que me pegaran una apretada de tornillos, ahora que la tengo creo que sería una buena oportunidad para enderezarme el mate. La lata es que eso sólo puede pasar una vez que termine esto. Otra razón para esperar mayo.
Durante el día erré por Natales. Es el primer día realmente lindo que hay por acá. Deben haber hecho unos 20 grados y apenas una brisa. Después dormí en la tarde. Desarrollé una habilidad para dormirme inmediatamente apenas me acuesto. No tenía sueño, ayer me había acostado como a las 10 de la noche, pero de todos modos dormí una siesta de dos horas. Me recuerdo a Mersault el protagonista de “El Extranjero”
En la noche cuando me iba a acostar me dijeron que mirara para afuera. Se podía ver la estela de un satélite ruso que se estaba quemando. Era precioso, notabas la huella del reingreso del metal en la atmósfera dejando una huella que seguía hasta lo profundo del océano pacífico.
Día 127
Ayer llegó el hijo de mi compañero y va a viajar con nosotros este crucero. Lo que significa que usarán una cabina de pasajeros y yo me quedaré con pieza solo esta semana. Eso significa que me puedo despertar media hora más tarde ya que no tengo que dejar espacio para la ducha. Es extraño, ya que yo nunca he tenido pieza solo, de todos modos es muy agradable. El otro día me daba vueltas pensando en que me sentía muy solo de un tiempo a esta parte, pero ayer llegué a una conclusión conslusiva: no es que me sienta solo, sino que objetivamente estoy más solo que un dedo.
Esta semana me ahuevoné y no me compré ningún libro, así que me aburrí harto en el camino al Paine. Las torres se pudieron ver completas, pero había una pésima luz que hacía que prácticamente no hubiera contraste ni definición.
Al llegar al barco traté de subir las imágenes, pero al abrir el programa de edición éste se cerraba sólo. ¡mierda! – pensé. Lo reinicié. Pasaba lo mismo, el Final Cut estaba muerto. Oh shit! Una de mis temores, quedarme en una pana tecnológica que no supiera reparar. Me acordé de lo que hacía Chamblas en la escuela en este caso: reinstalar el programa. Saqué el dvd del final cut y traté de instalarlo. Me pedía unos códigos, tuve que dar vuelta la oficina para encontrarlos. Después no me quería dejar instalar el programa. Empecé a sudar frío… se me ocurrían soluciones alternativas para sacar el video esta semana, pero ninguna era confiable. Al final en otro intento el programa abrió y todo funcionó como es debido. Nunca me enteré por qué… igual fue entretenido, al menos todo salió bien.
Día 128
Este es el primer día que me asusto por el calentamiento global. No es que haya hecho algo de calor, sino que en la hora y media que estuvimos frente al glaciar Amalia este se cayó casi entero. Es decir, todavía queda mucho hielo ahí, pero cada cinco minutos se caía un pedazo, me pude dar un festín intentando distintos tipos de plano según las caídas de hielo.
En la tarde me puse a editar lo que no había podido hacer el sábado por la pana del Final Cut. El resto del tiempo miré el calendario. Ahora tengo esa costumbre, me pongo a mirarlo visualizando cuando será el momento en el cual estaré volviendo a mi casa.
El paseo en el fiordo Antrim fue demasiado normal. Lo único extraordinario fue cuando llegamos. Se había ido la gente del bote cuando el acordionista (que sigue a bordo) empezó a tocar “El animalito”, canción que yo conocí el verano del 2005 en el valle del Huayco. De la nada llegó toda la tripulación y nos pusimos a cantar y a aplaudir. Fue muy gracioso, los pasajeros nos miraban desde las cubiertas y se reían mientras nosotros ensayábamos la letra que dice algo así como “yo tengo un animalito que es muy parecido al jote, tiene la cabeza pelada y un anillo en el cogote, yo tengo un animalito que es muy juguetón, no tiene patas pero se para y se vuelve a parar”.
Día 129
Hoy día hubo buen tiempo. En el Pío XI llovió un poco, pero para la tarde salió el sol en Puerto Edén y hubo calor. Si, no es que no haya hecho frío, sino que hacía calor, deben haber habido sus 17 grados, pero toda la lluvia que había caído se empezó a evaporar, empezaba a salir humo de las pasarelas. La luz estaba muy bonita, así que hice buenas tomas. Aunque encuentro que el espíritu de Edén se capta mejor con lluvia.
Esta semana no estamos en la mesa del capitán, lo cuál es muy bueno ya que no hay que escucharle sus mentiras durante cinco días a la semana. Por otro lado ahora apenas interactúo con los pasajeros, lo que ahora es bueno, ya que no tengo ganas de interactuar con nadie.
En la noche una pareja de gringos se consiguió una guitarra y se pusieron a cantar country en el bar de proa. Eran buenísimos, hacían tremendas armonías de voces y él tocaba muy bien guitarra. El Country me encanta, me emociona el vibrato que tiene y ellos lo hacían muy bien, fue muy agradable irse a al cama después de haber escuchado música para el alma.
Día 130
Anoche, dado el sol de la tarde, mi compañero me comentó que alguien le había dicho que en esta zona el verano empezaba a notarse a mediados de enero y duraba hasta principios de marzo. ¿quién te lo dijo?- le pregunté escéptico. “Un guía en Natales”, me contestó. Bueno, parece que ese guía está equivocado, ya que amaneció lloviendo. Una de las cosas buenas que puedo hacer porque estoy sólo en mi cabina es tener la cortina abierta. Mi compañero es mañoso con la luz, mientras yo encuentro que es imprescindible para que exista vida (en rigor, yo trabajo con la luz). Además cuando me despierto cacho al tiro como está el día. Estaba nublado y lloviendo. Otra vez mojándome en el fiordo Calvo. Al llegar al rompehielos, el jefe de máquinas me dice que hay poca gente, porque el resto de los marinos está en la maniobra de agua, así que tengo que soltar la espía… ok – pensé. Ojalá no me mandé una cagá. El paseo estuvo normal, algo de frío, pero nada especial. Al llegar tenía que amarrar el barco por la proa. Tomé el cabo verde y esperé que nos acercáramos. Cuando estaba al frente pasé el cabo y empecé a tirar. De arriba me gritaban: ¡Pásalo por la sajad, pásalo por la skjhasdkj! Cada vez más fuerte, me pareció entender que decía, pásalo por la viga, así que lo pasé por una viga que estaba cerca. Después bajó y me dijo que lo pasara por la “arpía”. Ok, super bien, tengo clarito lo que es una arpía. No me retó, pero me miro como diciendo “cómo chucha no sabes que es una arpía” y yo lo miré con cara de “mira chilote, mi casa no tiene palafitos y si quiero ir a cualquier parte no salgo en el bote, sino que tomo micro o voy en auto”. En todo caso fue entretenido.
En la tarde edité rápido y me puse a hacer abdominales. De repente me llaman que el capitán quiere que vaya al puente a grabar. Lo divertido es que jamás es el capitán el que me da órdenes, sino que me dice las cosas o a través del piloto o a través de mi compañero. Como sea, yo iba puteando y cuando llegó a la cubierta no hay nada interesante. Igual habían unas cascadas bonitas, pero nada fuera de serie.
Al llegar al glaciar el Brujo me fui a la parte alta para grabar los derrumbes. Había un pedazo a lo lejos que tenía muchas ganas de caerse. Cuando lo hizo se vino una tremenda ola. Me cagué de susto. Estuve a un par de metros de mojarme. Lo que no hubiera sido nada, pero en caso que hubiera sido un poquito más grande me hubiese arrastrado y en estos momentos la cámara y yo estaría desperdigado por el fiordo Asia. Lo que más susto me dio fue que a unos 50 metros de nosotros había una torre de cerca de 80 metros de alto de un azul intensísimo y varias muchas toneladas. De un momento le empezaron a caer hielitos. ¡wow!, pensé. Si se cae eso no hay para donde arrancar. Sería cosa de segundos. Se cae y hay que apagar las luces. ¡sería todo!
De vuelta al barco nos enteramos que hay una cuasi intoxicación. Hay 16 personas enfermas de la guata. Nada grabe, pero para ponerlo de otro modo “está la cagá”. Sospechamos que es la centolla, por suerte no comí centolla ayer.
Día 131
Abrí un ojo y había un sol precioso. Es increíble como le mejora el ánimo a todos cuando sale el sol. En el bote todos estábamos echando la talla diciendo que era CQC, ya que todos sacamos los lentes que no hemos usado durante toda la temporada. El día estuvo verdaderamente precioso, es la primera vez que hago buenas tomas en el fiordo de las montañas. Nada de viento, lo que hacía que el agua funcionara como un espejo.
En la tarde empezaron a llegar los pedidos de los dvds. Me genera un conflicto heavy las ventas. Fuera que no me gusta la plata, me da rabia que por estos videos pelotudos genere tanta plata y por mi documental que lo hice con mucho corazón y creo que me quedó bueno, sólo he gastado plata. Esta semana entraron 495.000 por venta de dvds. Grotesco.
Mientras trabajábamos mi compañero me dijo que este año se venden muchos más videos que la temporada pasada y que entonces el jefe de Santiago le preguntó porque pensaba que eso era así. Le dijo que los videos del grinch eran muy buenos técnicamente, pero que no tenían corazón. Hubiese sido mejor decir, “oye, encuentro que tus videos son buenos y que tienen alma”, pero bueno, no va a decir eso, de todos modos encuentro que es un muy buen piropo.
Una vez terneado llegué al comedor. La señora de nuevo me preguntó por la doctora. Luego el capitán me miró y me dijo: “Invítala el viernes para el asado”. ¡conchasumadre! No puede ser… y la señora insistía en que la invitara. Yo decía que le iba a preguntar, que no sabía si tenía turno, etc. etc. Partiendo que por ningún motivo la llevaría al barco, menos cuando me confesó que lo peor del crucero era tener que escuchar al capitán, segundo porque me van a huevear de lo lindo. ¿por qué no me dejan algo de vida privada? Incluso la señora dijo, pero invita a tu polola… ¡¡¡Ella no es mi polola!!! Insistí. Ufff, al menos con esto me disuadieron completaente para jotearme otra mina arriba del barco. Esta hueá es como el pico.
En la noche conversé con un loco que es muy buena onda que es el guía de los gringos que vinieron esta semana y que viene como una vez al mes. El tipo es DJ, andaba con su notebook y se puso a hacer mezclas. Le pregunté si sería el dj de mi carrete de vuelta y me dijo que si. Le conté a Óscar de mi idea: hacerlo un par de días después que llegue, arrendar un local, comprar mucho copete, invitar a todos los que quieran ir y hacer un tremendo reventón. “hueón, yo voy…” Jajaja, así que se sigue sumando gente al carrete. Ahhh, si leen esto, también están invitados
15199 millas náuticas
Día 126
En la mañana tuve una conversación con mi compañero. Me dijo que me veía bajoneado hace tiempo. Es cierto. Le dije que andaba triste. Lo cierto es que hace un tiempo que lo ando y creo que no es sólo por estar acá. Me habló de cuando él estuvo con depresión y me acordé de cuando yo estuve y en varias dimensiones me sentía como me siento ahora. Creo que una de las cosas que voy a hacer cuando vuelva es ir a un psicólogo. De cuando en vez pensaba que cuando tuviera plata sería bueno que me pegaran una apretada de tornillos, ahora que la tengo creo que sería una buena oportunidad para enderezarme el mate. La lata es que eso sólo puede pasar una vez que termine esto. Otra razón para esperar mayo.
Durante el día erré por Natales. Es el primer día realmente lindo que hay por acá. Deben haber hecho unos 20 grados y apenas una brisa. Después dormí en la tarde. Desarrollé una habilidad para dormirme inmediatamente apenas me acuesto. No tenía sueño, ayer me había acostado como a las 10 de la noche, pero de todos modos dormí una siesta de dos horas. Me recuerdo a Mersault el protagonista de “El Extranjero”
En la noche cuando me iba a acostar me dijeron que mirara para afuera. Se podía ver la estela de un satélite ruso que se estaba quemando. Era precioso, notabas la huella del reingreso del metal en la atmósfera dejando una huella que seguía hasta lo profundo del océano pacífico.
Día 127
Ayer llegó el hijo de mi compañero y va a viajar con nosotros este crucero. Lo que significa que usarán una cabina de pasajeros y yo me quedaré con pieza solo esta semana. Eso significa que me puedo despertar media hora más tarde ya que no tengo que dejar espacio para la ducha. Es extraño, ya que yo nunca he tenido pieza solo, de todos modos es muy agradable. El otro día me daba vueltas pensando en que me sentía muy solo de un tiempo a esta parte, pero ayer llegué a una conclusión conslusiva: no es que me sienta solo, sino que objetivamente estoy más solo que un dedo.
Esta semana me ahuevoné y no me compré ningún libro, así que me aburrí harto en el camino al Paine. Las torres se pudieron ver completas, pero había una pésima luz que hacía que prácticamente no hubiera contraste ni definición.
Al llegar al barco traté de subir las imágenes, pero al abrir el programa de edición éste se cerraba sólo. ¡mierda! – pensé. Lo reinicié. Pasaba lo mismo, el Final Cut estaba muerto. Oh shit! Una de mis temores, quedarme en una pana tecnológica que no supiera reparar. Me acordé de lo que hacía Chamblas en la escuela en este caso: reinstalar el programa. Saqué el dvd del final cut y traté de instalarlo. Me pedía unos códigos, tuve que dar vuelta la oficina para encontrarlos. Después no me quería dejar instalar el programa. Empecé a sudar frío… se me ocurrían soluciones alternativas para sacar el video esta semana, pero ninguna era confiable. Al final en otro intento el programa abrió y todo funcionó como es debido. Nunca me enteré por qué… igual fue entretenido, al menos todo salió bien.
Día 128
Este es el primer día que me asusto por el calentamiento global. No es que haya hecho algo de calor, sino que en la hora y media que estuvimos frente al glaciar Amalia este se cayó casi entero. Es decir, todavía queda mucho hielo ahí, pero cada cinco minutos se caía un pedazo, me pude dar un festín intentando distintos tipos de plano según las caídas de hielo.
En la tarde me puse a editar lo que no había podido hacer el sábado por la pana del Final Cut. El resto del tiempo miré el calendario. Ahora tengo esa costumbre, me pongo a mirarlo visualizando cuando será el momento en el cual estaré volviendo a mi casa.
El paseo en el fiordo Antrim fue demasiado normal. Lo único extraordinario fue cuando llegamos. Se había ido la gente del bote cuando el acordionista (que sigue a bordo) empezó a tocar “El animalito”, canción que yo conocí el verano del 2005 en el valle del Huayco. De la nada llegó toda la tripulación y nos pusimos a cantar y a aplaudir. Fue muy gracioso, los pasajeros nos miraban desde las cubiertas y se reían mientras nosotros ensayábamos la letra que dice algo así como “yo tengo un animalito que es muy parecido al jote, tiene la cabeza pelada y un anillo en el cogote, yo tengo un animalito que es muy juguetón, no tiene patas pero se para y se vuelve a parar”.
Día 129
Hoy día hubo buen tiempo. En el Pío XI llovió un poco, pero para la tarde salió el sol en Puerto Edén y hubo calor. Si, no es que no haya hecho frío, sino que hacía calor, deben haber habido sus 17 grados, pero toda la lluvia que había caído se empezó a evaporar, empezaba a salir humo de las pasarelas. La luz estaba muy bonita, así que hice buenas tomas. Aunque encuentro que el espíritu de Edén se capta mejor con lluvia.
Esta semana no estamos en la mesa del capitán, lo cuál es muy bueno ya que no hay que escucharle sus mentiras durante cinco días a la semana. Por otro lado ahora apenas interactúo con los pasajeros, lo que ahora es bueno, ya que no tengo ganas de interactuar con nadie.
En la noche una pareja de gringos se consiguió una guitarra y se pusieron a cantar country en el bar de proa. Eran buenísimos, hacían tremendas armonías de voces y él tocaba muy bien guitarra. El Country me encanta, me emociona el vibrato que tiene y ellos lo hacían muy bien, fue muy agradable irse a al cama después de haber escuchado música para el alma.
Día 130
Anoche, dado el sol de la tarde, mi compañero me comentó que alguien le había dicho que en esta zona el verano empezaba a notarse a mediados de enero y duraba hasta principios de marzo. ¿quién te lo dijo?- le pregunté escéptico. “Un guía en Natales”, me contestó. Bueno, parece que ese guía está equivocado, ya que amaneció lloviendo. Una de las cosas buenas que puedo hacer porque estoy sólo en mi cabina es tener la cortina abierta. Mi compañero es mañoso con la luz, mientras yo encuentro que es imprescindible para que exista vida (en rigor, yo trabajo con la luz). Además cuando me despierto cacho al tiro como está el día. Estaba nublado y lloviendo. Otra vez mojándome en el fiordo Calvo. Al llegar al rompehielos, el jefe de máquinas me dice que hay poca gente, porque el resto de los marinos está en la maniobra de agua, así que tengo que soltar la espía… ok – pensé. Ojalá no me mandé una cagá. El paseo estuvo normal, algo de frío, pero nada especial. Al llegar tenía que amarrar el barco por la proa. Tomé el cabo verde y esperé que nos acercáramos. Cuando estaba al frente pasé el cabo y empecé a tirar. De arriba me gritaban: ¡Pásalo por la sajad, pásalo por la skjhasdkj! Cada vez más fuerte, me pareció entender que decía, pásalo por la viga, así que lo pasé por una viga que estaba cerca. Después bajó y me dijo que lo pasara por la “arpía”. Ok, super bien, tengo clarito lo que es una arpía. No me retó, pero me miro como diciendo “cómo chucha no sabes que es una arpía” y yo lo miré con cara de “mira chilote, mi casa no tiene palafitos y si quiero ir a cualquier parte no salgo en el bote, sino que tomo micro o voy en auto”. En todo caso fue entretenido.
En la tarde edité rápido y me puse a hacer abdominales. De repente me llaman que el capitán quiere que vaya al puente a grabar. Lo divertido es que jamás es el capitán el que me da órdenes, sino que me dice las cosas o a través del piloto o a través de mi compañero. Como sea, yo iba puteando y cuando llegó a la cubierta no hay nada interesante. Igual habían unas cascadas bonitas, pero nada fuera de serie.
Al llegar al glaciar el Brujo me fui a la parte alta para grabar los derrumbes. Había un pedazo a lo lejos que tenía muchas ganas de caerse. Cuando lo hizo se vino una tremenda ola. Me cagué de susto. Estuve a un par de metros de mojarme. Lo que no hubiera sido nada, pero en caso que hubiera sido un poquito más grande me hubiese arrastrado y en estos momentos la cámara y yo estaría desperdigado por el fiordo Asia. Lo que más susto me dio fue que a unos 50 metros de nosotros había una torre de cerca de 80 metros de alto de un azul intensísimo y varias muchas toneladas. De un momento le empezaron a caer hielitos. ¡wow!, pensé. Si se cae eso no hay para donde arrancar. Sería cosa de segundos. Se cae y hay que apagar las luces. ¡sería todo!
De vuelta al barco nos enteramos que hay una cuasi intoxicación. Hay 16 personas enfermas de la guata. Nada grabe, pero para ponerlo de otro modo “está la cagá”. Sospechamos que es la centolla, por suerte no comí centolla ayer.
Día 131
Abrí un ojo y había un sol precioso. Es increíble como le mejora el ánimo a todos cuando sale el sol. En el bote todos estábamos echando la talla diciendo que era CQC, ya que todos sacamos los lentes que no hemos usado durante toda la temporada. El día estuvo verdaderamente precioso, es la primera vez que hago buenas tomas en el fiordo de las montañas. Nada de viento, lo que hacía que el agua funcionara como un espejo.
En la tarde empezaron a llegar los pedidos de los dvds. Me genera un conflicto heavy las ventas. Fuera que no me gusta la plata, me da rabia que por estos videos pelotudos genere tanta plata y por mi documental que lo hice con mucho corazón y creo que me quedó bueno, sólo he gastado plata. Esta semana entraron 495.000 por venta de dvds. Grotesco.
Mientras trabajábamos mi compañero me dijo que este año se venden muchos más videos que la temporada pasada y que entonces el jefe de Santiago le preguntó porque pensaba que eso era así. Le dijo que los videos del grinch eran muy buenos técnicamente, pero que no tenían corazón. Hubiese sido mejor decir, “oye, encuentro que tus videos son buenos y que tienen alma”, pero bueno, no va a decir eso, de todos modos encuentro que es un muy buen piropo.
Una vez terneado llegué al comedor. La señora de nuevo me preguntó por la doctora. Luego el capitán me miró y me dijo: “Invítala el viernes para el asado”. ¡conchasumadre! No puede ser… y la señora insistía en que la invitara. Yo decía que le iba a preguntar, que no sabía si tenía turno, etc. etc. Partiendo que por ningún motivo la llevaría al barco, menos cuando me confesó que lo peor del crucero era tener que escuchar al capitán, segundo porque me van a huevear de lo lindo. ¿por qué no me dejan algo de vida privada? Incluso la señora dijo, pero invita a tu polola… ¡¡¡Ella no es mi polola!!! Insistí. Ufff, al menos con esto me disuadieron completaente para jotearme otra mina arriba del barco. Esta hueá es como el pico.
En la noche conversé con un loco que es muy buena onda que es el guía de los gringos que vinieron esta semana y que viene como una vez al mes. El tipo es DJ, andaba con su notebook y se puso a hacer mezclas. Le pregunté si sería el dj de mi carrete de vuelta y me dijo que si. Le conté a Óscar de mi idea: hacerlo un par de días después que llegue, arrendar un local, comprar mucho copete, invitar a todos los que quieran ir y hacer un tremendo reventón. “hueón, yo voy…” Jajaja, así que se sigue sumando gente al carrete. Ahhh, si leen esto, también están invitados