Thursday, November 30, 2006

Esteban Gómez, el desertor

Décimo viaje

10098 millas nauticas

Día 71

En la mañana me arranque a la ciudad y fui al correo a mandar un paquete a la gran ciudad, para mi sorpresa me dijeron que había algo para mi (ya me conocen). No era un sobre, sino que una caja. Mi hermano había hablado con los dirigentes de Puente Alto C.D. para que me copiaran los partidos que ellos graban para estudiarlos a DVD. Como el equipo de la Provincia Cordillera había jugado varios partidos de visita no me los tenían, así que tuvo que pasar más de un mes para poder disfrutar de la temporada 2007 de la Dimayor. Fue un verdadero alivio. Estos días están pasando muchas cosas en Santiago en las que yo quería estar y eso me tenía un tanto achacado, pero ver estos partidos fue un verdadero alivio. Primero me ví un VHS de un partido que dieron por UCV entre U de Conce y Ancud. Justo era en la isla, así que llegó Álvaro a sacar la vuelta (el es ancuditano o “comeluche” como se llama peyorativamente a los hinchas de ese equipo) y nos quedamos hablando de básquet un buen rato. Después ordené los dvds y puse el primer partido en orden cronológico. Puente Alto vs Católica. Ver el gimnasio Municipal de Puente Alto me hizo reencontrarme con muchos momentos de felicidad del año pasado. Verlo ese partido me resultaba familiar, perturbadoramente familiar. De repente veo que la cámara hace un paneo y veo un tipo con el pelo corto y un chaleco verde. Era yo. Ese fue el último partido que alcancé a ver de la temporada. Había tenido tarde de mall, me corté el pelo (lo cuál fue muy doloroso, pero se me fue quietando el dolor con el tiempo) y después tomé el metro para Puente. Así que revisé nuevamente los dvds y puse el primer partido en que no estuve. También contra la UC.
Hoy día dieron Rebotes en Fidocs. Era a las 17, pero lo corrieron a las 21. Me arranqué un rato del asado para preguntarle a la Carola como estaban las cosas antes de la función y después llamé para ver como nos había ido. Parece que bien… y yo tan lejos, tan lejos. Al hablar con mi hermano menor Gastón no atinó a darme la información más importante que necesitaba. Estaba este hueón… puta, ¿cómo se llama esté hueón? El dueño de la radio en la teleserie Tic Tac, el novio de Eva Félix, ese hueón estaba viendo tu documental.
De vuelta en el asado esta semana el capitán no tenía invitados, así que se quedó dando jugo con nosotros. Pidió un whiskey y empezó a hablar de su técnica para ganar plata en el casino y como siempre ganaba dos millones, 6 millones que había ido a Las Vegas y con lo que ganó se pagó el hotel y el viaje y que el sabía cuando había que jugar una máquina porque esa daba plata. En un momento de silencio yo abrí mi estúpida bocota y dije: “Capitán, ¿sólo juega tragamonedas?” Se quedó mirándome mientras revolvía con uno de sus cuatro dedos el segundo whiskey de 21 años de la noche. “Me gustaría jugar ruleta, es bonita, pero hay que estudiarla. Hay que saber que números salen más que otros, porque tiene que haber un método para ganar, pero para eso tendría que estudiarlo… ¡Tu! – me dijo. Vamos esta noche al casino, tu me estudias la ruleta y durante el viaje conversamos, la próxima semana me dices que es lo mejor y le juego 500 lucas. Así que vamos y anda anotando los números que salen para ver como hay que jugar y si perdemos… acá hay ocho metros de profundidad”. “Oh my god!” No sabía si reírme o llorar. Esto si que es ridículo. El dueño de la compañía para la que trabajo cree, y no sólo cree, está seguro, que es cosa de estudiar probabilidades para hacerse hueón al casino. Es más, cree que él cada vez que gana en las tragamonedas se está haciendo hueón al casino. Conocí a un ingeniero que había estudiado probabilidades para los juegos y me decía que estudiar los márgenes de ganancia y las probabilidades es muuuuy largo y complejo, pero que está probado que el Casino siempre gana… bueno, eso es obvio y el capitán pretende que yo, que con cueva se leer y escribir, le haga ganar plata. Cuando me hizo la propuesta y yo le pregunté ¿y cómo nos vamos si ganamos? – se quedó callado.
Obviamente partimos para el casino. También calzó a Marcelo, así que fuimos juntos. El capitán y la señora se perdieron en las tragamonedas y nos sentamos frente a una ruleta a anotar los números que salían. Era ridículo, pero había que hacerlo. Después de dos horas de estudio pude establecer que no hay patrones y que la selección de números es completamente aleatoria. Por supuesto que si me pregunta no le puedo dar esa respuesta. Le tendré que inventar, por ejemplo, que si juega entre el 1 y el 12 tienes más posibilidades de ganar… y si va a jugar la próxima semana, más me vale que así sea.

Día 72

Este video estoy motivado. Más que motivado, estoy motivadísimo ya que la comisión que gané con este video irá íntegramente a financiar un carrete… lamentablemente, para mi, un carrete que ocurrirá en Santiago. Como sea, estuve súper activo, tratando de agarrar harta vide natural, respetando el eje de acción, tratando de hacer tomas que me permitieran darle continuidad al asunto. Para mejor, tocó un día súper lindo en que las Torres del Paine se vieron claramente.
Editando entre en conflicto, mientras subía el material me preguntaba ¿por qué me motivó algo de afuera, porque, después de 10 viajes, no soy yo el que se motiva? Luego me puse a pensar ¿para qué es que quiero la plata? Lo cierto es que las razones que tuve cuando acepté la pega ya se me han hecho un tanto difusas. No tengo claro para qué estoy acá. Pienso en armar una productor, pienso en hacer un documental, pienso en irme a vivir solo, pero ¿eso es lo que quiero?, ¿por eso es que estoy sacrificando todas las cosas que están pasando en Santiago? No lo sé… Ciertamente no lo sé.
En la cena el capitán hizo su habitual presentación de la tripulación. Cuando llegó a mi dijo: “Y les presentó al camarógrafo del canal cero, cero, cero Esteban Gómez. ¿Ustedes saben quien era Esteban Gómez (largo silencio)?. Esteban Gómez era el piloto de una de las naves que venía con Hernando de Magallanes, pero luego de pasar el estrecho desertó y volvió a España. Linda, la hueá… tengo nombre de un desertor. Después de la cena tuve que llevarle unas películas al capitán al puente. “¿Así que lo de desertor viene de familia?” Se cagó de la risa – “voy a seguir la tradición y apenas llegué a Puerto Natales me voy a desembarcar”. Se río también, obviamente era una broma. ¿obviamente? Si, obviamente. Creo que entendí porque estoy acá, lo pensé harto en la noche mientras terminaba de editar. La plata es algo colateral y me va a dar oportunidades después, pero lo esencial es sacar mi posgrado en la vida y eso sólo lo conseguiré si aguanto hasta mayo.
Después me puse a ver el partido de Puente contra Católica… ¡que partido! ¡Que partido! Empataron a 65 en el tiempo regular. En el tiempo extra la UC iba ganando, pero Puente metió un par de triples tremendos. Iba ganando por dos y con la posesión de la pelota, pero la perdió quedando 4 segundos. Los cruzados la sacan a Mike Elliot este tira un zapallo que no toca aro, pero le queda al Shaq Díaz a centímetros del aro quien palmotea la pelota sobre la chicharra esta rebota en el aro y caprichosamente no quiere entrar. ¡Puente Alto gana! (ese partido se jugó el 23 de septiembre).

Día 73

Curiosamente el glaciar Amalia estuvo entretenido. Hubo un par de derrumbes y justo fue un bote a sacar hielo para los tragos, lo que dejó perplejo a los gringos. Además, pude agarrar harto audio ambiente, lo que hizo el montaje más entretenido. De hecho, siento que este video está quedando un poco distinto, como que tiene un toque que en algo, quizás evoca ciertas reminiscencias del documental.
En el almuerzo Marcelo se puso a hablar que tiene la idea del próximo verano pedirse unas semanas libres (los otros cargos tienen relevo, yo y mi compañero estamos cagados hasta mayo) en el verano, conseguirse una 4x4 y recorrer la Patagonia durante dos semanas. Una cosa loca, dijo. Mi compañero dijo que hace tiempo que tiene ganas de comprarse una moto. ¿una moto? Mmmm, se me prendió la ampolleta. Con mis ahorros podría hacer una serie documental para la tele. La idea sería la siguiente: con mis ahorros me compro una cámara chica y una moto y recorro Chile hasta que se acabe la plata en la cuenta (ese sería el hilo conductor). En el fondo es para justificar el dármelas de Che Guevara y creo que se puede hacer algo bien entretenido. Hay lugares increíbles a los que podría llegar y muchas aventuras que me esperarían por registrar.
El fomingo me demoré poco en editar. Estaba en la oficina por estar, cuando de repente suena el intercomunicador. Era Marcelo desde el puente: “El capitán necesita hablar contigo”. ¡Conchasumadre! ¿Qué cagá me mandé..? ¡Se viene el callampazo..! Revisé en mi cabeza y no se me ocurrió motivos por los que me podría huevear. Luego reflexioné… ¡Peor! Quiere que le entregue los datos de mi estudio en el casino. Subí al puente pensando en que mentira inventar, cuando llego el capi me pasa un libro y me dice: “Acá está la historia de Esteban Gomes”. Es un texto que narra el viaje de Hernando de Magallanes, cuando leo la parte en cursiva no puede dejar de sorprenderme. “La nao San Antonio no quiso aguardar a la Concepción, pues se proponía huir para volver a España, lo cual hizo su piloto Esteban Gomes por nombre, odiaba sin limies al capitán general, a causa de que, antes que se aparejase nuestra escuadra, había él acudido al emperador en busca que le diese algunas carabelas para descubrir tierras; pero con la aparición del capitán general su majestad no se las dio. La Concepción incapaz de seguirla al partir andaba aguardándola inocentemente de una a otra parte. Ignorando que la San Antonio aprovechando la noche había hecho marcha atrás y recatándose junto a sus compañeros, ganado la boca por desde antes entrara.” Curioso… muy curioso.
En la tarde el Antrim estuvo tranquilo, edité durante la fiesta. Una vez terminado puse Castro versus Puente Alto y llegó gente a verlo. Puente Alto sufrió una vergonzosa derrota en Chiloé. Una vez terminado le seguí dando vueltas a la idea de la moto ¿y qué tal si sigo la Dimayor en moto? Durante la temporada me muevo por el sur y veo los clásicos en Chiloé, Valdivia Osorno y de repente me pego el pique para Conce… no es mala idea, no es para nada mala idea.
Una vez terminada la fiesta tuvimos que hacer una serie de pruebas para conectar el computador al sistema de video, ya que hay demasiados pasajeros para proyectarlo en un solo bar. Me fui a dormir como a las dos de la mañana.

(nota mental: lo de la moto es mala idea)

Día 74

Me desperté y ví que estaba lloviendo. Eso es malo, muy malo. Salí a hacer unas tomas y aparte de los 5 grados un viento frío corría desde el glaciar que helaba los huesos. Como hay tantos pasajeros no alcanzaba a hacer un paseo en bote, por lo que se hicieron dos vueltas. Es decir, en vez de estar 1 hora y media cagado de frío, estuve tres horas. Dejé la parka corporativa y me puse la mía porque es más abrigada y nos fuimos a la aventura. Fuera de tener que limpiar las gotitas, el primer paseo estuvo bien y mis manos todavía estaban de color humano. Al acercarnos al barco el capitán salió del puente y gritó hacia el bote filmador: “¡Desertor!”. Cuando le conté a la Carola de mi asignación al casino el otro día dijo: “¡Que jugoso tu jefe!” y así es no más. Después que me pegara el grito tomé un desprendimiento grandote. Salió el segundo bote, nos quedamos atrás para esperar que pasara frente al barco y después le dije al contra que le pusiera wendy para alcanzarlo. A él no se le ocurre nada mejor que hacerme una bromita. Le pega la acelerada y después lo frena. Trastabillo hacia delante, luego me doy un impulso hacia atrás y cuando ya no puedo mantenerme en pie me tiro con las rodillas adelante y levanto la cámara. Se cagaron de la risa… la bromita, casi me manda al fondo del fiordo Eyre. Entonces se puso a llover aún más fuerte y nos fuimos a esperar un desprendimiento, pero no caía nunca. Estaba 10 minutos grabando y no pasaba nada. Mi compañero me pregunto si me dolían mucho los brazos. “No, con el frío que hace ya los tengo tiesos”. “Y mira como tengo este tieso”. Me cagó.
Después del almuerzo estaba como zombie, me pegué una siesta de 20 minutos, pero a los 13 me desperté de golpe, Había tenido un pesadilla. Estaba en el barco y de repente una pasajera gringa se cae y empieza a vomitar y no hay doctor. Fue perturbador, la realidad me cambio completamente, y ano sueño con Santiago, hace mucho tiempo que no sueño con Santiago.
Al llamar a la cena el capitán dijo que después se iba a mostrar el video de Esteban Gómez, el desertor y en la cena, cuando dijo que lo iban a dar en ambos bares pidió un aplauso para mi. Me lo gané, me lo gané. Después de 74 días me agarró cariño el viejo. Ver mi video proyectado fue un tedio, horrible. Luego le comenté a Pinda que si quieren torturarme me tienen que amarrar como Alex en la Naranja Mecánica y pasarme todos los videos de la temporada uno detrás de otro. Para el trasnoche tocó Ancud vs Puente Alto, otra vez mi equipo fue derrotado.

Día 75

Hoy lo pasé bien grabando, como hace semanas no me ocurría. El día nuevamente estaba lluvioso. Me quedé dormido y me compañero se ducho primero. No quería nada de nada, sólo dormir. Al salir me di cuenta que hacía frío, mucho frío. Sin embargo las tomas empezaron a salir bien. Me di cuenta que el fiordo Calvo también es muy hermoso con lluvia, se le agregan otros factores que no hay cuando está despejado. En un momento cuando pasábamos por la barrera de hielo bajé del puente del rompehielos a la proa. La proa es un triángulo de tres metros por como 4 metros de largo que es de metal, por lo que es bastante resbaloso con lluvia. Me puse a ver los seteos de la cámara en el visor cuando Marcelo le pega de lleno a un hielo. Doy un par de pasos para un lado, pero no tengo agarre, para el otro tampoco. ¡paf! Rodillas al suelo, dos manos sobre la cámara y esta vez si que me dolió la caída (de hecho, ahora tengo tremendo moretón). Es impresionante como he desarrollado el reflejo condicionado de proteger la cámara. Parece que no soy tan mamón como pienso. Cuando me reincorporo miro hacia el puente y veo que está mi compañero, Marcelo, Mario y el jefe de máquinas cagadísimos de la risa. Al rato subo con cara de resignado para que me hueveen y mi compañero me pregunta ¿te pegaste muy fuerte? El resto lo hueveo “te reíste como dos minutos y recién ahora le venís a preguntar como está.” Después fui a grabar a la gente y un grupo de españoles muy jugosos empezó a gritar “¡Ezteban, Ezteban!”.
En la tarde fuimos al glaciar el Brujo. Estuvo bonito, pero los mismos españoles me tenían chato pidiéndome los grabara. “Things you gotta do for money” me dijo mi compañero cuando notó mi cara de apestado. Una vieja española se me acerco y me pregunto “¿me haz cogido con el glaziar de fondo?”. No, claramente no lo había hecho. Tan desesperado no estoy y si lo hubiera hecho lo recordaría como una de las peores pesadillas de mi vida. Igual aplaudieron harto los coños durante la exhibición de la tarde… a ver si es que compran.

Día 76

Son curiosos los caminos de la vida, como las cosas pasan en el momento que lo hacen y no en otro que parece más lógico o que podría estar planeado. No sé si a ustedes, pero mi vida está llena de paradojas. Escribo esto vestido con un terno que prometí nunca usar iluminado por la pantalla del computador. Afuera suena “Sólo se vive una vez” y la gente baila y celebra. No es mi fiesta, la mía está a miles de kilómetros y es la fiesta que esperaba hace un par de años. Sin embargo, estoy tan, pero tan lejos. Se mezcla una alegra y satisfacción profunda con una nostalgia tremenda.
En la mañana hubo un temporal, por lo que no pudimos bajar al glaciar Bernal. Subí a cubierta a hacer unas tomas y bajé a la oficina por la escalera de servició. Alcancé a bajar un escalón, otro escalón y al tercero mis bototos resbalaron y trastabillé. Con la cámara en mano no era opción tomarme de la baranda, así que me eché pa’ atrás y me fui dando botes escala abajo hasta que llegué al piso. El contramaestre y el jefe de máquinas me miraron asustados. ¿estás bien?- preguntaron. No sabía. En el último escalón sentí como que todo dentro de mi se había movido. Al pararme me di cuenta que no había nada roto, pero que iba a tener un tremendo moretón mañana. “Y no soltó la cámara” – comentó uno. “Díganselo al capitán, a ver si me da un bono” – contesté. Caminé un poco y me sentí muy mareado. Me senté un par de minutos y escuché el llamado que el barco zarpaba: ¡a laburar!. Había tremendo viento y lluvia. Era difícil hacer tomas. Llegó un momento en el que no me sentí bien y me fui a sentar: “Si me pasó algo puede que me den unas semanas de licencia y esté en Santiago para Navidad.” – al pensar eso me empecé a sentir mucho mejor. O sea, todavía me duele el tremendo porrazo, pero no creo que sea más que eso.
Hoy era 29. En mi casa siempre comemos ñoquis los 29. Nada más que antes los hacía yo. Justó tocó el día de la comida italiana. Puse el billete debajo del plato y canté para mis adentro: “Oh ñoqui day, oh ñoqui day.” Pensé en la mesa de mi casa, gritándome con mis hermanos, echando la talla y ahora todo es tan distinto, tan distinto.
En la tarde me demoré poco en editar, pude dormir algo con lo que se me pasó el mareo. Al llegar a las islas Focus me entero que ENTEL tiene señal si es que subía a la cubierta. No tenía idea, así que llamé a mi casa y estaban en la mesa comiendo ñoquis. Hoy era la premiación de Fidocs, yo le tenía poca fe porque íbamos peleando contra documentales grosos. Le mandé un mensaje de texto a la Carola para que me contara qué onda. Bajé a la cena, empezó la fiesta y como a las 11 me arranco a cubierta. En eso veo que tengo 5 llamadas perdidas de la Carola . La llamé inmediatamente: “¡Gómez, sacamos premio!” No lo podía creer, el premio especial del jurado que viene a ser como el segundo lugar. La ministra de cultura nos entregó el premio, Cristian Leighton (uno de mis gurúes) nos felicitó. Yo saltaba ante cada arista de la noticia y miraba las tenues luces de Puerto Natales a 25 millas de distancia. “Mira lo que hicimos Carolita…” Le decía mientras derramaba los primeros lagrimones del viaje. Estaba feliz, había conseguido uno de mis sueños, sin embargo, no estaba ahí para disfrutarlo. Bajé a la oficina con una sonrisa inmensa. Me dio lata contarle a mi compañero, ya que no creí que entendiera que significaba para mi. Me vine acá y me puse a escribir. Mañana lo podré compartir con mi gente. Será por Internet, pero es bueno igual.

Día 77 epílogo

Me quedé tomando Chivas Reagal con algunos cabros, ellos hablaban de la vida en el mar. YO los escuchaba con la mente en otra parte. Cuando me fui me huevearon que estaba copeteado. “Es que estoy celebrando”- les dije. Jamás se enteraron por qué.

Epílogo 2

El capitán jamás mencionó nada sobre la ruleta en el viaje.

Thursday, November 23, 2006

Patagonia Blues

9366 millas náuticas
9eno viaje

ver fotos en: http://www.flickr.com/photos/63568587@N00/

Día 64

La llegada de pasajeros fue extremadamente sorpresiva. Estaba esperando que pasaran los cabros que acarreaban maletas para ir al quincho cuando veo una cara conocida. Era un loco de la escuela que está trabajando en el Merculo y lo mandaron a hacer un reportaje acá. “Hace un tiempo jugábamos en la copa del Rey en la cancha de Gómez Millas y nos vinimos a encontrar acá”. Lo otro bueno es que viene una niña que es la relacionadora pública de la empresa y tiene 25. Además viene un tipo de la oficina de Santiago que tiene como mi edad. ¡Al fin gente joven!
En la cena me volaron de la mesa del capitán porque habían muchos periodistas. Me quedé con Marcelo y Jean Luc (otro día contaré porque le dicen Jean Luc). De repente nos ponemos hablar de los turnos y Marcelo me pregunta a que hora me despierto: “A las 7” contesto. “¿y a qué hora quedan desocupados?” “Como a las 12” ¿Tienen tiempo para una siesta?” A veces los domingos. Se puso a sacar cuentas y dio con una cifra lapidaria. “Entonces trabajas como 17 horas…” Wow… nunca lo había visto de esa manera. Bueno no es que trabaje todas esas horas, pero estoy en posición de trabajo. Escribo como media hora y duermo las 6 horas y medias restantes.
Después de la cena me puse a conversar con mi ex – ayudado (jajajaja, otro factor gracioso) y con la niña de relaciones públicas que después de mirarla la encontré bastante bonita (si… es un eufemismos, pero ¡que va! Yo me doy festines de eufemismos, a veces es mejor que enfrentar dos veces las cosas: si ya lo hacemos en la realidad, para que recrearlo del mismo modo con el lenguaje). Después me acordé de una conversación con mi compañero que tiene el lema de que no hay mujeres feas, sino que copetes suaves. El asunto es que me pillé en Natales mirando mina que en ninguna otra circunstancia forzaría mis músculos del cuello para verla. Eso me ha llevado a tener una teoría de equivalencias. Si puede ser comprobada científicamente yo creo que puedo pelear el Nóbel. Una piscola es equivalente a un mes embarcado. Ergo, si a esta chica la encuentro atractiva me parece que es equivalente a dos piscolas… ¡oh Díos mío! Que pasará conmigo en Mayo.

Día 65

Me desperté con ganas hoy. Me pasa una cosa las dos veces que vienen periodistas. Es muy estúpido, se racionalmente que es estúpido pero no puedo evitarlo. Trató de trabajar más y mejor para que piensen que soy bueno. No me preocupo de hacer las tomas bien, sino que estoy pensando en tener que demostrarles que puedo hacer la pega bien. Yo sé que lo hago bien, empero me entrampo en estos juegos mentales. Este viaje tiene dos bonus: el fotógrafo de El Mercurio es seco. Lo ubicaba porque hace fotos deportivas y saca fotos de los más beyer (término que se usa en el barco por la gente joven: equivalente a groso, bacán, excelente), además como viene un ex ayudantado de alguna forma tengo que mostrarle que soy alguien competente en las cosas que le enseñé. De hecho, cuando llegó como a modo de disculpas cuando le expliqué la pega le dije: “no me pidas que aplique el eje de acción”. El asunto es que estaba tan preocupado de parecer alguien bueno que me desconecté completamente de mis sensaciones y no estaba haciendo bien mi pega. Cuando me di cuenta empezó a soplar un viento imposible y no era mucho lo que se podía hacer salvo asegurarse que la cámara no se volará, ya que si dejaba el trípode solo un segundo se lo iba a llevar el viento del Lago Nordenskjöld.
Ahora la sección favorita de los niños: pelando a los pasajeros. Una pareja viene en luna de miel; él es ingeniero, ella es paraguaya. Una española le pidió a ella que le sacara una foto y yo estaba al lado. Ela tomó la cámara y no podía sacar la foto, me acerqué donde estaba la ciudadana del país de Chilavert y le pregunté que le pasaba. “No sé ve nada por el visor, sólo me veo a mi misma, pero al revés”. Me pareció algo muy extraño. Tomé la cámara y le saqué la foto a la española. Luego le dije: “hay que poner el ojo sobre el visor, sino refleja tu imagen”.

Día 66

Me carga el glaciar Amalia. Siempre está lloviendo y no tiene mucha gracia, al final la grabación consiste en mostrar gente y como estamos dentro del barco no se le puede dar mucho contexto, así que nunca sale bueno de ahí. Este viaje vinieron solamente dos gringos y mi compañero hace una charla sobre glaciación los domingos. Las suele hacer dos veces en inglés y español, pero dado que sólo habían dos hablantes de la lengua de Shakespeare me dijo si me podía sentar cerca de ellos e irles traduciendo simultáneamente. Ok, yo nunca he hecho eso, a lo más he traducido después de que otro habla inglés, aparte salvo lo que he aprendido en este viaje se bastante poco de glaciares y glaciación, pero bueno en parte conseguí esta pega vendiendo la pomada que yo hablaba muy bien inglés.
Como el fomingo no hay mucha edición me puse a estudiar los textos y buscar las palabras técnicas que podía necesitar. Cuando llegó la hora me senté con el matrimonio de gringos y comencé… comencé a dar jugo. Es muy difícil traducir inmediatamente, de repente me pillaba hablando y pensaba “hueón, esa palabra que acabas de decir no existe en inglés”. De repente mi compañero se largaba y no podía parar y yo trataba de gesticular para darme a entender. Lost in translation. De todos modos los gringos me agradecieron mucho y dijeron que habían entendido todo. Es probable que hayan entendido, ahora ¿qué diablos entendieron? Eso no lo sé. Después de hablar como 45 minutos quedé con las cuerdas vocales adoloridas. Es lo mismo que me pasaba después de las vacaciones cuando me junto con amigos a contar mis “aventuras” y se produce porque no estoy acostumbrado a hablar tanto rato.
Justo cuando terminaba la charla íbamos llegando al fiordo Antrim. Llovía un poco, pero cuando nos fuimos adentrando en los bosques empezó a salir el sol. Me volví loco tratando de hacer tomas lindas con el sol de las 8 de la tarde. En un momento me paré en la proa, respiré profundo miré a mi alrededor y dije: “en este instante soy feliz”.
Lo curioso de este viaje es que estoy en una mesa con gente joven. De hecho el más viejo es mi compañero (44). Es probablemente la única vez que me pase eso en la temporada. Nos pusimos a hablar de música y mi compañero estaba muy fuera de onda. Bueno, una vez que le toque a él, porque normalmente yo estoy desenchufado entre tantos viejos.

Día 67

Me desperté más temprano que de costumbre para salir a cubierta y poder hacer una toma del glaciar Pío XI completo, ya que fondeamos muy cerca de el, así que solo se ve un trocito. Sin embargo, todo lo que se veía era una densa neblina. Ufff, ese iba a ser un lindo día de grabación. Sin embargo, cuando salimos en el bote empezó a aclarar cuál día de playa tuvimos un día magnifico. Hubo tanto sol que hasta me quemé un poco. Aparte el bote fue muy entretenido, ya el Álvaro fue manejando el bote, iba el camarógrafo fe Costa Rica, mi compañero y Lenny Kravitz (fotógrafo de El Mercurio que se está joteando muy bien a la niña linda. El tipo tiene mucho bla bla, habilidad que todavía no he podido desarrollar). Llegó un momento en que no teníamos nada que hacer, hacía sol así que nos echamos en el bote a disfrutar el glaciar. En la tarde mi compañero me pidió si podía hacer traducción de la charla de etnias nativas. Le dije que bueno ya. Esta vez anduve mejor y pude seguir al paso cuando hablaba, salvo que en un momento hablando de los Onas dice que solían comer ñandúes. ¿Ñandú? ¿cómo chucha se dice Ñandú? Por suerte pude reaccionar rápido y hablé de una avestruz chilena. La lata de las charlas los lunes es que estoy súper apretado con el tiempo para editar, entonces mi única chance para hacerla es volverme un poco antes de Puerto Edén. En todo caso, el día estaba maravilloso, me subí a la cubierta más alta para hacer tomas, pero en realidad lo que quería era disfrutar del día. Había 13 grados en Puerto Edén, pero se sentían como 26. Fue muy agradable el paseito.
En la noche fue la exhibición. Al ver el video lo vi sin chispa, como sin ganas. Me di cuenta que no tenía muchas ganas que y ame daba lata interactuar con la gente y que, en cierta forma, en este viaje lo que estaba haciendo una parte de mi era esperar que pasaran los días para volver a tierra. Pensé que una de mis metas el año pasado era estar en el fidocs. Si bien no es el mejor de los festivales, si es el único que se dedica sólo a los documentales. Era mi fiesta y no iba a poder estar. Eso me gatillo mucha pena, quería que me abrazaran, estar con mi gente… en fin, sentirme querido y saber que eso iba a pasar me echo pa’ abajo. Igual tuve hartos aplausos después de la muestra. Una señora me dijo: Tan tímido que te veía con la cámara que nunca esperé que iba a quedar tan bueno. Si, sigo siendo tan tímido como siempre y aunque esa sea la característica que tengo que más odio no he logrado sacármela de encima. En realidad me bajonié por puras hueás, pero de que me fui a acostar triste, me fui a acostar triste.

Día 68

En la mañana anduve bien cajoneado, haciendo todo de forma mecánica y con la cabeza en otro lado. Lo único que salvó fueron las toninas. Aparecieron muchas e incluso se paseaban entre los hielos. Hoy el Colo jugaba la semifinal de la Copa Sudamericana. Me había hecho la idea de tener que pegarme piques al puente de mando para ver si es que podían llamar a alguien por radio para ir dando el resultado. Con Suazo echábamos tallas que íbamos a ir a la Burbuja (el restaurant donde vamos siempre a ver el partido) a tomarnos un schop. Sin embargo, a eso de la media tarde alguien me dijo que la radio agarraba señal en la cubierta y que el partido era a las nueve y media. Mi cara cambió completamente.
Durante la cena me arranque para ver si el partido había empezado, pero todavía faltaba un poco. Después de comer había que mostrar el video, pero no me dirigí al bar, sino que me fui a la popa donde estaban como 6 personas rodeando una radio. “Este es el nuevo plasma con Direct TV”, decían. Se trataba de una radio Phillips color metálico que al menos tenía 20 años. Como las ondas de radio eran tan débiles no pescaba bajo techo, sino que había que colgarla hacia fuera y mantenerla amarrada con un cabo. Escuchar el relato fue hermoso. Apenas se podía entender, pero ahí estaba informándonos de que pasaba con un partido en un lugar tan, pero tan recóndito. Iban cinco minutos de juego y dentro de la voz apenas inteligible se escucha un “Gol de Colo Colo”. Nos pusimos a saltar en la cubierta y a abrazarnos. 30 segundos después alguien que estaba atento a la radio dijo: “no hueón, lo anularon, Alexis Sánchez estaba off side”. Todo de nuevo. Mi compañero me pregunta a que hora iba a pasar el video: “En el entretiempo, total dura 15 minutos”. Era sólo una broma, fue al bar a ponerle play y quedé lo más atrás posible, como esperando que terminara para poder arrancar. Cuando volví a la popa el Colo ya ganaba uno a cero. Se había puesto a llover y hacía frío y costaba mucho seguir el partido. En cierto modo hacíamos una guardia para esperar el relator gritara gol y ver de que equipo era. Pero al mismo tiempo era maravilloso.
Para el segundo tiempo la recepción empeoró. A medida que navegábamos las tenues ondas aparecían y desaparecían. Quien estaba cerca de la radio movía el dial y movía la antena. Habían tres radios dando el partido las cuales íbamos siguiendo cuando la anterior perdía recepción. En un momento sintonizamos una radio argentina… ¡El partido! Gritábamos para nuestros adentros. Promediando el segundo tiempo sonaba entre el ruido del motor y el viento la voz de Vladimiro Mimica. Dice que han bajado a Matías Fernández y que nos preparemos para escuchar un gol. 25 metros cargado hacia la derecha. Parecido al tiro libre del Coto Sierra contra Camerún en el Mundial. El Mati pone las manos en sus hombros y mira confiado sobre la barrera. El arquero pega un par de saltos que reflejan sus nerviosismo. El árbitro pita, el “Divino toma vuelo y pone una pelota con una comba envenenada sobre la barrera. El arquero se tira hacia el palo derecho y se estira para tratar de sacar la pelota, pero el colocolino le puso mucha fuerza y la pelota rompe las redes. ¡Colo Colo a la final, Colo Colo a la final! Fue un golazo. No tengo idea si fue realmente así, pero ha sido uno de los goles más bonitos que he visto en mi vida. Nos abrazamos en cubierta y me dieron muchas ganas de llorar de emoción. Recordé esa semifinal del 91 contra Boca Juniors cuando toda mi casa se había dormido y yo me mantuve con la tele prendida. El 3 a 1 de Barticciotto cuando estiro su pierna más de lo que la biología lo permite para meterla en el arco de Navarro Montoya. Yo salté de mi cama y también grité “Colo Colo a la final, Colo Colo a la final.” Segundos después escuché el vozarrón de mi padre gritando: “cállate hueón, deja dormir”.
El resto del partido fue un baile. Toluca necesitaba 5 goles para clasificar, así que la gente se fue retirando porque era un trámite, de todos modos yo quería escuchar el final del partido. Así en algún canal perdidísimo en Magallanes un grupo de tripulantes de un crucero nos fuimos a dormir felices.

Día 69

El día fue fome. En realidad no paso nada relevante. En el momento del brindis durante la cena del capitán me acerqué a mi compañero y le dije: “ya van 9 abajo, faltan 21”. A pesar que había gente joven, me dio lata juntarme con ellos durante el bailoteo. En realidad no tenía nada que hacer de pega, pero no tenía ganas de socializar. Not my party. Así que me metí a la barra y me puse a conversar con Mario mientras preparaba copetes. Me contó su vida, en que había trabajado antes y yo lo escuchaba y de repente cuando alguien pedía ron cola, le echaba la Coca Cola. Yo sé que no voy a pasar toda mi vida en esto, por lo que creo que tengo que hacer aprender todo lo que pueda, ya que puede que me estén pagando muy bien, pero los costos de este posgrado en la universidad de la vida también son altos.

Thursday, November 16, 2006

Wish I was there

8614 millas náuticas

8vo viaje

Día 57

Luego de mi día libre (bueno, en rigor no es libre, pero me arranco un tiempo a la civilización) en el que intenté invertir mi dinero en fondos mutuos, pero no se pudo hacer la transferencia porque el sistema estaba caído llegaban los primeros pasajeros al barco. Pero bueno, el fin del asado no era precisamente ese, sino que el capitán estaba de cumpleaños. Invitó a toda la farándula natalina, incluido su alcalde quien también cumplía 76 años el mismo día. Luego de la cena tomaron el micrófono y se mandaron un par de speeches. El alcalde es de lo más curioso un viejito italiano (se nacionalizó como el 60, pero sigue hablando con marcado acento) que tiene un encanto particular, pero también una ignorancia abismante (por ejemplo, sostenía firmemente al ser el dueño su estancia podía prohibir – y de hecho lo hacía- el acceso al mar). Era como una especie de Benny… bueno, otro alcalde peculiar para la colección. Cuando el capitán se puso a conversar con el edil quedamos descolgados de la mesa. Así que le metí conversa al comensal que tenía más cerca: el jefe de los pacos de Puerto Natales. Claramente la conversación no fue muy interesante, pero me parece que en algún momento puede llegar a ser favorable tener a los pacos de parte tuya. Cuando pasaron con los bajativos (que generalmente solo les dan a los invitados y pasajeros) nadie estaba pescando y Mario (el barman) me preguntó si quería. Llevaba una botella de swing (el whiskey más top de Johnnie Walker, tiene 18 años y la botella se balancea) y me sirvió casi hasta arriba el vaso. Rato después volvió y realizó un refill de las mismas proporciones. Volví a mi cabina muy arriba de la pelota.

Día 58

Amaneció con sol y poco viento. Cruzaba los dedos porque se mantuviera igual. Camino a las Torres del Paine el día era esplendoroso. En un momento el bus tomó una curva y ahí estaban, las Torres del Paine en toda su magnitud con un sol importado de la zona central. Es el mejor día que hemos tenido en la temporada; tanto así que en un punto me llegó a dar calor y es la primera vez en estos meses que siento eso. Aparte como no había viento me pude dar un festín de tomas lindas, dignas para Frutos del País o la Tierra en que dormimos. Me pasó que el sol me revitalizó, me sacó del letargo y me dio mucho ánimo para poner la cámara en lugares distintos y componer tipos de planos que estuvieran a la altura del día en que tuvimos.
De vuelta en el barco estamos nuevamente en la mesa del capitán. Esta semana vino una pareja de periodistas españoles. Tienen una vida que me parece digna de imitar. Están casados y trabajan free lance haciendo reportajes de viaje y documentales. Ahora dejaron de hacer documentales porque ella se aburrió de tener que acarrear el trípode (de verdad, eso me dijo). Antes de estar en Chile (llevan como 3 meses) habían estado en China y antes en Afganistán. Empezamos a hablar de audiovisual y me decían que otro motivo para haberlo dejado era lo mal que los trataban los canales de televisión que les daban a entender que les hacían un favor si les pasaban un programa. Me contó de sus últimos documentales que salieron al aire hace cinco años. Era una serie que registraba el viaje por distintas civilizaciones antiguas narrado en primera persona y mostrando la vida en los países por los que viajaban. La mayoría de las grabaciones las hicieron en Egipto y el programa se llamaba “La ruta de los Emperadores”. “¿Te cuento?” – le dije. Te copiaron el formato, acá hicieron un programa igual que se llamó “La ruta de la seda”.

Día 59

Una de las cosas extrañas de mi pega y para la cual hay que tener la cabeza muy centrada es que cada día de la semana es igual. Se ven los mismos lugares, se come lo mismo, el capitán echa las mismas tallas, mi compañero da la misma información y así. Lo extraño es que también el tiempo tienen a ser el mismo cada día de la semana. Los domingos suele haber lluvia un rato en Amalia. Ahí estuvo tranquilo, grabé bien un derrumbe y con eso salvé el paseo. Pude editar rápido y pegarme una siesta de una hora, hacer ejercicio y trabajar en el proyecto de documental que me gustaría hacer cuando vuelva. A las 6:30 llegamos al fiordo Antrim y estaba muy feo, pero no llovía. Cuando salimos en el bote empezó el diluvio. De Santiago me mandaron un pasamontañas y me lo puse más para inaugurarlo que por necesidad. Parecía un terrorista audiovisual y con los pantalones de agua y bototo estaba bien protegido; salvo un pequeño detalles las gotas en el lente de la cámara. Ya me he acostumbrado a estar en un bote mientras el cielo cae sobre mi cabeza, pero todavía me enerva tener que estar cada dos segundos limpiando las gotitas que se le pegan al lente. A la vuelta empezó a llover tanto que el bote de pasajeros dio media vuelta y partió derechito al barco. Dado que el motor del bote filmador está malo, jamás pudimos alcanzarlos.
Durante la cena el capitán dijo haber recibido una señal de alarma de un barco en el golfo de Corcovado. Estas alarmas satelitales pueden ser activadas de modo manual o se activan automáticamente cuando la embarcación se hunde. Después de cena supimos que el barco había zozobrado y los 8 tripulantes habían muerto. Entre ellos uno que navegó en este barco hace algunos años. Ufff… ¡que fuerte! Uno piensa que con todos los sistemas de navegación modernos estas cosas no pasan, pero después de todo seguimos navegando en frágiles cascaritas de metal que flotan en el vasto mar. Cuando vuelva navegaré ese golfo del cuál los marinos ya me han contado varias historias. Pensé en el Domingo pasado cuando varamos y uno cree que todo es muy seguro… pero…. Pero a veces pasan cosas como ésta.

Día 60

En la mañana estuve errático. Hacía mucho frío y eso me tenía un tanto bloqueado. No tomé buenos encuadres de los derrumbes, se me pasaron otros, pero después en el barco salió el sol y eso me prendió la neurona audiovisual. Empecé a editar, me dio mucho sueño así que tomé una siesta de 10 minutos y seguí con el montaje. Terminé rápido y pude tener una sesión de ejercicios antes de llegar a Puerto Edén.
En tierra subí al mirador y me dije: “Puerto Edén se parece a Puerto Oscuro” y el recordar mi práctica hizo que sacara el 120% y empecé a tirar tomas buenísimas. Sentía que estaba en la zona. Movía la cámara y ahí estaban las tomas que quería. Es la priera vez que siento que retraté en algo el espíritu de ese lugar.
De vuelta en el barco mi compañero me dijo que Aaron (uno de los maquinistas) estaba de cumpleaños. Cumplía 20. Después de saludarlo, Marcelo propuso que había que echar a correr el rumor de que la tripulación iba a hacer una colecta para regalarle un noche de relajo al festejado. Cuando le dijeron éste miró con cara de asustado, entonces laidea era seguir la broma. En la cena no me quedó claro que el supuesto regalo fuera a ser broma o realidad, ya que el piloto dijo que para hacerla bien no hay que pasarle a él la plata, sino que acompañarlo, darle las 30 lucas a la señorita más agraciada del lugar, mostrarle el carnet y decirle que le haga una atención especial dado que es su cumpleaños. Mientras la comitiva tiene que esperar en el lugar para fiscalizar que el regalo haya sido disfrutado.
A la hora del postre avisaron que había una torta y champaña para Aaron, así que me arranqué al comedor de tripulantes. Ahí estaba la señora dirigiendo la celebración. Le cantamos cumpleaños feliz y el cabro se emocionó. Fue bonito, me sentí como en una familia lejos de mi familia. Mientras comíamos la torta empezamos a huevearlo con el regalo. “Ya están juntadas las 30 lucas”, dijo alguien. La señora preguntó cual era el fin del dinero. “Llevarlo al cine en Punta Arenas”, dijo otro. “Es para que salga a la night”. “¿la nay? ¿Dónde queda ese local?” preguntó la señora; y después dijo “Acaso quieren llevarlo a un lugar malo?” Un tripulante más viejo le contestó: “Póngase con luca pa’ la colecta y le contamos.”

Día 61

Ya llevo dos meses hueveando acá y ciertamente no es poco tiempo para estar tan lejos. Es extraña la distancia, extraño como me parece que cada día pasa tan rápido, pero que ha habido tantos cambios desde que tomé el avión ese jueves 14 de septiembre. Extraño, también me parecen las cosas que extraño.
En la mañana fuimos al fiordo Calvo. Estaba lloviendo, lo que hacía la situación bastante más compleja. En el momento de servir el whiskey estaba haciendo la tomas pelotudas de los viejos brindando cuando Mario me dice que esta vez no hay whiskey con hielos milenarios porque se acabaron los vasos. Le dije que no importaba, pero si quieres te lo sirvo en vaso de café. Yo me reí porque pensé que era talla, pero al rato me pasó uno de esos universitarios vasos de plumavit para tomar café con un par de hielos de glaciares y lleno de Chivas Reagal. Oh my god! Empecé a tomar y me puse a conversar con mi vecina (retrocedamos. Los doctores son invitados con pareja. Casi siempre vienen con sus esposas, aunque algunas veces con las novias de varios años. El primer día le preguntaron al doc si es que tenían hijos juntos; se miró con su acompañante y se cagaron de la risa. No, somos amigos no más. Desde entonces hablamos de esa persona como “El Maestro”. Después me enteré que ha venido en años anteriores y cada vez trae una “amiga” distinta. Bueno, el asunto es que después de mostrar el video ayer me puse a hablar con ella y me dijo que había estudiado comunicación audiovisual en el Inca Cea. Ahhh, le digo - eso queda a 3 cuadras de mi casa. Yo vivía ahí también. No deja de ser curioso que nos viniéramos a encontrar en el poto del mundo cuando nos podríamos haber encontrado tantas veces). Estábamos de lo mejor y yo veo que nos acercamos a la cascada y me apuro en terminar el trago. Salgo a la cubierta y me doy cuenta que no estoy solo un poco, sino que bastante mareado. Después de todo eran las 10:30 de la mañana y mucho desayuno no había tomado. Aquí cagué – dije. Empecé a tirar unas tomas y sentía todo fuera de foco y movido. Por suerte cuando volví al barco a editar me di cuenta que por algún milagro atribuible a no sé quien las tomas estaban dignas.
Hace un tiempo que el capitán tenía ganas de no ir al Glaciar Brujo, sino que a una playa para hacer una caminata. Lo lógico era ir antes, reconocer terreno y después bajar a los pasajero. Bueno, el asunto es que yo estaba haciendo ejercicio en mi cabina cuando de repente veo que están bajando los botes. Me puse la ropa de trabajo de vuelta y fui a tomar la cámara. Este era mi prueba, así lo sentía. Grabar mejor en un lugar donde voy cada semana no tiene gracia, pero si he mejorado mi nivel haciendo cámara sólo podía ser comprobado haciendo tomas en un lugar completmente nuevo. Este era mi momento. En el desembarco agarré una tonina en medio del encuadre saltando. Fue pura suerte, pero quedó una toma muy bonita. Había algo de sol, pero muchas nubes lo que daba una luz pésima. Al desembarcar nos dimos cuenta que la playa era de piedras y muy resbalosa. Los viejos hacían malabares por no caerse. Yo también y aunque no tenga riesgo de romperme la cadera no tengo ninguna intención de echarme la cámara. Partí haciendo unas tomas entretenidas tratando de anticiparme a la acción. El lugar de la playa es espectacular, esta al lado de un tremendo bosque y atrás se ven caer unos glaciar. A medida caminamos traté de desviarme del camino. Era la primera vez que ahí baja alguien. Salvo quizás algún alacalufe en algún momento. Empecé a imaginar que yo podía ser la primera persona que pisaba en ese lugar y lo encontré fascinante. Al rato entraron unas nubes y se desató el temporal. El delirio del capitán nos estaba complicando a todos. Yo no sé como los viejos no se cayeron. Con lluvia no pude grabar nada decente. Luego en la editora llegué a la siguiente conclusión: con condiciones de tiempo normales estoy haciendo mejor cámara, pero con lluvia todavía me falta mucho.
Hoy, justo a los dos meses, pasaron cosas en mi vida allá en el norte y me dieron muchas ganas de no estar acá. Primero estaba de cumpleaños mi amiga Melissa, segundo daban Rebotes en el Festival de Cine de Viña. Durante la cena me quedé pegado viendo el reloj y cuando dieron las nueve pensé que había empezado la exhibición. Luego vino la muestra de mi video acá al terminar eran las 10:24 pensé que quizás en Viña debería estar terminando.
Volví a la oficina, puse Rebotes y me vi el plano secuencia final. Me dio mucha pena, sentí que no estaba donde debía estar, que no tenía nadie con quien compartir lo que me pasaba. Andaba achacado cuando en eso llegan Pinda y Felipe a la oficina a pedir que viera si había unos dvds de animé se veían bien. Al final nos quedamos conversando media hora y me sentí mucho mejor. Definitivamente me arreglaron el ánimo. Fue bueno sentir eso, sentir que en parte son mi nueva familia.

Día 62

En la mañana bajamos al glaciar Bernal y al poco llegar se puso a nevar. Fue muy entretenido, aparte que la nieve no te jode para grabar como la lluvia, sólo da frío y creo hice unas tomas entretenidas al estilo de Kurosawa. En la tarde edité muy rápido y dejé el dvd haciéndose, me pegue una siesta y al volver a la oficina de acerca Pinda y Óscar y me dicen: “¿supiste lo que pasó?” “¿Qué onda?” un pasajera alérgica al gluten había comido dulces y estaba pa’l gato, así que tuvieron que acelerar el regreso a Puerto Natales. Mi compañero estaba en su cabina y me dijo que el doctor comentó que con lo que había en el barco podía estabilizarla hasta las 8 y el barco iba llegar al muelle a esa hora. Así que le pusieron chala y volvimos. Por suerte a medida que avanzaba el barco fue mejorando, pero en la noche el doc comentó que en un momento pensó que la viejita se le moría ahí. De hecho, tenía preparada una inyección de adrenalina por si le daba un paro caridiaco para revivirla al más puro estilo Pulp Fiction. Por suerte todo salió bien.
Ya llegando a Natales aproveché de llamar a la gente y la primera que llamé fue a la Carola que me recibió con un notición: “Quedamos en Fidocs”. Me puse a saltar en la popa del barco diciendo ¡la hicimos, la hicimos! Pensando que habíamos quedado en el festival que más ganas tenía de quedar. Otra vez en el Hoyts de la Reina. Estaba feliz, muy feliz… hasta que pensé que no tenía a nadie con quien compartirlo y esta felicidad se empezó a teñir con melancolía. Justo en ese momento los tripulantes estaban preparándose para la maniobra de atraque. El Álvaro me preguntó: “¿Qué pasa perrín, te dijeron que vas a ser papá?”.
Después me tuve que enchular para la cena de gala y luego de las palabras del capitán me tomé la champaña y luego pasaron con el vino. “Esta noche voy a celebrar”, me dije. Me sirvieron un Marqués de Casa Concha. Me tomé la copa y luego llegó otro y otro y otro. Mientras me mantenga compuesto, no hay problemas, pero para mis adentros cantaba: “Ohhh, Rebotes va al fidocs, va al fidocs, va al fidocs, Rebotes va al Fidocs”

Página web de los periodistas españoles:

www.ruta-imperios.com

Thursday, November 09, 2006

Periodismo Darwiniano

7592 millas náuticas

Prólogo

Hace algunas semanas el capitán leyó un libro de Darwin (bueno… al menos parte de el, sospecho que sólo el marco teórico) y despotricó contra el naturalista diciendo que era un copión, que no había investigado nada y todas sus ideas las había robado de profesores que habían estudiado antes que él. Desde entonces en el barco hablamos del chanta de Darwin y, progresivamente, eso se ha convertido en un adjetivo; así esta semana se habló del periodismo darviniano.

Prefacio

Cuando me preguntan que estudie solía contestar periodismo, usualmente me contrapreguntaban ¿te titulaste? Y al decir que di me comentaban: “ahhhh, eres periodista” y yo les decía que sólo tenía el título, pero que yo no era periodista, ya que ese oficio no era lo que me definía como persona y bla, bla, bla. Con el pasar de las semanas me dio lata repetir mi información y empecé a decir soy periodista. Bueno, después de pasar una semana con 10 periodistas a bordo volveré a dar la explicación larga.


Día 51 – séptimo viaje

Este viaje tiene la particularidad que han invitado a los canales de televisión. Supongo que para hacer esas notas de verano cuando ya son las 21.20 y no quedan más noticias y para rellenar ponen las destinos para las vacaciones. Pensé que por un lado iba a ser entretenido tener que lidiar con mis “colegas” (bien entre comillas), pero por otra parte iba ser jodido al tener que estar peleando con otras cuatro cámaras por las mismas tomas, pero para mi sorpresa sólo TVN trajo cámara. Sospecho que el resto pretende que yo le pase las imágenes, al menso eso es lo que los periodistas han sondeado. Ocluso el de Mega preguntó si había micrófono para así poder hacer una entrevista al capitán, ya que venía con el loco para acoplarlo al mic.
En la cueva del Milodón mi compañero estaba muy apestado. Los periodistas iban cada uno por su lado y nadie lo pescaba como guía. Le dije que se relajara que así eran los periodistas, está en su idiosincrasia y me acordé de una anécdota de una ayudantía haya por marzo de este año. Era viernes y cerca de las 6:30 de la tarde. Afuera hacía un lindo sol, por lo que me sorprendió tener quórum dado que daban ganas de ir a carretear a los pastos. Yo estaba embalándome cuando por las filas de atrás una alumna levanta la mano y empieza a hacer una acotación. Me fijo que tiene una lata roja en la mano. “Ahhh, está tomando Coca cola” – pensé. Ella siguió hablando y yo sigo escudriñando la lata hasta que me doy cuenta que tenía un borde dorado. Era una lata de Escudo. En todo caso, me dio gusto que tomarse una chela no fuese excusa para tomarse una chela. Bueno, mi compañero no tiene esa actitud.
El viento fue un factor en las Torres del Paine, que esta vez se vieron por un rato. Ufff, mucho, en un momento me pude echar de espalda con los brazos abiertos y el aire me sostenía. Una de las habilidades que he desarrollado en mi periplo magallánico es la capacidad para dormir en los buses. Abrí el libro de Hobsbawn, un par de páginas y volví a abrir los ojos sólo un poco antes de volver a tener señal de celular. El zarpe también costó mucho, ya que el viento hizo muy difícil desamarrar el bote.
Me acuerdo de un comic de Astérix que se inicia con unas viñetas en un campamento romano en donde los legionarios están con la barba crecida, tomando vino y apostando, cuando un centinela llega gritando: “¡El relevo, el relevo!” El centurión nuevo se encontraba espantado ante el relajo moral de las tropas y decía que su objetivo era conquistar la pequeña e invencible aldea gala. La siguiente viñeta dice en la parte superior “dos meses después” y se ve como las tropas adquirieron las mismas costumbres que las que las han venido a relevar. Bueno, en el barco ha pasado un poco lo mismo. Ya nadie está trabajando como lo hacía al principio. Mi compañero es menos amable con la gente, yo estoy automatizando la edición (durante el registro lucho para no hacerlo, pero la tentación es mucha), incluso la cocina ha bajado ostensiblemente la factura de la comida. Que sigue siendo excelente, dado las materias primas con que trabajan. Bueno, resulta que hoy llegó el jefe de Santiago (el tipo que me contrato) y el barco sufrió un pequeño remezón. En cierto modo todos andamos más derechos. Lo bueno es que me trajo mi ropa de trabajo, entre los que se cuentan unos botos muy pulentos y unas camisas polo azul marino. Lo cual es excelente, ya que no puedo usar esas en vez de mis camisas pasteles y verme un tanto menos ñoño. Lo otro bueno de que me trajeran estas cosas es que si invirtieron su resto de plata en mi es poco probable que me echen antes del final de la temporada. Lo otro que fue bueno es que me comentó que había conversado con al tripulación y todos habían hablado bien de mi y que el jefe estaba contento conmigo… ¡excelente saberlo!.
Dado que el capitán está con los periodistas no cabemos en la mesa y nos fuimos a la mesa de oficiales con mi compañero y Marcelo. Ellos nos hueveban: primera vez que hay minas ricas (una periodista y la doctorcita) y los echan de la mesa…

Día 52

Lo que pasó hoy fue increíble. Por favor si alguien tiene contacto con mi señora madre no le comente ni una línea de lo escrito aquí. El día comenzó al llegar al glaciar Amalia, estaba haciendo unas tomas locas cuando “El Gran Hermano” (el sistema de comunicación interno del barco es bastante orweliano) dijo: “Esteban presentarse al puente, Esteban presentarse al puente”. Partí para allá y mi compañero me pasa la cámara de fotos para que haga las fotos a la gente que se venden, ya que el iba a bajar con otra a grabar tomas para los canales. Obviamente me piqué; primero porque yo Queroa hacer esa pega y no oficiarlas de “fotógrafo de bautizo”; segundo porque nunca antes se había bajado en el Amalia. La capa de hielo era densa y el bote de la prensa apenas se movía. En momentos se quedaba pegado. Visto desde cualquier punto de vista era un sinsentido bajar ahí en el bote, pero el capitán quería quebrarse con los periodistas y también yo hubiese preferido estar en el bote que en el barco. Se demoró 20 minutos en recorrer 300 metros. Nosotros seguimos el paseo habitual y al rato el capitán los llamó para que volvieran. La barrera de hielo estaba aún más espesa. Avanzaba algunos metros y se quedaba pegado. Era una vista alucinante: todo blanco y un punto naranjo. Yo tenía cada vez más ganas de ser parte de ese punto. Llegó un momento en que fue evidente que el bote no podía avanzar más, así que el capitán acercó el barco a la orilla para tirarle un cabo y arrastrarlo hacia la popa. Esa operación se hizo sin problemas y los periodistas volvieron a salvo. Sin embargo, el barco no se movía. Miro a los marinos y están corriendo de un lado a otro con cara de urgidos. ¿que pasa? Le pregunto a uno. “Estamos varados”. Varados… varados… ¿entiendo bien el término varado? Metido en la tierra… si, eso era, cual ballena errante en una playa. El capitán acercó mucho el barco a la orilla y quedó atrapado, al igual que Shakelton estábamos en medio del hielo sin poder movernos. “No le digas nada a los pasajeros” fue la orden generalizada.
Yo encontré la situación muy graciosa, o mejor dicho, no me lo creía. ¿cómo podíamos haber varado? Temí que entrara agua al barco, pero por suerte no pasó. Nadie entendía por qué no nos movíamos, pero nadie sospechó la causa. Esto si que es lindo – pensaba un crucero top varado en la Patagonia con periodistas de todos los canales a bordo.
Mientras el barco estaba atrapado y los pasajeros empezaban a preguntar ¿qué onda? empezó a nevar. Ahí empecé a analizar la situación; estábamos a 12 horas de un posible rescate, lo que es para nada dramático, a menos que al bote le hubiera entrado agua y tuviéramos que irnos en las balsas. En ese caso nos cagaríamos de frío. El asunto es que era bastante improbable que muriera y la indemnización habría permitido negociar un sueldo hasta fin de temporada y un pasaje de vuelta a Santiago. Nunca me asusté; al contrario lo veía como una posibilidad.
Se podía sentir como el motor insistía en el marcha atrás, pero no pasaba nada. 45 minutos después nos empezamos a mover. Según me contaron después, salimos sólo a que gracias a Dios, Alá, Buda y el dios hindú con hartos brazos hicieron subir la marea. Sino probablemente todavía estaría en fiordo Asia frente al Glaciar Amalia.

Día 53

Me tienen chatos los periodistas. Me da vergüenza reconocer que soy periodista viendo como trabajan mis colegas de televisión. En la mañana bajamos en el Glaciar Pio XI y en el bote donde usualmente sólo estoy con mi compañero estaba toda la prensa. Aún cuando solo TVN tenía cámara se subieron como 10. Estaba peleando por conseguir una toma limpia cuando todo el resto se sacaba fotos y hueveaba. En eso el tipo del trece sacó un micrófono lo conectó a la cámara de mi compañero y trató de grabar un enlace… uffff, se demoró como 10 tomas y habrán sido como mucho 5 líneas. Me sorprende lo poco que saben de audiovisual y la displicencia que tienen. Asumen que los planos van a estar bien hechos y que está entrando el sonido. De verdad, mis cursos de ayudados están bastante más preparados para hacer notas que estos pelmazos… al menos sospecho que tienen algo de sentido común. Como los tipos iban hueveando e iban en el bote para otro lado, me tiraron en el bote con los pasajeros lo que hizo difícil el asunto, porque además de nuevo tenía que sacar las fotos de bautizo.
Ayer los tipos de Mega me habían preguntado cuando era un buen momento para hacer la entrevista. Le dije que hoy después del paseo porque si el día estaba bonito podíamos hacerlo con el glaciar de fondo. Ellos son una mujer y un viejo, pero rancios, rancios de eso que hablan del periodismo de la escuela antigua y son unos verdaderos darvinianos. Estábamos en el puente y se me acercan y me dicen ¿cuándo podemos hacer la entrevista? Bueno, hablen con el capitán y la hacemos. Se produjo un silencio y me miraban fijo con cara de ¿tenemos que hablar nosotros con él? “Miren, ustedes produzcan la entrevista y me avisan para venir a grabarla yo voy a estar por ahí haciendo tomas.” Ahhh, bueno – contestaron. Shhhh, los hueones barsas, querían poco menos que yo les hiciera la entrevista… que hagan su pega, o al menos algo de su pega. Aunque yo tenía una pregunta muy buena para el capi, pero dado que señoritas leen esta publicación la voy a omitir.
Al llegar el jefe de Santiago todo el sistema se trastocó. Pide que hagamos fotos, que hagamos tomas y eso nos tiene atrasados. Aparte se mete en nuestra oficina a huevear con el laptop. No es que nos diga que hagamos la pega, sino que echa la talla y se pone a ver fotos cuando tratamos de laburar. El ambiente está tenso, quiero que se termine pronto este crucero.
En Puerto Edén mi compañero salió con los periodistas para sacarle cuñas a los kaweskar. Yo de nuevo iba como camarógrafo / fotógrafo de bautizo. Después de un rato me puse a echar la talla con unos cabros chicos que estaban jugando con una perrita. ¿por qué grabas todas las semanas? Me preguntó uno de ellos. Por que me pagan contesté y me dijo “buena respuesta”. Cuando volví en el bote me dio tanta pena, tanta pena haber dicho eso y tanta pena que fuera verdad. Es la primera vez que siento que grabo y hago videos por esa razón. No es que no haya ganado plata antes, pero buscaba otras cosas y el pago era lo secundario. Ahora las otras cosas son las secundarias.
Después de mostrar mi video bajé a la editora a prepararle material de archivo para los canales. Estoy cansado… no quiero más guerra, quiero llegar a tierra pronto. Después los periodistas y la doctora se quedaron haciendo karaoke. Subí un rato después de compilar parte del archivo, ero no tenía ganas de tratar de pasarlo bien o jotearme a alguien. Simplemente me fui a dormir después de un par de canciones. No era mi fiesta.

Día 54

Esta es la primera vez que escribo desde la oficina. Son las 1:05, le estoy pasando el archivo al 13 y a Mega. En la mañana fuimos al Calvo el jefe de Santiago dejó subir a toda la prensa a la proa. Fue una joda grabar dado que estaban preocupados de sacarse fotos y al momento de hacer enlaces se echaban tallas entre ellos… patético. Al final me las arreglé pa’ hacer algo.
La doctora de este viaje es bastante atractiva, voluptuosa. Si bien no es de mi completo gusto no me opondría a que me examinara completamente. De hecho, ayer uno de los camareros tenía mala la rodilla y al llegar ella le dijo: ¿me saco los pantalones?; pero ella dijo “no súbetelos hasta la rodilla no más”. El asunto es que los 2 meses embarcados están causando estragos en la tripulación. Marcelo y mi compañero se dedicaron a analizar los sostenes con los que andaba la doctora durante el karaoke. Marcelo preguntó que enfermedad se podía tener para cuando la doctora lo examinara pegarle unos agarrones locos y culpar a la incapacidad para controlar las extremidades. “Enfermo de caliente” – contestamos casi al unísono.
Después de editar vino la exhibición del video, cuando bajo veo que está mi compañero grabando la entrevista de Mega al capitán. Al rato la cámara que está usando se queda sin batería. Ahí se enteran que estaban grabando en otra cinta a la que me habían pasado. Instalamos la otra cámara y el “periodista” se me acerca y dice “¿se verá bien con esta luz?” a lo que yo apestado le hago el gesto a que miré en la pantalla. Ahhh… parece que no está muy buena la luz, contestaba el periodista jurásico que iluminaba al capitán con una ampolleta. Al final dejó la entrevista para mañana. Arriba fui a conversar con el tipo del 13 para ver que archivo necesitaba, ya que habíamos quedado de verlo en la noche. Me lo encuentro piscola en mano hueveando de lo lindo. Le digo que revisemos el material y me dice: “Me fumo un cigarro y voy”. Yo persiguiéndolo para que haga su pega. Me da vergüenza ser periodista, al menos con estos colegas. Es que no pueden ser tan chantas y, sin embargo, lo son. Los tipos de Mega me habían pedido que les hiciera una grabación nocturna desde el puente de mando. Sin embargo, al subir me di cuenta que navegan completamente oscuro, sin ninguna luz en la cabina, ya que es la forma de poder ver los contornos de los canales y los detalles. Me quedé un buen rato pegado, ya que no se podía grabar, es impresionante como el iris se empieza a acostumbrar y al rato podías ver detalles en el negro. Marcelo tenía turno y para no quedarse dormido tenía puesto sound a todo chancho. Era increíble, los 10 minutos ahí me arreglaron el día.

Día 55

2:12 am. Estoy en la editora. Hace rato que terminé de hacer el DVD, ahora estoy haciéndole la pega a los periodistas que bailan de lo lindo en el comedor. De repente miró por la ventana hacia allá y los veo entero enfiestados. La mañana fue nula porque llovía y no bajamos al glaciar. Deambulé por ahí hasta que me tomo con los de Mega que quieren hacer la entrevista al capitán. Fue horrible, pornográfico… en serio, en mi experiencia audiovisual es la primera vez que grabo un video porno, ya que fue una succionada de pene de 20 minutos. Son tan pasteles los de Mega que uno de las preguntas fue ¿Qué mensaje le da a la juventud? Dios mío, que vergüenza ser periodista. Después vino Chilevisión, fue parecido nada más incisivo. Lo divertido es que al capitán le dio el laguismo y empezó a hablarle a los políticos y apuntarles con el dedo a la cámara. Me costó aguantarme la risa.
El problema de no salir en la mañana es que como el capitán quería cartelearse de todas maneras con la prensa dijo que bajáramos en la mañana. La lluvia no había amainado entonces tuve que pelear contra las gotas en el lente… pero bueno, estaba de lo más bonito. Ahora si que los horarios estaban trastocados, siempre bajamos en la mañana y la tarde me queda libre para editar, hoy eso no era así y, además, me faltaban unos largos renders. En medio de la edición llega el loco del 13 a decirme que quería la entrevista que le había hecho al capitán para ver como sonaba. Para nuestra sorpresa no sonaba. Nada de nada. No entró el audio… increíble, un hueón que se dice profesional que le pasa eso. Así partió a hacer la entrevista de nuevo. Además, pasándole las cintas después me fije que en una entrevista que hizo a un kaweskar tiene el micrófono re lejos del entrevistado y apenas se escucha, pero el conversaba con el micrófono apuntando a cualquier parte con una displicencia pasmosa. Ya con mi compañero estábamos apestadísimos, sólo esperábamos que terminara el crucero.
De ahí a disfrazarme y la cena formal, después a seleccionar el archivo a los canales. Lo divertido es que nadie se preocupó de que material le puse, por lo que hice una discriminación. Al del mega que era el más chanta y el canal que menos me gusta le tire puros planos generales, nada filete. Al 13 le puse unas tomas lindas de Puerto Edén y el resto normal. A Chilevisión no le puse nada especial, pero a TVN, que era donde el tipo más trabajo, le tiré el filete. El día que el fiordo Calvo estaba con sol, además es el noticiario que más se ve. Porque en el momento que más apestado estaba hice la siguiente reflexión: pensé en una persona viendo las noticias apestada del mundo, cargando con sus dramas que de repente ve unas imágenes lindas y por un par de minutos verán suspendidos sus dramas existenciales maravillados por los paisajes. Si yo ayude que eso le pasara a algunas personas, me siento completamente recompensado.

Epílogo

Se supone que la nota del 13 sale el viernes o el lunes, Chilevisión en diciembre.

Friday, November 03, 2006

Mi primer millón

Día 49 - 6860 millas náuticas

"Yo solo quiero pegar en la radio (tele),
Para ganar mi primer millón,
Para comprarte una casa (cámara) grande,
En donde quepa tu corazón"

El día empezó jugando Gran Capital con dólares, lo que no es para nada malo. Sin embargo, después las cosas se pusieron mala onda. Resulta que la semana pasada tuvimos una asamblea de tripulación y se decidió que por cada pasada recortartaramos una luca de propina por tripulante para hacer una fiesta de fin de temporada en Puerto Montt. Además, que hicieramos un fondo para eventuales enfermedades de alguien o si se muere un familiar. Medidas que reflejan el espíritu de la gente arriba del bote. Con personalidades distintas todos son gente super buena. El asunto es que un tripulante del otro barco que va a San Rafael tuvo un accidente y decidimos hacer una colecta para ayudarlo descontando 3 lucas de la propina de este viaje.
El asunto es que no sabía, pero las platas que llegan por ese concepto se le rinden al capitán. Cuando el vio el descuento dijo ¿qué es esto?" Le explicaron, pero él dijo; no, él es del otro banco y yo les dejó que tengan propina para ustedes no para que la anden entregando a otra gente.
Increiblemente la gente encargada de eso agachó la cabeza y le dijo que bueno.
Todo el día hubo muy mala onda en el barco por la despótica actitud del capitán. De verdad fue inexplicable.
En la tarde me arranqué un poco antes para ver las novedades de mi vida en internet, después vino la pichanga que estuvo de lo más entretenida, aunque sigo sin encontrar mi lugar en la cancha. Llegó Alex, quien es el guía que viene con los viejitos gringos a jugar y que estuvo en el segundo viaje. Después nos fuimos a la burbuja a chelear y contaron muchos chistes. Yo ya estaba puesto así que decidí volverme al bote, aun cuando el resto de la gente seguía hacia Los Canallas. No quise. La semana pasada me di cuenta que esta pega me quita el 100% de la energía y si empiezo con un poco de sueño o medio carreteado eso se arrastra por toda la semana. No es como cuando trabajo en un proyecto mío en donde puedo sacar hasta 110%. Como sea, me fui caminando al barco mientras arreglaba el mundo.

Día 50

!!!Me pagaron!!! E inlcuso más de lo que esperaba, por lo que puede que logré antes mi meta, ya que es temporada baja y más al verano los ingresos deberían subir. Jjajajjajja, es muy bueno. Cuando fui al banco por primera vez mi cuenta de ahorro tiene siete dígitos. Había estado cerca en otros momentos de mi vida, pero nunca lo había logrado ahora si. Es trsite, pero el solo hecho que me dieran un sobre lleno de plata (acá pagan al estilo mop, nada de cheques o depositos en cuentas corrientes) me hizo sacar una sonrisa.

Thursday, November 02, 2006

Invierno Eterno

Sexto viaje - 6860 millas náuticas

Día 44

El viernes fue un día para pasar la resaca. Luego de arrancarme a Natales al mediodía (mi política es hacerlo hasta que me hueveen, si sólo se comenta a nivel de rumor que me arranco me da exactamente lo mismo) dormí casi toda la tarde. En el asado no sólo llegaban los pasajeros, sino que un gringo que era el sueño o algo así de la agencia que trae a los viejitos yanquis al crucero. El tipo era muy buena onda. De entrada se puso a conversar con mi compañero y al rato le pregunto: “This is your son, isn’t he?” (es tu hijo, ¿no?). Con lo que no sólo nos cagamos de la risa, sino que hueveamos el resto de la noche. Era bastante divertido porque el capitán no esperaba la traducción y Mark tampoco, así que cada uno conversaba en su idioma.
Después de que se bajaron un par de whiskeys el capitán le dijo al gringo: “vamos al casino” y cuando dice vamos, significa que todos vamos. Me cambié la ropa ñoña y me puse mi chaqueta de jeans y mi boina negra. Al salir Marcelo me dice: “sshhh, media pintita… Ceratti no es nada al lado tuyo”. En el casino perdí toda la plata. Quede sin ni uno. Bueno, tampoco es mucho drama porque andaba con 2 lucas en la billetera. El chico Mark (aunque en realidad no es chico) andaba muy prendido, así que nos dijo que pidiéramos no más. Con el estaba una chica chilena que mi compañero se joteó y una argentina muy linda. Después del copete Mark dijo que el dueño del hotel lo había invitado a su bar. Partimos pa’ allá. Se llama Chill – e. Había escuchado hablar de él. Es una especie de “Clandestino” (local en Bellavista donde terminé después del estreno de Rebotes) Patagónico. La gran gracia de la noche es que habían traído un DJ desde Santiago. Se gastaron no se cuantas lucas en traerlo y es la misma mierda de techno que en todos lados.
Durante el vodka tónica invitado por Mark empezó a contar chistes e historias. Cuando ya estábamos copeteados empezó a hacer las preguntas importantes: “Off the record , how is to work with the captain?” (en off, ¿cómo es trabajar con el capitán?) – le preguntó a mi compañero. Viendo trabajar al gringo me di cuenta como se hacen negocios. El tipo era seco, porque aunque parecía que hueveaba sacó la información que necesitaba. Después de eso lo observé atentamente para aprender de él. Después de todo mi idea es dedicarme a los negocios (negocios audiovisuales, pero negocios al fin). Tipo las 2 estaba pa’l gato. La chica chilena se fue y aproveché el momento para largarme. Mark se quedó conversando con mi compañero y yo llegué al barco donde había una linda luna cuyo reflejo se mojaba en el seno de Última Esperanza.

Día 45

Ayer enchulé mi cabina… bueno, mi parte de la cabina. Las tres cuartas que hay entre mi camarote y el techo. Pegué las fotos que me traje de Santiago. Ahí tengo a mi familia, amigos, fotos de la despedida en el cerro y etc. Se que es muy cliché, pero llegó un punto en el que necesitaba las imágenes, ya que me estaba recordando conceptualmente de las personas, pero no podía recordar exactamente como eran las caras. También puse una foto del desierto al lado de mi computador, así cuando esté apestado de tanto hielo, puedo mirar un paisaje soleado.
Costó despertarse, pero había que hacerlo. El camino para el Paine está lleno de interrupciones, porque lo están pavimentando. Yo tengo una idea de un documental relacionado con eso y cuando nos detuvieron me puse a sacar fotos. De repente me fijo que quien está deteniendo el flujo de vehículos es una mujer, después me fijo que es joven y después que no está nada de mal. Así que echo la talla al chofer y a mi compañero que me enamoré, que me quedó acá. El chofer pega un par de bocinazos y llama a la chica. Ella se acerca a la ventanilla del chofer, éste saca un paquete de galletas y dice: “el joven te manda esto” y le pasa la golosina. Yo me asomo y le digo hola. Justo nos dio la pasada y al avanzar nos quedamos mirando mientras el bus pasaba. Paso por allá todos los sábados… podría ser una linda historia de amor, aunque su guión tendría un reminiscencia a “Peaje Indómito”. En el Paine estuve zombie. Nunca me ha gustado grabar carreteado, ni con sueño y ayer me di cuenta por qué. En la vuelta leí como dos hojas del libro de Hobsbawn que me mandaron y me dormí profundísimamente.
El zarpe fue triste. Me está dando mucha pena partir y desconectarme de mi gente por cinco días. Me eché un rato a mirar las fotos y sentir lo lejos que estaba. Estaba súper achacado. Por segunda vez acá pensé: “Esteban, esta hueá es sin llorar” y partí a la editora. Lo cierto es que estaba chato, al final dije que como el fomingo es tan fome, prefiero trabajar ahí.
En la cena, no sé que pasó, pero con mi compañero y Marcelo estábamos prendidísimos y nos cagamos de la risa todo el rato. La mesa está media fome no sé porque el capitán hace sentar a puros chilenos. Salvo una pareja de venezolanos en luna de miel, hay unos viejos muy rancios que han viajado 8 veces en el crucero, el doctor que es bien cuico y una señora que viene con su hija que es la reina de Puerto Natales. Uno de los cabros me había comentado que venía ella. Me decepcionó bastante, es una cabra chica (tiene 17) bien desabrida y más encima creída. El problema es que si ella es la reina… c el nivel de las minas en Natales es al menos cuestionable (tengo que puro irme al camino).

Día 46

Uff… que domingo más fome. No pasó nada realmente interesante. En la mañana el glaciar Amalia; después no pudimos bajar en Antrim porque llovía, llovía y llovía. Lo bueno es que pude dormir y ponerme al día con el sueño. Mañana habrá grabación en serio, ojalá con buen tiempo.

Día 47

Esta semana he estado desconcentrado. Después del 1er crucero me acordé que durante las grabaciones de Rebotes antes de los partidos me gustaba estar un par de minutos solo sosteniendo la cámara contra el pecho y visualizando que tomas hacer, pensando en cómo reaccionar y repasando los errores de la vez pasada para tratar de prevenirlos. En el crucero empecé a hacer lo mismo, sin embargo, me había olvidado de hacerlo esta semana. Así que después de estar 5 minutos concentrado en mi oficina salí al bote. Igual estaba desenchufado. No estaba sintiendo las tomas. Como en esos partidos en que Fernando González juega mal y tira todas las pelotas largas. Por suerte después agarré un derrumbe grande con lo que salvé el día. Hoy hizo mucho frío. Para peor, justo se me perdió el gorro de polar que estaba usando. Ayer di vuelta todas mis cosas y no estaba. Se que tiene que estar en el bote, simplemente no sé donde y eso me tiene las neuronas prácticamente congeladas. De vuelta en el barco, subí las escaleras para hacer unas tomas desde arriba y me mareé. Pero no mareo de navegación, sino que un sutil desvanecimiento que hizo que s eme moviera el horizonte. Pero vino el almuerzo y decidí comer postre, lo que me prendió.
En la tarde editar, algo de ejercicio y después Puerto Edén. Llovía y hacía un tremendo viento. Estuvo jodido grabar, pero es buena práctica. Además, me encanta Puerto Edén con lluvia, es mucho más dramático. Hice una toma que me encantó. Apoyé la cámara en la pasarela y grabé las espaldas de los turistas caminando. De frente venían dos niños con marcados rasgos kaweskar corriendo hacia la cámara sin que les importara que su pueblo estaba siendo invadido. De vuelta en el barco, mientras esperaba el render vino a la oficina Óscar, uno de los cabros que trabaja de camarero. El ha estado tres temporadas acá y me empezó a contar de las movidas. Una de esas, que me pareció muy interesante son las turbiedades de una localidad llamada Río Turbio en la república Argentina que está a 40 minutos de Puerto Natales. Así que estoy pensando seriamente en hacer un viaje al país vecino.
En este viaje vino una pareja gay que se hospedan en la suite. En la fiesta de anoche mi compañero puso YMCA y el joven pegó un grito y empezó a bailar como mariposa. La pregunta que ronda el barco es ¿quién muerde la almohada?. Uno es italiano, tiene como 40, es periodista y se viste fashion. El otro tendrá 60, es suizo y parece un “viejus peladus cualquierus”. De ahí vino la muestra del video que a pesar de mis desconcentraciones le gustó a la galucha. El italiano dijo: ¡Bravo!

Día 47

Si en algún momento tuve la esperanza que con el advenimiento del verano iba a mejorar el tiempo, esta semana me he visto profundamente decepcionado. El paseo al fiordo Calvo fue rudo. Mucha lluvia y frío. Lo jodido de la lluvia es que tienes solo un par de segundos de toma limpia, ya que rápidamente se le pegan gotas al lente. Terminé con las manos azules y casi me caigo porque la proa del rompehielos es de metal y estaba mojada, lo que sumado a los hielos que golpeábamos hacía que mantenerse en pie fuese difícil. En un momento bajé a donde están los pasajeros y una señora de cómo 55 chilena con el pelo bastante teñido rojo me pregunta como es esto de ver el mundo a través de un lente. Le conté que es cosa de acostumbrarse y entender que uno no mira por los ojos, sino que con el cerebro y que a través de la cámara hay que procurar entregar una imagen digerida. Luego busqué entre mis archivos mp3 “primera clase ayudantía” y puse play. La señora me quedo mirando y me dijo: “nunca nadie me lo había explicado tan bien”. Resulta ser que ella era profesora de estética en la facultad de diseño y arquitectura de la UCV. Fue bacán, me acordé de las clases y de lo mucho que me gustaban. Ojalá que no se olviden de mi en la escuelita y cuando vuelva pueda hacer algo.
Después de almorzar dormí una siesta de 5 minutos y desperté cajoneado, pero con ese bajones de invierno cuando no quieres más días grises. Por suerte para la tarde hubo sol y en el glaciar El Brujo tomé una caída grosa.
Cada vez me convenzo más que la única posibilidad de sobrevivir es riéndose. Por eso en el barco nos hueveamos tupido y parejo. Yo no es sólo el “¿y tu hermana?”, sino que está de moda tomar de la nuca a alguien gesticular que lo acercas a tus partes privadas y decir “te debo 5 lucas”. Mientras editaba mi compañero comentaba lo buena que era una foto que sacó. Estaba buena. Luego siguió que la iba a poner se muestra y que la encontraba requetecontra buena. Así siguió por cinco minutos hablando de su foto. En eso me giro en la silla y le digo: “lo que deberías hacer es imprimir esa foto – me mira seriamente – pegarla en tu camarote y pajearte con ella.” Me cagaste – fue lo que contestó (cuento una en la que salí airoso, porque la mayoría de las veces yo soy el cagado”.
Hoy día Galleta estaba de cumpleaños y pensé recurrentemente que debería estar en Concepción. Es decir, no estar en la pega estaría celebrando en Conce. Mire alrededor y nuevamente me sentí tan lejos de mi vida.
Es perturbador la pretensión del capitán por el control de la vida de las personas en el barco, ya que eso no sólo pasa con la tripulación, sino que con los pasajeros. Resulta que para la cena la gente se había demorado un poco en llegar, yo estaba editando y él entra en la sala y me dice: “¡Para la película!”. Le quedaba un cacho a “Piratas del Caribe”. Yo pienso que si yo la estuviera viendo y me la cortan de una me emputesco. Al capitán le da lo mismo, sólo le importaba que la gente estuviera en el comedor durante la cena.
Durante el desayuno mi compañero estaba comiendo huevos y se le acercó la señora para retarlo porque eso le hacía mal por el colesterol. Mi compañero rumió toda la mañana por el reto. En la cena le dije a Jorge que pasara con el postre, ya que estoy engordando de modo a una velocidad más rápida que los abdominales que pueda hacer. Bueno, llevo ya un par de viajes sin comer postre. Sin embargo, al volver Jorge me trajo una jalea. Eso significa que la señora desde la cocina debe haber dicho algo como: “uyyy, ese niño que nunca quiero postre, a ver llévele una jalea”. Es divertido… me ha pasado varias veces en la vida, no sé porque, ni muy bien que hago pero la gente suele agarrarme cariño. En todo caso me parece muy excelente tenerla a ella de mi lado.

Día 48

El tiempo ha estado ridículo. Me desperté en la mañana para hacer unas tomas. Estaba muy cerrado y había viento. Al llegar a al cubierta me di cuenta que estaban cayendo gotas y tuve que bajar para ponerle el protector a la cámara. Al volver a subir a la cubierta se había puesto a nevar. ¡nevar! 1 de noviembre y estaba nevando. Simplemente increíble. Cuando dejó de hacerlo y el viento amainó, bajamos al glaciar Bernal. De a poco empezó a salir el sol. Ok, una cosa que uno espera que llueva un rato y después salga el sol, eso me parece razonable, pero ¿nieve y sol? Es mucho.
Recordándome que tengo que mantener la intensidad, a pesar de estar un poco apestado subí el cerro más grande para tener una linda panorámica. Arriba había un gringo muy buena onda que me empezó a preguntar por la pega. Le conté que vivía en el barco, que estaba hasta mayo (archivo vidaenbarcoparapasajeros.mp3 ). Me preguntó como llegué a la pega y le dije que había conocido al anterior y que cuando se fue necesitaban a alguien rápido. Me preguntó porque se había ido. Le dije que era una razón muy curiosa, que había decidido entrar a la policía de Investigaciones. El tipo se río también y me dijo: “I guess that alter 8 month here you feel like wanting to shoot somebody”. (“supongo que después de 8 meses acá te dan ganas de dispararle a alguien”).
Edité rápido y me di un festín vendiendo dvd’s (batí mi record). Después vino la fiesta. Cada vez me motiva menos. Cada vez siento que es menos mi fiesta y que una dimensión de mi pega consiste en pararme y poner una sonrisa sin importar lo que pase dentro de mi. De todos modos, me dije que iba a celebrar que me había ido bien y acepté todo el vino que me ofrecieron y como no comí mucho (pelaron rápida la comida más rica) estuve muy arriba de la pelota. En eso, unos cuicos que estaban muy curados tomaron el micrófono y empezaron a pelar el cable. No me pude aguantar la risa, todos estaban muy apestados y no sabían como cortarlos, pero yo me reía y me reía. Después vino la fiesta mientras yo pirateaba dvd’s. Lo peor fue que una vieja quiso comprar un VHS, lo que implica que hay que hacerle una copia que se demora los 50 minutos. La primera falló y empecé a hacer la segunda a las 12:30. La fiesta ya habái terminado, con mi compañero nos acercamos al barman que nos ofreció una mierda (mierda = copete en el barco – da lugar a derivaciones como “ponerle mierda”, “andar enmierdado”, “servirse un poco de guano”, etc.), así que me tomé un Jack Daniela mientras esperaba que el video se copiara. Otro viaja terminado, deben quedar como 21.